La devoción de cuatro siglos e innumerables generaciones han culminado en la tarde de este sábado con la coronación canónica de Nuestra Señora de la Vera Cruz.
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La Catedral comenzó a llenarse con una hora de antelación sobre el comienzo del oficio religioso (17:00 ... horas) en torno a la Dolorosa de Valladolid, que estuvo presidido por el prelado vallisoletano, Luis Argüello, y el arzobispo emérito, Ricardo Blázquez, quien fue precisamente el que firmó el decreto diocesano de coronación en marzo de 2017 donde la penitencial se comprometió a tres máximas: 'Oración, penitencia y caridad'.
Junto a ellos más de una decena de sacerdotes que quisieron arropar este momento histórico en una ceremonia que se prolongó durante dos horas y en que el momento de la imposición de la corona a la sagrada imagen de Gregorio Fernández, escasos minutos antes de las seis de la tarde, despertó los murmullos de una multitud que abarrotaba el templo ante lo que significó el propio rito litúrgico y también el poder conocer públicamente la deseada diadema confeccionada mediante oro, plata y piedras preciosas por el orfebre vallisoletano Antonio Zúñiga. Y fue el momento en que Argüello se dispuso a imponer la corona a la sagrada imagen cuando los aplausos arrancaron de manera unánime junto a las campanas y el canto del 'Canticorum Iubilo' de Haendel a cargo de la coral vallisoletana.
La celebración ha sido como un encuentro personal de cientos de personas, devotos, cofrades, autoridades civiles y militares para admirar, orar y hablar con «la vecina singular de Valladolid desde hace 400 años», tal y como indicó el propio Argüello, quien hizo partícipes a todos, a la capital y provincia vallisoletana, de este momento histórico remarcando que la «Virgen de la Vera Cruz es la puerta del consuelo y la luz del camino» en una homilía en que habló de la esperanza y la paz que la Dolorosa de Valladolid genera en nuestro corazón.
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Y es que en la mente de los presentes, del propio arzobispo, estaban esos momentos vividos en las calles durante el tiempo de Semana Santa al discurrir de la Dolorosa de Valladolid, esta Virgen a la que la capital ofrece cada Sábado Santo sus dolores más en tiempos de guerras, revueltas y dolores. «El dolor no es un problema sino el misterio de nuestra propia condición humana», aclamó el prelado a la vez que pidió a la Virgen: «Danos siempre la Luz», como exclama también el himno de la imagen creado por el vallisoletano Joaquín Díaz.
Y así Argüello señaló que esta imagen de madera policromada del barroco español «nos ayuda a penetrar en María, en el motivo que representa», animando así «a salir a las calles a mirarla a ella y viendo su corona aliviar y transfigurar el sufrimiento en alegría».
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«Su reinado llena de luz nuestro penar», exclamó el arzobispo haciendo partícipes a toda la asamblea del Año Jubilar del Sagrado Corazón que la Diócesis de Valladolid esta celebrando en la actualidad: «Estamos hechos para el bien, para la alegría y la plenitud». «Estamos todos de alegría y enhorabuena y ella puede acompañarnos en el camino de la vida», concluyó.
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