![El criminólogo y profesor de Criminología de la UEMC Antonio Cela.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/09/24/antonio-cela--758x531.jpg)
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Años de experiencia como criminólogo y profesor de Criminología en la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) le avalan para hacer una radiografía de ese repunte de violencia escenificado en peleas como la que se vivió este fin de semana en la calle Pasión de la capital vallisoletana ... . Antonio Cela manda un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía, aunque advierte de que lo que más le preocupa es «la normalización de las conductas violentas y la exhibición de una manera bastante obscena de comportamientos violentos»
-¿Cuál es la realidad de las peleas en Valladolid?
-Considero que hay que ponerlo un poco en contexto del conjunto de fenómenos criminales que ocurren en Valladolid y a nivel nacional. La criminalidad en España es prácticamente una constante de unos 2 millones aproximadamente de infracciones penales, entre las cuales las agresiones, riñas tumultuarias y las peleas de diferente naturaleza forman un guarismo bastante constante y fijo. ¿Qué es lo que ocurre? Que en ocasiones salta un vídeo o una imagen que expone con crudeza una agresión y eso parece indicar que hay un nivel de agresividad, de violencia y de contexto más problemático del que realmente es.
-¿Entonces el mayor problema son las redes sociales?
-El boom de las redes sociales lo que hace es amplificar la realidad en muchas ocasiones cuando realmente los números y las estadísticas ofrecen una realidad bien distinta. Lo que hay que hacer es analizar cuáles son los factores por los cuales se producen determinados fenómenos violentos, entre los cuales están las agresiones, las riñas, la aparición de bandas organizadas, grupos vinculados a determinadas filosofías de vida, delincuencia expresiva… Porque la delincuencia expresiva forma parte de una forma de violencia en la que el que la ejerce lo que pretende es reivindicar su condición de A, B o C y lo que ocurre es que las redes sociales lo que hacen es generar un fenómeno pantalla, amplificando ese tipo de realidades.
-Las cifras dicen que este tipo de peleas han crecido un 15% en el primer trimestre de este año...
-Las cifras son bastante elocuentes. Crece un 15%. Habría que ver cuáles son los factores, si es que los hay. Habría que hacer un análisis mucho más frío, muchísimo más científico de cuáles son los factores por los cuales ha crecido esa forma de delincuencia. Pero yo no le añadiría un tono alarmista, porque ni las cifras son tan elevadas ni las manifestaciones tan violentas explícitamente. En resumen, la idea de que es un fenómeno al alza o en aumento, pues a día de hoy no podemos cuantificarlo o podemos certificarlo de esa manera.
Sucesos en Valladolid
-¿Tenemos menos paciencia?
-Creo que hay menos paciencia. Yo creo que la respuesta forma parte de la forma de vida de muchas personas. Pero es en el día a día, es en la cotidianidad en lo que la gente tiene menos autocontrol. Y lo que yo insisto muchísimo es que si eso se evidencia en las redes sociales a través de vídeos y se se extrae una conclusión de un fragmento de una escena sin analizar el conjunto de lo que de lo que sucede en el momento, pues realmente da una impresión bastante sesgada y bastante inexacta de la realidad.
-¿Es lo que ha pasado este fin de semana?
-Evidentemente es una agresión, es un acto de violencia que está investigado, que seguramente estará esclarecido casi al 100% tanto en el ámbito policial como en el judicial. Y eso es una realidad. De hecho, en Valladolid hemos tenido episodios de violencia durante muchísimos años vinculados a grupos de ideología absolutamente antagónica que han sido erradicados a través de la labor policial y de la acción de la justicia. Son picos y valles que realmente forman parte de la evolución de la vida y es algo absolutamente reprobable, pero que lamentablemente forma parte de nuestra cotidianidad. Estamos en una especie de diente de sierra. A veces hay momentos en los que se sube el pico y tenemos ese 15%, en el que se observa ese repunte de violencia en la calle y otros momentos en los que hay un descenso en el que parece que todo es paz y armonía y buen rollo. Los factores que precipitan determinados comportamientos violentos son los que nos van a dar la clave para poder erradicarlos: la noche, el consumo de alcohol, el consumo de drogas, la desinhibición de las personas en determinados contextos. Y sobre todo hay algo que a mí es lo que más me preocupa como criminólogo y es la normalización de las conductas violentas y la exhibición de una manera bastante obscena de comportamientos violentos: agresiones a mendigos, agresiones a personas vulnerables, a personas que están en una situación de especial desamparo…
-¿Este último repunte tiene que ver con las bandas latinas en Valladolid?
-El incremento de bandas latinas, sobre todo, está asentado en determinadas áreas urbanas que no son precisamente Valladolid. Puede tener repuntes de actividad de bandas latinas que está perfectamente identificado y controlado por las unidades especializadas de la Policía Nacional. El trabajo que se ha hecho y se está haciendo es absolutamente exitoso. Es cierto que esa realidad evidencia esa forma de comportamiento violento. La sensación de pertenencia o de identidad a determinado grupo a través del ejercicio de la violencia es lo que da gasolina y alimento a este tipo de grupos. Hay que erradicar ese tipo de motivaciones.
-¿Qué mensaje se le puede mandar a la ciudadanía?
-Valladolid es una ciudad segura que obviamente no puede evitar que en determinados momentos haya una pelea o una agresión. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones, cuando hay una evidencia tan palpable del ejercicio de la violencia con esos vídeos y esas escenas tan bruscas, se da la sensación de que hay muchísimo más detrás de lo que realmente es. Hay que transmitir a la sociedad ese mensaje de tranquilidad que creo que es lo que merece la pena en este caso y en otros muchos, como pueda ser violencia de género o violencia en el ámbito escolar. Todo hay que analizarlo de una forma más fría, sosegada, templada y con un mensaje bastante más positivo del que se transmite en muchas ocasiones.
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