Valladolid

El Banco de Alimentos garantiza sus fondos hasta septiembre, pero necesita ayuda para llegar a fin de año

«Estos 125.000 euros nos dan una tranquilidad muy grande para afrontar el verano, ya que es una fecha en la que, tradicionalmente, bajan las aportaciones», reconoce Jesús Mediavilla, presidente del Banco de Alimentos en Valladolid. El dinero recaudado (con aportaciones en caja junto a los tiques de compra), servirá para que la ONG adquiera aquellos víveres que necesite en función de su 'stock' y de las necesidades de las 12.961 personas atendidas durante 2023. De entrada, parte de ese dinero servirá para adquirir leche y legumbres. Y es una inyección importante, ya que el dinero obtenido en estos nueve días supone, aproximadamente, el 13% del total anual.

«Lo que más nos preocupa es que los precios de los alimentos básicos, aunque dicen que se han moderado, todavía están muy altos. Los productos se han encarecido mucho en los últimos meses. Es verdad que algunos han bajado un poco, como el aceite de oliva, pero, aún así, es mucho dinero», evidencia Mediavilla, quien comprueba cómo con el mismo dinero, se pueden conseguir menos productos. Para ello, el Banco de Alimentos negocia con empresas agroalimentarias y llega a acuerdos con cadenas de distribución que les ofrecen precios especiales.

Pero, aunque la misión se ha cumplido, advierten de que la situación es todavía complicada. Especialmente porque, a partir de este año, los Bancos de Alimentos dejan de percibir parte de las aportaciones que llegaban de Europa y que en Valladolid, la campaña pasada, se tradujeron en 228.511 kilos de alimentos (vinculados al FEAD, fondo europeo de ayuda a los más desfavorecidos). Desde este 2024, las ayudas europeas se tramitarán a través de unas tarjetas monedero (gestionadas por Cruz Roja), para familias en riesgo de exclusión con menores a su cargo, que todavía no se han puesto en marcha. Para compensar esta pérdida de fondos, explican desde el Banco de Alimentos, han lanzado llamamientos a la «solidaridad» de empresas y particulares que puedan contribuir con sus aportaciones económicas.

Precisamente este miércoles, Cruz Roja ha presentado un informe que alerta de cómo la «inseguridad alimentaria» se agrava en España. El 70% de las personas atendidas por esta entidad (en toda España) aseguran que están preocupadas por no poder alimentar adecuadamente a sus familias. En casi todos los casos, son hogares sin empleo o con trabajos precarios, que arrastran dificultades desde la crisis de 2008 (y después, la pandemia y la guerra de Ucrania) y que sufren la escalada de precios de los últimos meses (la cesta de la compra se encareció el 15,7% en un año). Cruz Roja calcula que el 13,3% de la población española sufre esta «inseguridad alimentaria». ¿En qué se traduce? El 80,5% de los atendidos dicen que priorizan «los alimentos más baratos y saciantes, aunque menos nutritivos». Y esto impacta en la salud, con más enfermedades vinculadas con los malos hábitos alimentarios (obesidad, diabetes, colesterol, alto, hipertensión…). El informe de Cruz Roja concluye además que solo una de cada tres familias preparan alimentos frescos, mientras que en estos hogares hay un alto consumo de embutidos y fiambres (76,5%), dulces (66%) y refrescos azucarados (52,9%), y solo el 49,5% de los hogares consume frutas y el 42,6% verduras y hortalizas a diario.

Mediavilla destaca que uno de los objetivos del Banco de Alimentos es, precisamente, ofrecer una ruta variada a sus beneficiarios. Para ello, cuentan con un listado de 80 productos (29 de ellos, básicos), que cuentan con un coeficiente de reparto en función del número de miembros en cada hogar.

Además, la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión (EAPN) ha presentado esta semana su informe anual, en el que certifica que los alquileres y el coste de la vida (incremento de precios de alimentos, especialmente) han agravado las cifras de pobreza y exclusión social en España. En los indicadores vinculados directamente con la alimentación, el estudio subraya que «la incapacidad para permitirse una comida con proteínas -carne, pollo, pescado- cada dos días ha crecido un punto en 2023 y encadena dos años seguidos de subidas, desde el 4,7% en 2021 al 6,4% actual». Este porcentaje sube hasta el 11,5% en el caso de las familias monoparentales.