Un siglo de genocidios
Auschwitz: 75 años del final del horror ·
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Auschwitz: 75 años del final del horror ·
No solo fue AuschwitzIRATXE BERNAL
Sábado, 25 de enero 2020, 11:21
Auschwitz encarna el horror en su categoría máxima, pero el siglo XX fue pródigo en genocidios.
Tras la independencia de Rumanía, Serbia y Montenegro, el imperio otomano quiso impedir la creación de un estado armenio, etnia de mayoría cristiana. La represión comenzó tras la guerra ... contra Rusia en 1878, pero una nueva derrota en el Cáucaso en 1914 sirvió de excusa para perseguir a los armenios arguyendo su colaboración con el ejército del Zar. Se estima que entre 1915 y 1923 murieron tres cuartas partes de los dos millones de armenios residentes en el imperio otomano, fusilados, quemados, arrojados al mar Negro o en el camino a los campos de concentración situados en las actuales Siria e Irak.
Entre 1932 y 1933, la hambruna provocada por el régimen de Stalin acabó con la vida de casi cuatro millones de ucranianos. Para reprimir tanto el movimiento nacionalista como a los campesinos contrarios a la colectivización forzosa de las tierras, se incautó de cosechas y ganado, registró los hogares requisando la comida y prohibió abandonar los pueblos, que eran vigilados para evitar la entrada de alimentos o la salida de habitantes. Se calcula que además murieron 2,6 millones de personas más en otras regiones productoras de cereal, como Kazajistán, el norte del Cáucaso o Siberia occidental.
En 1970, un golpe militar auspiciado por EE UU derrocó a la monarquía camboyana y proclamó la República Jemer. El nuevo Gobierno no soportó la retirada estadounidense de Vietnam en 1973 y solo dos años después los Jemeres Rojos, apoyados por China y liderados por Pol Pot, establecieron la República Popular de Kampuchea. Se inició así un proceso de ruralización del país en el que se castigó cualquier atisbo de capitalismo o intelectualidad. Hasta la invasión vietnamita de 1975, las purgas, hambrunas, campos de concentración y trabajos forzados mataron a entre un millón y medio y tres millones de personas, la mayoría de etnia jemer, la misma que los criminales.
Entre el 11 y el 22 de julio de 1995 casi 8.000 musulmanes fueron asesinados en Srebrenica, en el este de Bosnia, tras la caída de la ciudad en manos de las tropas serbobosnias. La matanza, la más numerosa cometida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, fue ordenada por el comandante Ratko Mladic, condenado a cadena perpetua en 2017 por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Además, la Corte de Apelación de La Haya consideró responsabilidad de los Países Bajos en la muerte de 350 musulmanes que fueron deportados del recinto militar de los cascos azules holandeses.
El 6 de abril de 1994, los tutsis del Frente Patriótico Ruandés derribaron el avión en el que viajaba el presidente Juvénal Habyarimana, de la etnia mayoritaria hutu. El asesinato desencadenó una ola de violencia en la que en apenas cien días murieron entre 800.000 y un millón de personas y cerca de 200.000 mujeres fueron violadas. La mayoría eran tutsis aunque también murieron hutus moderados, como la primera ministra, Agathe Uwlingiyimana, asesinada por la guarda presidencial junto a los once soldados belgas que la custodiaban. Las luchas entre miembros de ambas etnias que provocaron el genocidio han dado lugar a conflictos armados (algunos aún activos) en países vecinos como la República Democrática del Congo y Burundi.
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