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Punto en el que el ensanche de la acera y el carril bici ganados en la calle Salud, junto a Rafael Cano, se corta. Esa es la anchura que se ganaría al lecho ferroviario. Alberto Mingueza

La calle Salud, otro proyecto pendiente para ampliar las aceras hacia el norte

La reforma en tres tramos del corredor junto a la vía y el paso de San Isidro supondrá actuar sobre 1,4 kilómetros de trazado

Antonio G. Encinas y Francisco González

Valladolid

Martes, 8 de octubre 2024, 12:11

La calle Salud discurre paralela a la vía del tren, en el lado este -opuesto al centro, desde el apeadero de la Universidad hasta el paseo de San Isidro. 1,82 kilómetros de longitud más otros doscientos, perpendiculares, a la altura de San Isidro y ... hasta el cruce con la calle Cigüeña. Más de dos kilómetros de los que buena parte deberían reformarse dentro del proyecto de integración ferroviaria. Solo se queda fuera, de momento, el tramo entre Andrómeda y el apeadero. Es tan larga que se decidió trocearla en tres fases, y el proyecto para todas ellas ya se encuentra entregado y listo para dar el siguiente paso: licitar las obras y comenzar con el tajo.

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Las 760 páginas del proyecto de urbanización permiten ver que una etapa constructiva que podría acometerse ya, sin más demoras, es la del tramo más alejado, la que se inicia en el paso de la plaza Rafael Cano y desemboca en el de Andrómeda. Lo que está en juego ahí es una gran ampliación de la calle a costa de la traza ferroviaria. Una ganancia que se aprecia con toda nitidez cuando se cruza desde la plaza Rafael Cano y se gira a la izquierda. La acera es ancha y cuenta con un carril bici aledaño a la calzada. A los sesenta metros, sin embargo, se topa con un murete de hormigón y una valla metálica. Y la acera superviviente al lado del muro pasa a tener poco más de 40 centímetros en lugar de los ocho metros que tiene hasta ese punto. El proyecto explica que «las casas están muy cerca del muro ferroviario», por lo que «se retranqueará ese muro en toda la longitud».

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Es el lugar en el que se puede entrever con mayor claridad todo el terreno que se le va a ganar a la traza ferroviaria en la parte norte. Algo similar a lo que se pretende conseguir a lo largo de los siete kilómetros de integración: un trazado peatonal y ciclista bien conectado con los 16 pasos subterráneos que jalonarán todo el recorrido desde Covaresa y Parque Alameda hasta el apeadero universitario.

Otra fase contempla una actuación similar entre el paseo de San Isidro y Rafael Cano. Ahí son 800 metros de obra, la más larga, en una calle en la que el proyecto observa «un vial rodado de anchura excesiva» y aceras «limitadas», sin carril bici, lo que deja «inconexos» los tramos que sí lo tienen. Allí también se retranqueará el muro del ferrocarril en algunos tramos para ganar anchura.

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En San Isidro, hacia la calle Cigüeña, hay otros doscientos metros que también se ejecutarán en una fase distinta. Comprendería además la renovación del alumbrado, de las canalizaciones de abastecimiento y de saneamiento, incluido un nuevo colector. En este caso, a un lado del paso subterráneo se creará un vial de 4 metros de ancho y al otro, de 5,6 metros.

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