Mi plan favorito en Valladolid
Alba Oliveros: «Siempre que vengo a Valladolid me como unos romeritos»
Mi plan favorito en Valladolid
Alba Oliveros: «Siempre que vengo a Valladolid me como unos romeritos»Alba Oliveros, periodista deportiva y pregonera de las fiestas de San Lorenzo de 2023, lleva siete años viviendo en Barcelona. Cuando vuelve a casa aprovecha para disfrutar de la comida de sus padres. «Sé que es muy típico pero me encantan sus tortillas caseras: de ... patata, de calabacín...». Para ella no hay restaurante que sirva mejores platos. Sin embargo, no se resiste a una buena ruta de tapas.
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«Siempre que vengo voy a El Cortijo a comer unos romeritos (montaditos con pan de romero, queso y aceite de oliva), es algo que me descubrió mi hermana. Hay de muchos tipos pero mi favorito es el de salmón ahumado con crema de aguacate. También me gusta el de chipirones a la plancha con tomate seco y el de queso de cabra con mermelada de melocotón y espinacas frescas. Son bastante grandes y contundentes, una relación calidad-precio maravillosa», asegura. Y es que confiesa que prácticamente no come carne. «Soy más de pescado y, sobre todo, de queso. ¡Es mi gran pecado!», confiesa.
En la misma zona que El Cortijo, por la calle Correos y los aledaños de la Plaza Mayor de Valladolid, Alba continúa su ruta gastronómica en El Corcho, La Tasquita y el Jero. «En el Jero tego que comerme el pincho Messi, aunque solo sea por la gracia del nombre», bromea. Y para finalizar, un pincho de Obama en la casa Blanca de Los Zagales. «Eso es auténtico arte», sentencia.
Fuera del centro, otro local especial para Alba es el Mesón El Pedragal, situado en su barrio, San Isidro, donde sus padres regentaron una panadería. «Es un sitio de toda la vida. Íbamos mucho mi hermana y yo de pequeñas con mis padres. Sirven una comida casera muy buena», recomienda. «También solíamos ir mucho, sobre todo en Navidad, al restaurante Talavera, que antes estaba en las afueras. Después se trasladó junto a la Plaza de Madrid», recuerda.
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Alba se define como «muy bailonga», y por eso un lugar como Sala Veinte es perfecto para reunirse con sus amigos para tomar algo. «Me hubiera encantado que hubiese existido cuando vivía en Valladolid», lamenta. En su ruta de fiesta también tienen cabida los bares Vándalo, Sauvage y «el mítico Ohm».
El Molly Malone le trae muchos recuerdos de su época de estudiante, ya que fue uno de los bares en los que trabajó para ahorrar dinero y poder cursar un máster de Periodismo Deportivo en Barcelona. «Cuando era muy jovencita iba mucho a la Ferroviaria. Recuerdo que bajabas las escaleras y te daba una especie de bonos. También al Sotabanco, que ya no existe, a la zona de Cantarranas, que ha cambiado mucho...», rememora.
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Otra de las rutinas de Alba cuando vuelve a casa «si el tiempo lo permite» es correr siguiendo la sendera del río hasta llegar al parque Ribera de Castilla. «Iba mucho allí a merendar con mi familia, de pícnic. Me gusta correr por esa zona y añorar esos tiempo porque me encanta Valladolid pero por desgracia vengo poco», explica nostálgica.
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