Los operarios rematan el ajardinamiento del parterre cubierto con una tarima de madera de la plaza de Caño Argales. J. Sanz

Valladolid

Caño Argales dice adiós a las flores y estrena un jardín de madera contra perros y pisotones

La enésima intervención en la plaza, que fue remodelada hace cinco años, obedece a la «imposibilidad de mantener el parterre»

J. Sanz

Valladolid

Jueves, 13 de febrero 2025, 06:31

«Nos da un poco de pena perder el jardín y que ahora se asemeje un poco a un tablao flamenco y, sobre todo, que ... no hayan consultado a los vecinos para este intervención», lamenta la presidenta de la asociación de vecinos Caño Argales, Teresa García, en alusión a la reciente intervención, rematada ayer mismo, para cubrir el parterre ajardinado que fue colocado precisamente para aportar 'verde' a la fría plaza del Caño Argales durante su última remodelación hace tan solo cinco años.

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El Ayuntamiento ha decidido cubrir el citado parterre, en el que se plantaban regularmente flores de temporada, habilitado en torno a la zona de juegos infantiles y la bancada estancial del lado de la plaza que mira a la calle Dos de Mayo. Allí han cubierto el jardín de tierra con listones de madera, con los huecos entre los tablones tapados con tiras de césped artificial, para dejar cinco pequeños parterres cuadrados y rectangulares, uno con el nogal existente y los otros cuatro con plantas más resistentes como acebos, lauros y durillos, que plantaron ayer.

«La idea es mantener el verde y el frescor de las plantas en la plaza, pero se ha decidido cubrirlo ante la imposibilidad de mantener el jardín con flores como estaba debido a que eran pisoteadas habitualmente por los perros que soltaban aquí los dueños y en ocasiones por los padres y los pequeños que utilizan los juegos infantiles que están al lado», explican fuentes de la empresa que ha realizado los trabajos antes de incidir en que «era completamente inviable mantener las flores».

Los vecinos recuerdan que llevan cinco meses esperando una respuesta municipal sobre el edificio abandonado

Así que la solución ha pasado por dar la enésima vuelta de tuerca a la imagen de la plaza y habilitar una suerte de jardín de madera en el que, en efecto, sobresalen los arbustos, mucho más resistentes que la antigua 'decoración' floral, plantados en los cinco alcorques abiertos entre el entarimado. No deja de ser una solución contra los daños causados por los perros y los pisotones de los usuarios de la plaza. El césped artificial colocado para cubrir los huecos entre los listones buscan mantener en lo posible esa imagen de verdor de la que carecía la pétrea plaza hasta su remodelación integral hace un lustro.

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Pero lo problemas en cuanto al mantenimiento de los parterres de la plaza no acaben en el espacio ahora remodelado. «En los otros dos alcorques de los árboles de mayor porte situados alrededor llevamos años intentando que agarren las hiedras, pero es imposible por el mismo motivo que en el anterior, los pisotones y los perros, aunque en este caso vamos a renovarlos de nuevo para ver si conseguimos que crezcan», explican los responsables de la intervención.

Plantación de los nuevos arbustos en el parterre de Caño Argales. J. S.
Un operario coloca los remates de cesped artíficial entre los listones de madera. J. S.
El nuevo jardín con tarima de la plaza. J. S.
Parterre en el que volverán a plantarse hiedras. J. S.
Fuente del Caño Argales y quiosco de hojalata (a la derecha) de la plaza. J. S.

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«Hemos buscado esta solución con un pavimento más duro y natural, con los listones de madera y los arbustos, para mantener el jardín en condiciones», reiteran las fuentes consultados.

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La intervención para reformar el parterre y su entorno se ha llevado a cabo a lo largo de la presente semana, en la que su perímetro se ha mantenido acordonado para facilitar el trabajo de los operarios, que ayer concluyeron la reforma. Y la plaza recuperó la normalidad, al menos, en esta parte central del lado de Dos de Mayo.

Edificio abandonado de la esquina de Caño Argales y Panaderos. J. S.

Pero los problemas son más graves al otro lado de la plaza, en el borde que linda con la calle Panaderos. Allí continúa abandonado y mostrando sus primeras pintadas el histórico quiosco hexágonal rehabilitado también hace un lustro. Y allí, justo detrás, se mantiene vallado y en un evidente mal estado de conservación el centenario inmueble, con entrada por el número 3 de Caño Argales, que acogió en su día la histórica tienda de alimentación Heras (entre 1934 y 2015). «Llevamos ya cinco meses (desde noviembre) esperando una solución y una respuesta por parte del concejal de Urbanismo (al que escribieron formalmente sobre esta cuestión) sobre la situación de este edificio», recuerda la portavoz vecinal antes de criticar que «el Ayuntamiento no nos contesta en esto ni hace nada para dar una solución a este inmueble -allí se iniciaron en 2017, y se abandonaron en 2022 sin apenas avances, las obras de remodelación para construir siete viviendas- y tampoco nos consultan la actuación en el jardín».

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Los vecinos del barrio fueron precisamente los que forzaron la intervención llevada a cabo en 2020 para 'humanizar' la fría plaza del Caño Argales, que nació con su anterior configuración en 1985 y que desde entonces desató las críticas de los residentes dirigidas, sobre todo, al firme de granito de Porriño que ocupaba el espacio, origen de numerosos tropiezos y resbalones, y que aún lucen hoy algunas partes de su plaza, eso sí, con numerosos tramos remozados hace cinco años para hacerla más amable.

La remodelación de la plaza, en la que se invirtieron 285.000 euros, se fue haciendo por fascículos a partir de 2019, cuando se demolió el antiguo quiosco de hormigón y la marquesina. Al año siguiente se habilitaron nuevas zonas estanciales con firme antideslizante y 22 bancos, se colocó un espacio de juegos infantiles y se abrieron los actuales parterres (incluido el ahora cubierto con tarima de madera) y alcorques ajardinados. Eso ocurrió en 2020.

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Colocación del parterre ajardinado en la plaza del Caño Argales durante la remodelación de 2020. J. S:

Después, a finales de 2021, se rehabilitó la fuente que da nombre a la plaza (hasta 1985 estaba dedicada a José Luis Mosquera), que recuperó sus cuatro caños bajo la pena de piedra de 1878 y que muestra una chapa como vestigio de su función original como fuente de la que manaba el agua traída por el histórico Viaje de Argales, el sistema hidráulico que surtió a la ciudad (del que aún se conservan algunas de sus arcas al borde de la carreteras de las Arcas Reales) a partir del siglo XVI.

Y en 2023 se rehabilitó y volvió a colocar en su lugar original el quiosco verde de hojalata (fue trasladado allí a mediados del siglo XX procedente de la Plaza Mayor) sin que a día de hoy se haya decidido, como vienen reclamando los vecinos desde entonces, un uso para devolverle a la vida.

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A esta sucesión de intervenciones para cambiar la imagen de la plaza de piedra creada en 1985 se suma ahora (2025) la sustitución del parterre ajardinado en torno a las juegos infantiles por un entarimado del que ya brotan dos acebos, lauros y durillos a prueba de perros y pisotones.

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