Valladolid

«En las bandas latinas es fácil entrar, pero casi imposible salir»

Así que sin desvelar ninguna pesquisa policial de las intervenciones, valoró la situación y la complejidad para dejar varios mensajes con destinatarios jóvenes y padres de Valladolid. «En las bandas latinas es fácil entrar, pero es casi imposible salir», repitió en más de una ocasión durante una conferencia de más de una hora. Todo ello porque en ese engranaje, en el que impera la identidad de pertenencia, es relevante capar el problema antes de la captación. «Tenemos dos vidas: la real y la virtual. No regaléis vuestra vida en las redes sociales. Esos grupos hacen seguimientos de dónde se estudia, de dónde se va de fiesta... Que nadie piense que esto es una situación de determinados grupos sociales o gente de un menor poder adquisitivo, puede afectar a todos», agrega Iglesia.

Por eso incide en que la solución «no es solo policial». «Es institucional, judicial y educativa», apunta ante el «alarmante» incremento de agresiones con armas blancas en la capital vallisoletana, algunas de ellas con machetes con unas dimensiones de 60 centímetros. Porque dentro de esos grupos asentados en la capital, muchos de ellos están formados por menores (incluso por debajo de los 14 años que son inimputables). «Los líderes (primeras) saben de eso para que actúen», prosigue antes de describir a las dos bandas latinas que imperan en las calles de Valladolid.

Trinitarios y Dominican Don't Play (DDP) han protagonizado en los últimos años decenas de incidentes en el que las armas blancas han estado siempre presentes. Agresiones, peleas y venganzas encuadradas en las dos bandas. «Hasta los propios investigados saben que son seguidos por la Policía», refleja el agente de la Policía Nacional, quien revela que para acceder a estos grupos pagan cuotas inicialmente pequeñas para financiarse posteriormente con robos de patinetes, drogas y hasta pueden estar detrás de ciberestafas.

Estos buscan hacerse con territorios ficticios y conquistas en la capital con sedes o enclaves que consideran suyos. Ya sea la plaza de Millán Santos, la plaza de Encuentro de los Pueblos o el parque Ribera de Castilla, junto a los campos de fútbol. De hecho no esconden al grabar videoclips musicales en estos lugares, pruebas y evidencias que la Policía luego investiga, tanto las letras de las canciones como a los autores.

De origen las dos bandas dominicano, su presencia en España llegó en los primeros años del siglo XXI. Por un lado los Trinitarios, y su constatación con detenidos en el centro penitenciario de Alcalá Meco. Por su parte, los Dominican Don't Play surgían de escisiones de otros grupos. Con sus primeros pasos, los tentáculos se han ido extendiendo por otros puntos de la geografía nacional y han llegado hasta Valladolid. Es el caso de uno de los líderes de los DDP (los fundadores en la provincia son dos hermanos), en la cárcel de Villanubla por la reyerta a machetazos del lunes de Carnaval en los accesos al río desde la plaza de Tenerías. Dos jóvenes de origen marroquí resultaron heridos de gravedad. El detenido, precisamente, se había asentado en Valladolid después de que su padre le trajera desde Madrid para que se alejara de los DDP. No lo consiguió.

La conexión Valladolid-Madrid, a pesar de todo, ha seguido muy presente en los últimos meses. De hecho, un joven perteneciente al coro de Valladolid fue detenido por apuñalar a otra persona en San Sebastián de los Reyes este pasado mes de mayo. Esa relación con la capital de España de los DDP siempre ha preocupado a la Policía Nacional. En Madrid, los territorios están más marcados y las agresiones y asesinatos se producen con más asiduidad.

Con un lenguaje y vestimenta propia a la banda latina perteneciente, Trinitarios y DDP se encuentran en territorio vallisoletano. «Nunca van a reconocer públicamente que pertenecen a una banda latina», relata el jefe de la Brigada de Información, quien destaca también el papel de la mujer dentro de estos grupos violentos. «Nunca son reconocidas como integrantes de la banda. Se las utiliza para labores de espionaje del otro grupo o como objeto sexual. Se les dice que vayan a mantener relaciones sexuales con alguien de la otra banda para obtener información», prosigue.