El Ayuntamiento remodelará la plaza de San Pablo y reubicará la estatua de Felipe II

Y este trabajo de despacho será más público en las próximas semanas con la convocatoria de un concurso de ideas de carácter local y regional que también se quiere plantearse a nivel nacional «para reflexionar sobre la zona y conseguir un gran espacio de uno de los entornos más históricos y primigenios de la capital» con más de diez siglos de existencia.

El concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, reconoce que «esa plaza debe recuperar el esplendor histórico y monumental de tiempos pasados con una actuación de presente que ponga a la ciudad en el mapa urbanístico con proyección de futuro». Tras avanzar que el concurso de ideas contará de dotación económica para hacerlo más atrayente hacia el exterior, la intención que se planteará es «unificar espacios con un tratamiento y una idea urbanística potente». «Queremos que renazca un espacio vivo y mejorar la convivencia de sus construcciones de varias épocas», explica el edil.

Zarandona considera que la remodelación de San Pablo «será una de las grandes actuaciones del mandato en un entorno único, donde se pretende cuidar y ensalzar» todos los rincones de un espacio trazado arquitectónicamente por la propia Iglesia de San Pablo, protagonista junto al Palacio de Pimentel –sede de la Diputación Provincial–, el Palacio Real, que el año pasado cumplió cinco siglos, o el Instituto Zorrilla. Pero la plaza también destacará por la consecución del Campos de la Justicia, en el antiguo Colegio de El Salvador, e incluso su trazado peatonal se amplía por la calle Cadenas de San Gregorio hacia el Palacio de Villena, el Colegio de San Gregorio, Casa del Sol e Iglesia den Benito el Viejo, todos integrados en el Museo Nacional de Escultura.

En la actualidad esta plaza es «poco acogedora», en palabras del edil, y su intención es «consolidarlo como un espacio estancial donde nunca falte gente». Y esta idea del propio Zarandona, «con criterio político, pero sobre todo técnico» se pretende trasladar al terreno con diferentes espacios verdes, pero realzando la pavimentación hacia los edificios monumentales, creando entre ellos un espacio de conexión que permita realzarlos. Se mantendrá la masa arbórea existente y, como idea principal, se minimizará la intensidad circulatoria en la medida posible hacia el centro de la capital.

El crucero y el atrio del templo se quedarán en el mismo emplazamiento actual, pero otra de las intervenciones destacadas del proyecto será dotar de mayor protagonismo a la estatua del rey Felipe II.

La escultura es una obra de Francisco Coullaut y fue instalada en San Pablo en 1964, en un espacio central entre el acuartelamiento y el instituto, aunque oculta entre los árboles. Así, la idea es trasladarla unos metros hacia el Palacio de Pimentel, que, precisamente, es la casa donde nació el monarca y donde cuenta la leyenda que le sacaron por la ventana de las cadenas hacia la plaza para poderle bautizar en San Pablo en vez de en la iglesia de San Martín.

Con este cambio, indica el concejal, se pretende reconocer la importancia que Felipe II tuvo para el desarrollo de la capital vallisoletana desde este mismo enclave de la corredera de San Pablo hasta la Catedral de Juan de Herrera y la antigua plaza del Mercado –hoy Plaza Mayor– y la calle de la Costanilla –hoy de la Platería– con las trazas arquitectónicas de Francisco de Salamanca. En definitiva, la reforma de esta céntrica plaza parece que saldrá adelante aún todavía sin presupuesto cerrado, pero sí con tiempo para ejecutar el proyecto: año 2025.

Las obras recuperarán este espacio de losetas y adoquinado de otro tiempo. Su última gran reforma data de 1986, año en el que se peatonalizó la calle Cadenas de San Gregorio, en época del alcalde Tomás Rodríguez Bolaños. Por el camino, los gobiernos de Francisco Javier León de la Riva y Óscar Puente es verdad que quisieron acometer alguna reforma, pero siempre se quedó sobre el papel. Después de muchos años parece que le toca su turno.

La revitalización de San Pablo también se ampliará con intervenciones en las plazas de San Miguel y de las Brígidas para conseguir una isla urbanística que invite a reconocer estos espacios de la capital ampliables hacia el Patio Herreriano, antiguo monasterio de Santa Catalina y la plaza de San Quirce, además de la contigua judería vallisoletana. En concreto, el tratamiento previsto para San Miguel es reconvertirla en una plaza de homenaje a las artes escénicas, al teatro y al cine, con tanta escuela y protagonistas en la ciudad.

El concejal plantea mejorar el espacio actual remodelado hace ahora 15 años para que se convierta en un homenaje y reflexión a las artes, al mundo del cine y del teatro con diferentes esculturas de reconocimiento a figuras como Concha Velasco, Juan Antonio Quintana o Lola Herrera, además de a compañías como Teatro Corsario junto a certámenes como la Seminci.

Y el propósito municipal es continuar con este hilo cultural hacia la contigua plaza de las Brígidas. «Esta sí que requiere de una actuación compleja y profunda», determina Ignacio Zarandona. Él mismo, en calidad de arquitecto colegiado, ya ha configurado unos esbozos preliminares donde hace al libro y a la lectura protagonista de este reformado espacio, más si cabe con el motivo de que el Palacio de los Butrón alberga la Casa Museo de Miguel Delibes.

Así, avanza, «con una reordenación absoluta ante el caos existente en esta plaza por el automóvil, el resultado final debe de ser crear espacios reposados para la lectura», detalla el concejal, con la posibilidad temporal de poder instaurar allí una pequeña biblioteca o punto de lectura en los momentos menos fríos del año.

Con estas obras, según explica el propio concejal, se dará continuidad al proyecto de reformas de diferentes plazas de la capital vallisoletana durante el actual mandato.