![La comunidad china de Valladolid reclama evitar el pánico injustificado al coronavirus](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202002/06/media/cortadas/chinos1-kBvE-U10074048888wIC-624x385@El%20Norte.jpg)
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Claudia carrascal
Viernes, 7 de febrero 2020, 07:07
No hay infectados en Valladolid, tampoco en Castilla y León y tan solo uno en España, pero el pánico por un hipotético contagio del coronavirus ha dejado ya los primeros casos de discriminación hacia la comunidad china. También en la capital vallisoletana, donde una ... joven oriental denunció el pasado sábado que, cuando se encontraba en una tienda del centro de la ciudad, le pidieron que se marchara porque podía contagiar el virus.
La publicación de su caso en Internet se hizo viral y ya suma más de 20.000 interacciones. Con todo, y pese a lo rápido que se propagó lo ocurrido por la Red, la comunidad china que reside en Valladolid lo aísla como una conducta poco habitual. «La gente pregunta por nuestras familias y se preocupan, pero en ningún momento hemos sufrido rechazo», asegura la portavoz del Centro Cultural Chino en Valladolid, Lin Wei, quien incide en que ni ella ni sus conocidos han vivido situaciones parecidas.
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El miedo y la desinformación causadas por las falsas noticias son, a su juicio, responsables de reacciones exageradas como la que padeció la joven china. Reconoce que es normal el temor a un virus que ha ocasionado cientos de muertes, una preocupación que también comparte la población china y que «no puede ser motivo para incentivar el racismo, tan solo para la precaución».
En la misma línea se pronuncia el vicepresidente de la Asociación de Chinos en España, Chen Shengli, que asegura que las situaciones de xenofobia son muy puntuales y las atribuye al desconocimiento, porque «el pueblo español no es así». Hasta que se logre erradicar la epidemia, Shengli reclama «que no se genere pánico ni rechazo hacia unos ciudadanos que no tienen responsabilidad», porque «no es justo que los chinos residentes en España se aíslen».
El ejemplo palpable se encuentra en An Chen, un joven informático que lleva doce años en España. Residente en Valladolid, no ha sufrido actitudes racistas, aunque sí son frecuentes las bromas de compañeros de trabajo y amigos acerca del contagio, que se toma con humor. Desde la distancia, y sobre la forma de abordar la crisis por el Gobierno chino, piensa que se está ocultando información. De hecho, tiene amigos en localidades cercanas a Wuhan y el contexto que transmiten «es bastante más grave que las cifras oficiales». Comercios cerrados, ciudades vigiladas y multas a quienes se atreven a reunirse en espacios públicos son la tónica general. Para ayudar a su familia ha enviado mascarillas, pero tiene dudas de que lleguen porque «las comunicaciones con más de 70 países están cortadas».
En Valladolid hay más de 560 personas de nacionalidad china, según el Padrón Municipal. Entre ellos figura Lei Zhou, dueño del restaurante chino Dong Fang, en funcionamiento desde 1985. La situación que se está viviendo con el coronavirus dice que es similar a la que se experimentó en 2003 con el síndrome respiratorio SARS. Por eso se muestra tranquilo y cree que las repercusiones en su negocio serán mínimas.
Después de pasar varios controles en las estaciones y aeropuertos, el vallisoletano Aitor Jauregui llegó a España el 2 de febrero. Ha regresado por decisión propia, ya que la vida en Tianjin, ciudad en la que residía desde septiembre, estaba bastante paralizada. «La situación era extraña, no se podía hacer nada porque cines, comercios y gran parte de los lugares turísticos, así como la universidad, estaban cerrados, la gente salía con mascarilla y el Gobierno recomendaba quedarse en casa», relata.
Aitor ha estudiado chino durante dos años y decidió trasladarse a esta ciudad próxima a Pekín para aprender el idioma. Estaba a más de 1.000 kilómetros de distancia de Wuhan, epicentro del virus, pero los efectos eran evidentes. No pasó miedo porque en su ciudad, de doce millones de habitantes, tan solo había 34 infectados. Sin embargo, las medidas desplegadas y las precauciones complicaban el día a día: «Ya no había nada que hacer allí y el riesgo de contagio era mayor».
En su opinión, antes de septiembre el coronavirus estará controlado. Hasta entonces cree que hay que evitar un racismo injusto que está proliferando y mantener la calma, porque «Wuhan no es toda China». Aitor reconoce que tiene una cuenta pendiente con el país asiático, que saldará en cuanto el coronavirus permita a sus habitantes volver a la normalidad.
Es cierto que desde finales de enero ha notado un ligero descenso de la actividad, pero «no se puede atribuir directamente al miedo de la población al coronavirus porque enero y febrero suelen ser meses peores». Además, señala que «Valladolid es una ciudad tranquila y la gente, por lo general, no tiene esa psicosis que conduce al rechazo y al racismo».
La misma opinión comparten Dong Dong, responsable de la tienda de reparación de móviles Movixoz, y Susana, encargada en la tienda de regalos Qiyi Ming. Ambas llevan más de una década en España, pero tienen familia en China. Consideran que la gente está lo suficientemente informada como para no entrar en un pánico injustificado que pueda perjudicar a sus negocios.
«El virus solo nos ha afectado porque mi marido iba a viajar a China y ha tenido que cancelar el vuelo», asevera Dong Dong. Susana, por su parte, defiende que ellos viven en España y, por tanto, tienen «las mismas probabilidades de contagio que cualquier español». Los desprecios no son comunes, declara, pero si se producen, «lo mejor es ignorarlos».
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