Una organizadora de eventos, en un minuto

Ana Diez: «Un evento tiene la capacidad incluso de cambiar una vida»

-¿Qué tiene que tener un buen organizador de eventos?

-Fundamentalmente estar formado. Controlar aspectos como el protocolo, la comunicación... Pero hay que tenerlo en la sangre. Cuando organizas un evento la tienes que gozar. Tienes que tener vocación de servicio y ser exigente y que las cosas te gusten bien hechas. Nos contratan para eso, para que las cosas estén bien hechas. Un evento tiene la capacidad de cambiar una marca, incluso de cambiar una vida. Los organizadores tenemos una responsabilidad muy grande; no podemos tomarnos las cosas a la ligera. Además hay que ponerle alma y estar al día de las tendencias. Ahora hay mucha inteligencia artificial, metaverso, sostenibilidad... Cada vez se busca más que un evento sea una experiencia.

-¿Cuál es la mayor dificultad con la que se ha encontrado a la hora de organizar un evento?

-A veces lo más complicado es que el cliente sepa bien el objetivo del evento. La logística también es muchas veces complicada y la climatología también; hay que contemplar siempre un plan B.

-¿Evento corporativo o evento privado?

-El evento corporativo es mucho más preciso. Todo tiene que funcionar en el momento en el que tiene que funcionar. Quizás es más complicado o tiene un mayor riesgo que un evento privado. Por ejemplo, en un congreso de varios días hay que cumplir con las agendas de todos los asistentes, con los tiempos y, sobre todo, con la tecnología. Una comunión no tiene tanto riesgo porque como que todo fluye. Los asistentes además están más relajados.

-¿Las comuniones son ahora las nuevas bodas?

-Eso sí que yo creo que es una cosa que se ha puesto muy de moda. Se empezó con las bodas y ahora, hasta los bautizos. Ahora las comuniones son minibodas porque el cliente, en este caso los padres, quieren que sus hijos tengan una comunión súper bonita, llena de detalles y, sobre todo, muy experiencial; como son los eventos ahora. No es solo invitar a comer y pasar un buen rato, sino que es toda una experiencia: la decoración, cada detalle bien cuidado... Por supuesto que hay gente a la que no le gusta celebrar una comunión con ese despliegue y es totalmente respetable. Pero la tendencia es cada vez más al despliegue.

-¿Cuál es el plus que aporta a todo esto un organizador?

-Realmente muchos. Para empezar, el tiempo. El cliente puede estar tranquilo porque ha delegado en profesionales que vamos a estar pendientes de cada detalle, de cada necesidad, de apagar fuegos, que es también una de nuestras responsabilidades: sufragar imprevistos. Otro, las ideas. Somos personas creativas. También nos contratan por la creatividad. Y, sobre todo, para que esté todo controlado. Es muy cómodo saber que alguien va a estar pendiente de todo desde el principio hasta el final.

-¿Algún evento que recuerde por algo especial?

-Hemos organizado muchas bodas. Ha habido alguna de una logística bastante complicada. Me estoy acordando de una boda taiwanesa que lo sudamos, pero al final salió todo fenomenal. Luego recuerdo con muchísimo cariño el primer evento que nos contrató la Universidad de Valladolid. No teníamos trayectoria y confiaron en nosotros y fue una gozada que saliera todo muy bien.