Cáritas destina uno de cada seis euros de su presupuesto a afrontar los problemas de la vivienda en Valladolid
«Cada vez hay más familias que se ven obligadas a mudarse porque les suben el precio del alquiler»
Familias que tienen que cambiar de casa para buscar un alquiler más barato, inquilinos que subarriendan (de forma fraudulenta) habitaciones para pagar la renta ... al propietario, personas con trabajo («que en principio no tendrían que recibir nuestra ayuda») sin los ingresos suficientes para pagar el alquiler. Cáritas ha alertado este lunes, durante la presentación de su memoria de actividades de 2024, de que cada vez tiene que destinar más recursos para curar las heridas que el pago de una vivienda provoca en numerosas economías familiares.
La entidad solidaria asegura que uno de cada seis euros de su presupuesto se marchó el año pasado a financiar programas y proyectos vinculados con la vivienda. En total, cerca de 700.000 euros (sobre los 3.985.850,60 euros de los recursos que en 2024 manejó la organización). Son casi 200.000 euros más que el año anterior, explica Guenther Eduardo Boelhoff, director de Cáritas Valladolid, lo que evidencia un problema cada vez más enquistado en muchos hogares: los ingresos no llegan para pagarse un techo con solvencia.
«Un estudio entre las personas a las que acompañamos dice que el 51% de las familias destinan más del 30% de sus ingresos al pago de la vivienda», explican los técnicos de Cáritas, quienes apuntan que el encarecimiento de los precios del alquiler (el 10,8% entre 2020 y 2023, según el INE; otro 9% más el último año, de acuerdo con los portales inmobiliarios) expulsa de sus pisos a muchas familias. «Tienen que buscar un nuevo hogar más adecuado a sus posibilidades, por lo que se ven obligados a mudarse cada tres años», indica Boelhoff.
Esto, de media, porque en algunos casos la búsqueda de un cobijo más barato se tiene que acelerar, «con todo lo que supone de desarraigo». «Imagina que cada pocos meses tienes que hacer las maletas para marcharte a otra casa, en ocasiones en otro barrio, y cómo eso impacta, por ejemplo, en los niños, que deben cambiar de colegio», aseguran desde Cáritas, quienes apuntan un dato más.
«El 19% de los beneficiarios de estos programas de vivienda son familias numerosas, con tres o más hijos, cuando el peso de este colectivo en la sociedad es mucho menor». Además, el 60% de los dos mil hogares acompañados en el Programa de Acogida y Atención Primaria (con 7.626 beneficiarios) están de alquiler. «Esto demuestra que alquilar es un elemento de riesgo», apuntan desde Cáritas, desde donde subrayan que se está viviendo «una vulneración del derecho a una vivienda digna y adecuada».
«Alquilar es un elemento de riesgo» para las economías familiares, aseguran desde Cáritas
Esa partida de 700.000 euros sirve para financiar ayudas directas al pago del alquiler, de los suministros (como la luz o la calefacción), de los alimentos para llenar la despensa o para intervenir ante situaciones inminentes de desahucio. Cáritas mantiene por un lado un programa con la Junta de Castilla y León y la fundación Amancio Ortega para ayudar a personas en riesgo de exclusión, con el pago de pensiones o habitaciones. Además, junto con la Diputación, también ofrece soluciones en el medio rural. La entidad dispone de ocho viviendas que el año pasado acogieron a 15 familias (51 personas) que, en el momento en el que pudieron ahorrar o reconducir su situación, pudieron alquilar un piso por su cuenta.
Cáritas recuerda que este esfuerzo extra durante los últimos meses se ha llevado a cabo por una mayor precariedad de las economías familiares, que no solo tienen que hacer frente al incremento de precios de la vivienda, sino también de otros gastos, como los derivados de la alimentación. Esto hace que cada vez se den «situaciones de vulnerabilidad más complejas», con personas «afectadas por múltiples carencias, que precisan de procesos de acompañamiento más largos e interdependientes».
El 35% de las personas acompañadas durante 2024 lo fueron en dos o más programas de la entidad. Y esto, asegura, «se produce incluso en hogares donde entra un sueldo. «Los informes de FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) nos dicen que una de cada tres personas en paro está en situación de exclusión social severa y que, aunque han aumentado las tasa de empleo, el 12% de los trabajadores (el dato es del conjunto del país) deben afrontar la pobreza económica». La precariedad laboral y el alza de los precios de la vivienda complican el día a día a muchas familiares.
Cáritas acompañó durante el año pasado a 9.058 personas, que se beneficiarios de alguno de los 115 proyectos y recursos desplegados en la provincia. Esto repercutió no solo en ellas, sino también en sus familias, por lo que la organización calcula que su acción facilitó la vida a 11.526 personas. La mayor partida del gasto (el 28,3%) se destinó al programa de acogida, con cerca de dos mil hogares (de ellos, el 17% unipersonales y el 31% de familias monoparentales).
«Estas dos son realidades en las que los ingresos se ven reducidos, pero no así los gastos que han de afrontar». Hubo además 1.658 personas en el programa de empleo y economía solidaria (de ellas, 302 consiguieron un trabajo gracias a un itinerario personalizado). Y la otra gran partida económica (también vinculada con la vivienda) fue el programa de personas sin hogar, que atendió a 623 personas, «cada vez más mujeres», como destacó José Colinas, delegado episcopal.
La labor desplegada por Cáritas durante 2024 también incluyó programas de infancia, personas mayores, atención a mujeres víctimas de violencia machista o acompañamiento psicológico y emocional. «La carencia más importante, aunque no sea la más visible, es la falta de una red de apoyos», situaciones en las que las personas no cuentan con la solidaridad de sus familiares o vecinos y amigos. «En este sentido, las personas migrantes que llevan mucho tiempo aquí son un ejemplo, ya que ceden sus espacios y su tiempo a sus compatriotas, para ayudarles. Aprendemos mucho de esas redes sociales y familiares que tejen las personas migrantes entre sí», concluyen.
Cáritas contó el año pasado con 3.985.852,60 euros de recursos, de los cuales 1.163.751,21 eran de fuentes públicas y 2.822.101,39, privadas. La organización cuenta con 785 socios, 911 donantes, 466 voluntarios y 71 trabajadores en Valladolid.
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