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Ricardo Crespo, propietario de EME Bodegas, tomando un clarete apoyado en las barricas de su bodega. Rodrigo Jiménez
La bodega de El Norte

Clarete y rosado: la evolución de los gustos entre generaciones en el mundo del vino

Charlamos con Ricardo Crespo, propietario de EME Bodegas, sobre las diferencias entre rosados y claretes para romper algunos mitos

Beatriz A. Casares

Valladolid

Lunes, 25 de noviembre 2024, 06:47

Si alguien escucha en la barra de un bar pedir un vino rosado, sin ver a esa persona puede hacerse una imagen mental de ella. Si practica ese mismo ejercicio al oír pedir un clarete, posiblemente, el individuo en el que se piense tenga unos cuantos años más. En el caso de que sea Ricardo Crespo, propietario de EME Bodegas, el que esté bebiendo en la barra, lo más probable es no acertar.

«Hay gente a la que le gusta la cerveza, gente a la que le gustan otras cosas y hay gente jóven como a mi, que cuando vamos al bar, pedimos un clarete o un tinto. Al final, el mejor vino es el que te gusta», resume Ricardo Crespo a sus 29 años. Aunque sabe que su caso es una excepción, los «rosados están más de moda entre la gente joven». Pero… ¿En qué se diferencia un rosado de un clarete y por qué los primeros han calado más entre las nuevas generaciones?

Diferencias entre rosados y claretes

Lo primero que hay que dejar claro es que la legislación vigente de la Unión Europea y española no diferencia entre vinos rosados y claretes, es decir, desde el punto de vista legal son lo mismo, no obstante, la realidad en las bodegas y respecto a su elaboración es otra.

En EME bodegas hacen tinto, rosado y clarete. «Está volviendo a resurgir el clarete que es el vino típico y que nos identifica a la zona de Fuensaldaña y a los pueblos de alrededor de la zona de Cigales. Para nosotros el clarete es el vino todoterreno», explica Ricardo, que se ha criado en esta bodega familiar aprendiendo de su padre, como él hizo de su abuelo.

Una elaboración tradicional

«La peculiaridad que tiene (el clarete) con un rosado es que nosotros tenemos un viñedo viejo con una mezcla de variedades muy grande. A diferencia del rosado que lo vinificamos por separado, es decir, vinificamos la uva tinta y la uva blanca. Con el clarete vinificamos toda la uva a la vez. En la bodega la maceramos toda a la vez. No elegimos las variedades, si no que cogemos todo lo que tenemos en el viñedo», de esta forma detalla este jóven su manera de hacer clarete.

Esta es la principal diferencia, el clarete se elabora tradicionalmente como un tinto, en el que se mezclan uvas blancas y tintas del mismo viñedo y fermenta el mosto junto con los hollejos. El rosado se elabora como un vino blanco y aunque puede permanecer maceración con los hollejos de las uvas, fermentan sin ellos.

Botellas apiladas en EME Bodegas. Rodrigo Jiménez

Diferente tonalidad y acidez

A simple vista, la principal diferencia es el color. «El clarete es el color es más oscuro y tiene una acidez más alta», asegura Crespo que además explica que «el color depende de la añada». La uva que más usan en esta bodega es la tempranillo, pero también lleva albillo, verdejo, garnacha que serían las variedades típicas que usan para el clarete. Una curiosidad es que hasta hace un año y medio no podrían etiquetar como claretes, por temas legales, pero a día de hoy etiquetan como clarete, que «es el vino que hemos hecho toda la vida y es lo que bebemos».

¿Cómo es el vino clarete?

«Está a medio camino entre tinto y rosado, en esta zona lo llamamos ojo de gallo porque antiguamente se usaba el clarete más oscuro». Este vinos, que quizás tiene más similitudes con un tinto muy joven que con un blanco, destaca por sus colores «desde un 'ojo de gallo' que sería lo más oscuro a un rosado descalzo que solemos llamar que sería un poquito tirando a naranja».

Las notas de cata son muy sencillas, lo primero que vamos a notar son aromas de «fresa y fruta roja con esa acidez muy elegante». El retrogusto son vinos que «limpian muy bien el paladar, que nos dejan un buen sabor de boca».

El clarete se recomienda consumir fresco, aproximadamente a 10 grados, y cuando los metemos en boca son muy refrescantes. Asímismo, maridan muy bien con cualquier tipo de alimento: «con carne, con un pescado, con un queso o con un chorizo». Posiblemente, hasta con dulces.

De la tierra y cada vez de más gente

«A día de hoy se está abriendo mucho el mercado, pero era un vino muy de nicho». Una de las cosas en las que más insiste Ricardo es que en Valladolid, puedes encontrar clarete en casi cualquier sitio, pero no sucede lo mismo al salir de la zona: «Te ibas a Madrid o Barcelona era muy complicado encontrar un clarete y siempre te asemejan a un rosado que no tiene nada que ver». «Es un vino que sigue siendo muy de la tierra, aquí en cualquier lado vas a encontrar un buen clarete, fuera cuesta un poco más», concluye Ricardo Crespo.

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