El edificio que se rehabilitará para acoger once apartamentos turísticos. Rodrigo Jiménez

Una casa palacio de Valladolid se transformará en alojamiento turístico

El edificio en ruinas del número 11 de la calle Juan Mambrilla se rehabilitará para albergar once alojamientos de lujo que abrirán en 2025

Marco Alonso

Valladolid

Martes, 28 de noviembre 2023, 19:34

El Ayuntamiento de Valladolid acaba de conceder la licencia de obras para convertir en apartamientos turísticos una de las casas palacio ubicadas en la calle Juan Mambrilla, la vía más antigua de la ciudad según los documentos que se conservan. El edificio, ahora en ruinas, ... cuenta con dos imponentes fachadas: una de piedra y otra de ladrillo y a él se accede por un gran arco de piedra por el que, a partir de 2025, se adentrarán los turistas que pretendan pasar la noche en uno de los once apartamentos turísticos proyectados en este espacio que rezuma historia por cada rincón.

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Según los datos del catastro, el edificio data del año 1875. La diferencia entre ambas fachadas es evidente y todo hace indicar que esa fecha no se corresponde con la realidad de todo el conjunto, tal y como indica el promotor de estos apartamentos, Jesús Béjar, que no oculta el proceso de rehabilitación será complejo y costoso. «El edificio lleva años en estado de ruina y se han conservado las fachadas, los patios interiores y los forjados de las plantas, que son de madera. Lo que no hay es tabiquería», explica.

El edificio cuenta con una superficie de 677 metros cuadrados repartidos en tres plantas, según indica el catastro, donde se puede ver que el bloque se divide en ocho viviendas, cuatro almacenes y una oficina. No obstante, el interior del inmueble se va a remodelar por completo para adecuar el espacio a la idea de la propiedad. «Queremos hacer apartamentos de una, dos y tres habitaciones, pudiéndose ampliar a cuatro y cinco habitaciones si los clientes eligen la opción de suite», explica Jesús Béjar, quien no oculta que de este edificio han sido rescatados en el pasado elementos cargados de historia. «En el patio había un santo que se donó a patrimonio», indica.

El inmueble fue tímidamente apuntalado a raíz de su declaración de ruina, que fue concedida por Urbanismo el 20 de julio de 2001 a petición de los antiguos propietarios, y en 2015 se tapiaron las ventanas para evitar la okupación del edificio, que recibía visitas esporádicas de indigentes y gamberros. Buena parte del interior tendrá que ser retirado tras años de abandono del inmueble. No obstante, el promotor de los apartamentos turísticos asegura que se conservará todo aquello que se encuentre en condiciones de ser conservado. «Queremos que la gente vea el encanto que tiene el edificio. Por eso vamos a conservar la escalera primitiva, los patios interiores, la fachada, los forjados y el tejado. El edificio es estructuralmente de madera y lo va a seguir siendo porque está protegido. Todas las vigas que estén bien van a seguir en su sitio», apunta.

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El promotor señala que el estado de conservación de la estructura del edificio es buena y que los cambios que precisa para albergar los futuros alojamientos turísticos de lujo no son de calado, pese a que el sótano fue apuntalado antes de su declaración de ruina y los vecinos de los inmuebles colindantes se quejaron en repetidas ocasiones, hace años, de que el bloque desprendía cascotes a diario.

Una vez que arranquen las obras, se efectuará un control arqueológico de los movimientos de tierra que se lleven a cabo, y la idea que tiene la propiedad, que se ha hecho con el inmueble hace dos años, es que las obras puedan comenzar después de Navidad, con la mirada puesta en 2025, año en el que espera que abran estos alojamientos turísticos, si nada se tuerce.

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Estos once apartamentos son sólo un pequeño porcentaje de los numerosas aperturas proyectadas en los próximos años en el centro de la ciudad de este modelo de negocio en auge. Tan demostrado está que esta forma de turismo es rentable que el promotor de esta iniciativa ya ha conseguido un gran éxito con unos alojamientos que abrió hace siete años en la calle Leopoldo Cano, en el edificio del Vinos Merino. «Empezamos con seis apartamentos allí, en el centro y hemos seguido con la misma idea», relata.

Si la ubicación de la calle Leopoldo Cano es buena, la de Juan Mambrilla no lo es menos. Una docena de palacios llegó a albergar esta calle que acogió también la sede del Tribunal de la Inquisición y que en los últimos años no ha sufrido significativos cambios. La de Juan Mambrilla destaca por ser la calle que aparece en el documento más antiguo: «el 1 de mayo de 1095», tal y como refleja el portal del Ayuntamiento sobre cultura y turismo, que toma como referencia a Juan Agapito y Revilla (1867-1944). Su referencia se debe a una carta entregada por el conde Ansúrez y su esposa, la condesa Eylo, a la primera colegiata vallisoletana, la iglesia de Santa María la Mayor. «La calle es antigua, el sitio es céntrico, bonito y el edificio tiene historia», concluye el promotor de estos apartamentos que devolverán a la vida una casa palacio llena de historia que lleva años en ruina.

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