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«La hora del vermú es mi favorita, sobre todo los fines de semana. Quedar con los amigos de tapas me flipa», reconoce David Galán, más conocido como Redry en redes sociales. Este escritor vallisoletano ha publicado ya cinco libros y atesora la friolera de 423.000 seguidores en Instagram. Desde que comenzó dejando pequeñas notas en los autobuses hasta ahora se ha convertido gradualmente en un personaje reconocido y querido en la ciudad. Por eso, no es extraño que mientras se encuentra en uno de sus locales favoritos alguien le reconozca y se acerque. «Da vértigo, pero es muy bonito que te saluden y te agradezcan tu trabajo», confiesa con tono humile, ya que se considera «una persona normal que hace su vida con sus amigos en Valladolid».
Son muchos los bares que le gustan para desayunar y empezar el día, aunque eso sí, con un tazón de leche con cacao en vez de café. Entre todos destaca El Murmullo. «Puedes ir a desayunar, a tapear, e incluso de copas por la noche», asegura. También el Zascandil, y locales de la zona de la Catedral como El Minuto, El Cafetín, El Morgan.... sitios camaleónicos donde puede pedir un cruasán a primera hora o tomar algo por la tarde y por la noche. Aunque reconoce que si puede elegirlo, su desayuno favorito es el zumo de naranja con jamón recién cortado. En su lista echa mucho en falta el desaparecido Penicilino, toda una insignia de la hostelería de la ciudad que cerró hace algo más de tres años.
En cuanto a los pinchos, David tiene claro dónde encuentra el mejor de Valladolid. «Mi favorito es el 'Miguelito' del bar El Sarmiento, aunque me gustan todos los que sirven. En invierno me lo pido con un poco de caldo». También suele pinchar en La tasquita o en La Cárcava, donde le gustan sus famosas tostas pero más aún la cruceta ibérica. Pero si tuviera que elegir una «tapa imprescindible», sin duda serían las patatas. Le encantan las bravas de La Bodeguilla y de Casa Tino. No en vano la tortilla de patata es su plato favorito. «La cocino cada diez días aproximadamente, la voy perfeccionando aunque no llego al nivel de mi madre. Me gusta tanto su tortilla que le pido que me la prepare en mi cumpleaños», recalca.
Aunque le gusta más ir de pinchos que sentarse a comer, como restaurantes detaca Costa del Piñón, en el barrio de La Victoria, y el Gastrobar Pasión, donde sirven «unos chipirones que están tremendos». También elige de vez en cuando el Niza para probar sus platos, ya que es espectaular y todos son muy majos», así como la crepería Eh Voilà!
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Otra zona que conoce muy bien es Parque Alameda, donde creció. Allí suele acudir al Miel y Mostaza y al In situ, donde «siempre ponen tapa». Y como ocio nocturno, le gusta pasarse por El rincón del deseo o el Tacuba. David disfruta de una buena caña, sobre todo en verano, y una copa de vino Ribera de Duero o Rueda. «Me gusta más el tinto pero no le hago ascos al blanco».
Reconoce que alguna vez se ha inspirado para sus libros al estar sentado solo en una terraza y ver pasar la gente, aunque le suelen llegar más ideas paseando, especialmente por la calle Regalado (uno de sus rincones favoritos de la ciudad por sus vistas a la catedral), o sentado junto a la ventana o en el escritorio de su casa. David va a centrarse todo este año en escribir para publicar de nuevo en 2025, aunque seguirá sacando ratos para disfrutar de todos estos manjares y de la sagrada hora del vermú.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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