El buen tiempo provoca largas colas en las heladerías de Valladolid

Con 22 grados a las seis de la tarde, los vallisoletanos buscaban este Viernes Santo las sombras que ofrecen los árboles y edificios del centro de la ciudad. Algunos metían la mano en la fuente de Zorrilla y varios niños se divertían mojándose en la Acera Recoletos. Pero el plan elegido por muchos de ellos avanzaba el esperado verano y esas ganas se dejaban ver en las largas colas que presentaban las heladerías de Valladolid.

«Hemos elegido un batido y un helado para el niño para merendar porque hace mucho calor y teníamos ganas de refrescarnos así», contaba Karen Nieves. Su hijo, Jostin Bryan, miraba embelesado al heladero de plaza Zorrilla mientras montaba las bolas en el cucurucho. Se le hacía la boca agua y el primer lametón aseguraba haberle sabido «riquísimo». Para ellos, poder disfrutar de un helado en pleno abril es un plan «inmejorable» y la situación invitaba a ello.

El heladero Mario Torío sirve sin descanso desde las tres de la tarde y asegura que la gente está muy animada. «Hoy cerraremos tarde, después de la procesión porque hace muy bueno y no queremos que nadie se quede sin su helado», comentaba mientras no cesaba en su tarea de superponer bolas de diferentes sabores sobre los cucuruchos de barquillo. La cola avanzaba rápida pero en ningún momento dejaba de llegar gente, algo que agradece porque «ya era hora de dar el pistoletazo de salida a la temporada». Acompañada por sus dos hijos Adolfo y Lidia, Beatriz Fernández explicaba que el helado «es un anticipo de la merienda y de las tapas de después de la procesión». Para ellos no es el primer helado de la temporada porque «en casa alguno que otro hemos comido», contaba el pequeño Adolfo mientras disfrutaba del suyo.

Entre el puesto de Mario, en plaza Zorrilla, y la heladería Regma, situada en el número 1 de la calle Santiago, las manos de muchos vallisoletanos chorreaban gotas de helado mientras intentaban que no se les deshiciese durante el paseo. En esta transitada calle, Felisa Cuenca disfrutaba del postre tras una comida con su amiga. Para ambas este era su primer helado del año y aseguraban no tener problema en tener que comerlo por la calle ante la imposibilidad de encontrar un sitio donde sentarse. Ya en Regma, la cola alcanzaba el cruce con Constitución y los dos empleados no paraban de servir helados. Allí, Javier de la Parte disfrutaba ya de su preciado dulce y aseguraba haberlo elegido de jaspeado escocés porque ha vivido muchos años en Santander, lugar de procedencia de la cadena. «Son los mejores helados con diferencia. Nosotros hemos venido de Palencia a ver la procesión general y al ver Regma he sentido la obligación de comerme un helado. Además, el tiempo acompaña», explicaba.

Pero si hay una heladería típica y conocida por todos los vallisoletanos esa es Iborra. Sus turrones no faltan en las casas en navidades y ahora es época de helados, algo que quedaba demostrado con la larga cola formada en el exterior. Su actual propietario, Antonio Iborra, contaba que «la gente tenía muchas ganas de salir y de volver a disfrutar de los helados». La tienda lleva abierta desde las diez de la mañana y tras la procesión echa el cierre, pero la cola no deja de alargarse. Mañana, las temperaturas se prevén similares a las de esta jornada de Viernes Santo y los diferentes heladeros confían en que se repitan las colas y la gente pueda disfrutar de los primeros helados de la temporada.

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