Valladolid

La capital gana 330 vecinos en la revisión oficial de las cifras de población

¿A qué se debe esta discrepancia en las cifras? La razón está en que se utilizan distintos métodos para contabilizar la población. Por un lado está el censo. Por otro, el padrón. Los datos de este martes corresponden al padrón municipal, un registro administrativo que lleva a cabo cada ayuntamiento (de ellos depende su formación, mantenimiento, revisión y custodia).

Todas las personas residentes tienen la obligación de inscribirse en el padrón del municipio donde viven la mayor parte del año. Los consistorios deben remitir al INE las variaciones mensuales (altas y bajas) que se producen en los padrones de sus municipios y luego el INE hace las comprobaciones pertinentes para revisar posibles errores, que suelen venir dados, en muchos casos, por duplicidades (por ejemplo, que una persona se haya mudado de pueblo y no se haya dado de baja en su anterior localidad).

Una vez efectuada esta revisión, y con un informe favorable del Consejo de Empadronamiento, el INE eleva al Gobierno la propuesta de cifras oficiales de población. El Consejo de Ministros, en su reunión del 5 de diciembre, aprobó este listado, en un trámite publicado el pasado sábado día 23 de diciembre por el Boletín Oficial del Estado y que ahora se hace público. Y estas son las cifras que se utilizan a efectos oficiales, por ejemplo, para recibir ayudas en función del número de vecinos o para fijar el número de concejales que corresponden a cada localidad.

¿Cuáles eran las cifras de este 2023 que se manejaban hasta ahora? El INE había publicado el pasado 13 de diciembre unos datos relacionados con el censo de población. Y no son los mismos. Desde el INE explican que el censo de población tiene carácter estadístico y ofrece «una foto fija de la sociedad en el momento de su realización». Por su parte la finalidad del padrón es «puramente administrativa, para acreditar la residencia en un domicilio». Se trata de dos «fuentes complementarias».

El censo proporciona información sobre muchas más variables (estado civil, actividad económica, condiciones de la vivienda…), pero a cambio el padrón guarda información sobre nombre, apellidos o DNI de las personas para cumplir con ese fin de «registro administrativo». Habitualmente, el censo se confeccionaba cada diez años. Desde este año, el INE publica unos nuevos censos con información actualizada cada año (en el caso de la población) y cada tres o cuatro años en el caso de las viviendas (en lugar de cada diez años, como ocurría hasta ahora). «Estos nuevos censos anuales se elaboran con información recogida en su totalidad a partir de registros administrativos, sin necesidad de encuestar a ningún hogar», explican desde el INE. Pero, aún así, las cifras difieren. No son iguales.

Por ejemplo, hay una pequeña parte de los nacimientos que se incorporan de forma tardía al padrón (y que sí están en el censo a partir de la información del registro civil). En 2021, por ejemplo, hubo unos 22.000 niños en toda España (de cero a un año) que tardaron en inscribirse en el padrón. También está el caso de los mayores, personas de edad muy avanzada que han fallecido y no se han dado de baja del padrón (pero que por los datos de tributarios ya se sabe que han fallecido). Son casos residuales, pero existen.

Y aquí entra además otro concepto: el método de signos de vida y signos de presencia, que se aplica en la población extranjera. «Estos métodos consisten, a partir de un registro de población (el padrón) en evaluar la verosimilitud de residencia de cada persona a partir de su presencia en otros registros, de manera que para cada individuo se decide si se cuenta como residente o no, de forma más precisa que la contabilización administrativa del padrón». Así, hay gente empadronada en una localidad en la que en realidad no vive. Y para aquilatar esto, se cruzan estos datos con los procedentes de la Agencia Tributaria, las tarjetas sanitarias, pensiones o ayudas del estado…

¿Todo esto cómo afecta a Valladolid? El padrón (la cifra oficial desde el punto de vista administrativo) dice que en la capital vivían, a 1 de enero de 2023, un total de 297.459 personas. El censo recogía 297.129. Es una diferencia de 330 personas (tal vez, de aquellos que siguen empadronados aquí pero en realidad viven la mayor parte del año fuera). En el conjunto de la provincia, la situación se revierte, viven más personas (521.333) de las que en realidad están empadronadas (521.071).

En muchos casos, estas cifras no ofrecen variación entre censo y padrón. Es la misma en 73 localidades (como Aldeamayor, Santovenia o Alaejos). La variación es mínima (uno o dos vecinos) en otros 87 pueblos (como Viana, Renedo, Laguna, Zaratán). Así, en el 71% de los municipios hay coincidencia. Pero en otros casos, la variación es significativa. Por ejemplo, la revisión es a la baja no solo en el conjunto de la provincia (-262), sino especialmente en Medina del Campo (-61), Tudela de Duero (-46), Íscar (-41) o Tordesillas (-30). En el lado contrario, el padrón otorga más residentes a Peñafiel (16), Cabezón de Pisuerga (10) y Olmedo (10).

Con respecto al año pasado, la provincia ha ganado 3.096 vecinos, hasta alcanzar los 521.071.

Es el mayor incremento porcentual (0,59%) desde el año 2008, en el inicio de la crisis económica que provocó retrocesos en el padrón, motivado en parte por un descenso en el número de personas llegadas desde el extranjero.