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El abandono de la reforma del edificio centenario de Caño Argales obliga a los peatones a pasar por la calzada«Una cosa es que el edificio esté de pena y otra que, además, mantengan cortada la acera desde hace semanas sin hacer absolutamente nada ... ni la propiedad ni el Ayuntamiento», critica Teresa García, portavoz de la asociación de vecinos de Caño Argales, en alusión a la situación que viven los viandantes fruto del estado de evidente abandono de las obras de rehabilitación del centenario edificio situado en la esquina de dicha plaza con la calle Panaderos.
Allí hace meses que nadie «ve obreros» y allí, desde hace, al menos, un mes, se mantiene acordonado y cerrado con vallas (municipales) el paso peatonal habilitado hace dos años para salvar los cimientos de hormigón que ocupan la acera y que soportan la estructura metálica que sujeta la fechada catalogada del inmueble que acogió durante decenios la histórica tienda de Alimentación Heras, hasta su cierre hace nueve años (en 2015) debido precisamente a la situación de ruina del edificio.
Los vecinos piden, al menos, «una intervención municipal para recuperar el paso peatonal en un punto tan transitado como es la unión de Panaderos con Caño Argales». Y lo dicen por el riesgo evidente que supone la presencia de vallas cercenando el paso de viandantes, muchos de los cuales optan, los más, por pasar directamente por la calzada para salvar el tramo cortado o, en ocasiones, por mover las vallas y saltar el doble precinto (de la Policía Local y de los Bomberos) que impide el paso. Lo primero supone un riesgo evidente de atropellos y lo segundo puede implicar un riesgo no menos evidente de caída de cascotes al imprudente de turno dado que el precinto para cortar el paso fue colocado precisamente ante el riesgo de desprendimientos de la descarnada fachada del edificio.
«Es cierto que ponen carteles advirtiendo a los peatones de que pasen por la otra acera, pero también es cierto que en este punto no hay pasos de cebra -los más cercanos están a sesenta metros hacia General Ruiz o a treinta metros hacia Dos de Mayo- y, como somos como somos, pues la mayoría de la gente acaba saliendo a la calzada o pasando entre las vallas», resume la representante vecinal, quien incide en que «urge que adoptan las medidas pertinentes desde el Ayuntamiento para solucionar esta situación por sus medios o requiriendo a la propiedad y que este paso peatonal se recupere cuanto antes».
La asociación de vecinos, en este sentido, ha remitido esta misma semana un escrito al concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, para que requiera a la propiedad -Rentur Renta Urbana SLU- o ejecute directamente «las acciones necesarias en el edificio para reabrir la acera». No han recibido, por ahora, respuesta. Tampoco este periódico al preguntar al Ayuntamiento por la situación del inmueble.
En cuanto al edificio en sí, este fue construido en los albores del siglo XX -su existencia figura en una ficha catastral de 1910- y fue desalojado definitivamente en febrero de 2015, cuando cerró sus puertas, después de 81 años «cortando el bacalao», tal y como reconoció entonces su último propietario, Javier Heras, la histórica tienda de Alimentación Heras. Dos años después (2017) se cubriría su exterior catalogado de andamios y hace dos (2022) se retirarían dichos andamios para colocar dos enormes estabilizadores para sujetar la fachada e iniciar un proyecto de rehabilitación, solicitado por la empresa Rentur Renta Urbana SLU, que comenzó en el mes de marzo de aquel año y que fue abandonado apenas unos meses después. «Allí no hay nadie trabajando desde hace, al menos, un año o más», advierte la representante vecinal.
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El motivo del parón de las obras se desconoce. Ni la empresa ni el Ayuntamiento, en este sentido, han respondido a las preguntas de este periódico sobre la situación de un inmueble que luce desde hace más de dos años su fachada descarnada sujetada por dos enormes estabilizadores metálicos de color rojo soportados por dos grandes bloques de hormigón que cortan, por un lado, la acera de Panaderos y, por su frontal -su portal se encuentra en el número 3 de Caño Argales-, cierran el paso también por una parte de la plaza.
El proyecto de rehabilitación del edificio de tres plantas, iniciado en aquella primavera de 2022, contempla su reconversión en siete viviendas y un local en el bajo y establecía un plazo de ejecución de entre 18 y 24 meses. A día de hoy han pasado ya 32 y el inmueble permanece abandonado, vallado y cerrado a cal y canto sin avances en las obras. ¿Hasta cuándo? Es una incógnita.
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