Marcha contra el cáncer
Más de 51.000 personas se mojan en Valladolid en la lucha contra el cáncerSecciones
Servicios
Destacamos
Marcha contra el cáncer
Más de 51.000 personas se mojan en Valladolid en la lucha contra el cáncerTodo siempre es más complicado cuando amenazan los nubarrones, cuando descargan las tormentas, cuando llueve sobre mojado y no hay paraguas alrededor. La vida obliga a ponerse chubasquero cuando llega el cáncer, como aguacero inesperado, con su chaparrón de incertidumbres, con el miedo inevitable a ... que el charco sea más profundo de lo que parece. El camino –la vida, en fin, ya lo sabemos– se vuelve más difícil cada vez que el sol se esconde, que la oscuridad avanza, que las malas noticias caen como implacable lluvia fina.
Por eso son tan complicados los días sombríos en medio de la enfermedad. Por eso se celebran tanto las jornadas soleadas en las que todo parece ir bien, en las que algo indica que esto también puede mejorar. Y por eso, además, tiene tanto mérito reunir a más de 51.000 personas en una mañana de lluvia, a más de 51.000 caminantes y corredores que se mojan en Valladolid en la lucha contra el cáncer, convencidos de que hay no hay tormenta que dure para siempre. Porque, tarde o temprano, termina de llover.
Noticia relacionada
La Marcha contra el Cáncer, que ha alcanzado este año su edición número trece, ha vuelto a confirmarse este domingo como la cita solidaria más multitudinaria del país. «Cada vez que hay una reunión de la junta directiva nacional, me preguntan: '¿Pero cómo lo hacéis? ¿Cómo conseguís reunir a tantísima gente en Valladolid?». Y Artemio Domínguez, presidente de la delegación de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), responde abrumado que tal vez es por la solidaridad castellana, por la implicación de los vecinos, «porque a todos nos pilla un caso de cáncer cerca». Y porque no hay nada mejor que caminar unidos para que el trayecto sea más llevadero, para avanzar juntos en la misma dirección.
«Con esperanza, esfuerzo, dedicación, investigación e innovación vamos a conseguir arrinconar el cáncer», dice el alcalde, Jesús Julio Carnero (dorsal 1), quien recuerda que esta es la primera marcha que se celebra con la AECC como Medalla de Oro de la ciudad. «Hay que seguir financiando la investigación, con la sanidad pública en cabeza y con unas comunidades autónomas que expriman sus presupuestos en favor de la sanidad», afirma la ministra de Igualdad, Ana Redondo (dorsal 111), minutos antes de que la marcha empiece a andar.
La hora de salida es a las diez y media. Mucho antes han llegado los participantes más madrugadores. El primero en tomar posiciones, Bonifacio Díez-Andino, que todos los años intenta asegurarse un puesto en primera línea. O José Luis y Soraya Galván, padre e hija, que también han madrugado para no quedar engullidos en el centro de la marcha porque «luego se hace más complicado avanzar». O María Isabel Díez, que se estrena en este 2024. «Es el primer año que participo y no sé por qué he tardado tanto en hacerlo. Mis padres tuvieron cáncer (de próstata y de mama). Pero este año he conocido a Begoña, una voluntaria de la AECC, que me ha animado a venir».
Esa amiga, Begoña, está en uno de los tres puestos de 'merchandising' donde colaboradores de la entidad venden productos de todo tipo para financiar la lucha contra el cáncer. «La novedad este año son las bandanas para perros y los gorritos rosas para la lluvia, pero también tenemos botellas de colores, huchas, bálsamos... y lo que más se venden, pulseras», dice Soledad Velasco, voluntaria en Arroyo de la AECC.
Junto a ella, en el mostrador, están Carmen Fenoy y Carmen Martín, que desde hace 14 años acompañan a los pacientes oncológicos del Río Hortega para explicarles los servicios (de apoyo psicológico, económico o asistencial) que ofrecen desde la asociación.
