Alberto Arranz, empresario vallisoletano
«Voy a ayudar a Valencia sin fecha de vuelta»Alberto Arranz, empresario vallisoletano
«Voy a ayudar a Valencia sin fecha de vuelta»«Lo único que espero es que me dejen ayudar. No soportaría que nos impidieran el paso. Para lo demás estoy preparado». El que así habla es Alberto Arranz, un joven de 34 años de Íscar, afincado en Valladolid, que ha salido este martes cargado ... de cientos de kilos de solidaridad para los más afectados por la DANA. Desde la semana pasada, cuando se enteró de la magnitud del desastre, Alberto sintió la necesidad de ir a ayudar en todo lo que estaba a su alcance. Movilizó a su legión de seguidores de Instagram para que todo el que quisiera aportara su granito de arena. Sin embargo, no pudo salir de inmediato. Tuvo que esperar hasta hacer un examen para el que llevaba meses preparándose.
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El martes, en cuanto realizó la prueba que tenía pendiente para sacarse el carnet de transporte de mercancías peligrosas, le faltó tiempo para ponerse en marcha hacia la Comunidad Valenciana. Lo hizo acompañado de una caravana de solidaridad. «Siempre me gustó ayudar a la gente, por eso, no lo dudé un momento. Enseguida empecé a preparao. Como he tenido que esperar varios días, ya no podía ni dormir de la impr todotencia que sentía por no estar allí. Estoy deseando llegar», relata desde el otro lado del teléfono.
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Alberto lidera un convoy de cuatro grandes furgonetas que transportan agua potable, alimentos no perecederos y, sobre todo, herramientas y útiles de limpieza como palas, botas y guantes. Llevan también una gran plataforma con un potente todoterreno para acceder a los lugares con peor acceso. A su lado, en este viaje, van Lucía Román, su pareja, y su amigo Héctor del Caño, ambos vallisoletanos, además de otros cinco jóvenes de Salamanca y Zamora que se han unido a esta solidaria iniciativa. «Pensé que unas cuantas personas aportarían su ayuda, pero cuando empecé a compartirlo en redes, se corrió la voz y en cuestión de horas, un montón de gente de Valladolid y provincia empezaron a traer a mi casa y a mi empresa, agua, ropa y otros artículos muy necesarios en los pueblos de Valencia. Ha sido increíble todo lo que hemos recibido», comenta emocionado desde la carretera.
Organizar todo no ha sido tarea fácil. El lunes, Alberto y sus compañeros estuvieron cargando los vehículos hasta la medianoche para llevarse todo lo necesario. El grupo piensa pernoctar en un camping a unos 50 kilómetros de Catarroja, una de las localidades más afectadas. «En Valencia conozco mucha gente y muchos me han ofrecido casas particulares para quedarnos. Finalmente vamos a pernoctar en un camping a unos 50 kilómetros de Catarroja, porque allí podremos aparcar sin problema las furgonetas y la plataforma. Los valencianos han respondido con generosidad y nos dejan alojarnos gratis», comenta Alberto agradecido. Él dirige una empresa de reparto en Valladolid y ha dejado temporalmente su negocio en manos de sus trabajadores. «Por suerte, tengo un equipo comprometido que se ha hecho cargo del negocio para que yo pueda quedarme en Valencia el tiempo que sea necesario», explica. Para él, esta misión solidaria no es un simple acto puntual. Su intención es quedarse en la zona afectada el tiempo que haga falta para contribuir a la recuperación de la zona. «Mis compañeros quizás tengan que volver antes, pero yo no pienso regresar hasta que haya hecho todo lo posible por ayudar a quienes más lo necesitan. Voy sin fecha de vuelta», asegura.
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Con su todoterreno, Alberto planea llegar hasta las zonas más aisladas, donde muchos barrios y calles permanecen inaccesibles. «Quiero entregar las ayudas personalmente y llegar a los pueblos que han recibido menos recursos», aclara este joven comprometido. «Iré casa por casa si es necesario. Todo para estar seguro de que cada donación llega a su destino. Además, llevo muchas palas y cubos que me han encargado a través de las redes sociales. La necesidad es muy grande y se lo quiero entregar personalmente a cada uno», añade.
El viaje aún es largo, y la llegada a las zonas más devastadas supone un desafío logístico y emocional. Alberto es consciente de que lo que lo que se ve en las noticias es solo una fracción de la realidad. «Tengo amigos allí que me cuentan que la situación es mucho peor de lo que muestran las imágenes. Hay barrios enteros que todavía están repletos de lodo, coches y escombros. En la televisión sólo sale un 10% de la realidad», concluye con preocupación y deseando llegar a su destino.
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