Ellas son parte de los 250 voluntarios desplegados esta mañana de domingo en torno a la marcha. Aunque su trabajo comienza muchas semanas atrás. «Desde finales de agosto ya se empieza a diseñar todo para que no haya problemas», cuentan Elena Sanz y Rubén Díaz, coordinadores de voluntarios. A las 9:30 horas, reúnen a varios en un corrillo para explicarles la misión que tienen encomendada. Serán los encargados de vigilar el recorrido, de constatar que nada se tuerce a lo largo de los cinco kilómetros de ruta. En colaboración con la Policía Local, son los encargados de indicar el sentido de la marcha, de evitar que la gente se cruce por lugares indebidos, que camine en dirección contraria. También se preocupan de la salida de vehículos que pueda haber desde los vados en las calles implicadas. «Y, sobre todo, hay que prestar especial atención en los puntos más conflictivos», dicen Tania González Buey y Verónica Peredes, también responsables de la marcha. Esos lugares especialmente sensibles son la salida en el Campo Grande, Portugalete (donde se puede generar un embudo) y la curva de Miguel Íscar con Recoletos, al final del recorrido.
Como todos los años, desde la primera edición, abren la marcha los integrantes de la hermandad 'Rock on wheels', un grupo de treinta moteros que sirven de avanzadilla. «Vamos despacito con las motos, aunque de vez en cuando te toca pisar un poco más el acelerador porque los que hacen la marcha corriendo aprietan mucho», dice Alicia 'Malicia', secretaria de la agrupación de motoristas. Este año, los que han marcado el mejor ritmo han sido Diego de la Puente y Rafael Fernández Fernández. Son los primeros en alcanzar la línea de meta. Lo hacen en 17 minutos y 40 segundos. «Que sea una carrera con un fondo benéfico le da un plus a la hora de venir», explican, mientras recuperan resuello después de dar la zancada final. Cuando ellos han llegado al destino (en el carril bus de la Acera de Recoletos) hay todavía miles de personas que no han partido del punto inicial.
Es tantísima la gente participante que la salida se prolonga durante más de media hora. A las 11:04 horas emprendían la marcha los últimos de la fila. Entre medias, una riada de miles de personas, de cientos de paraguas, de innumerables chubasqueros verdes repartidos por Iberdrola. La lluvia, intermitente durante toda la mañana, no ha aguado una concentración que ha implicado a más de 51.000 participantes. Las inscripciones se cerraron el sábado con 51.076 inscritos. Esta es la cifra oficial que ofrecen desde la AECC. Sin embargo, este domingo todavía era posible conseguir un dorsal. Y entre los andarines se ve, por ejemplo, el 51.582.
Noticias relacionadas
Víctor Vela
Víctor Vela
La tradicional marea verde es este año más multicolor que otros por culpa de los abrigos. Eso sí, muchos prefieren lucir la camiseta de la cita por encima de cazadoras y plumas. Y exhibirla con orgullo junto a una pancarta con el nombre de su lugar de procedencia. La Diputación ha colaborado con 17 autobuses gratuitos que han acercado hasta la marcha a participantes de 37 localidades. Muchos de ellos muestran sus pancartas: Tudela de Duero, Medina del Campo, Medina de Rioseco, Olmedo, Peñafiel... En Tordesillas han preparado además uno de sus tradicionales faroles festivos, como explica Herminia Merillas, presidenta de la junta local de esta localidad, junto a las concejalas Susana Santiago y Mercedes Castro. «Nuestro lema contra el cáncer es: adelante con los faroles». Y en ese camino compartido están también las mascotas, ya que muchas personas se acercan con sus perros para cubrir el trayecto. Como Sagrario San Antolín, que viene con Ron. O Raquel Pajares, que comparte marcha con Luna (una perrita con el dorsal 21.401).
Todos ellos caminan para financiar (seis euros por inscripción) el proyecto de investigación contra el cáncer infantil que impulsa la doctora Nuria Benavent en el hospital La Fe de Valencia. La investigadora, presente en Valladolid, se muestra abrumada por la inmensa participación. Junto a ella, los investigadores predoctorales, que también recibirán apoyo para sus trabajos. Lucía Álvarez, que combate el cáncer de mama triple negativo. Juan de la Puente, que trabaja con herramientas de inteligencia artificial contra los tumores cerebrales. Cristina Aparicio, que se enfoca en los cánceres cervico-uterino y colorrectal. O Carolina González de Castro, que trabaja frente al cáncer de hígado y vejiga.
Ellos son parte de la inmensa comunidad médica e investigadora que sujeta el paraguas para que la tormenta del cáncer sea cada vez menos torrencial, para que la lluvia de la enfermedad nos cale menos, para que, con suerte, algún día, ojalá que para siempre, dejen de llover nuevos diagnósticos de cáncer.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.