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Ya sea que estés de paso por el municipio vallisoletano de La Cistérniga o tras un agradable paseo por el Canal del Duero. Si te has acercado de tapas por el centro o has ido a disfrutar de sus fiestas patronales de Nuestra Señora del Carmen o las de San Ildefonso, no hay mejor souvenir que un vino de la zona. En esta zona, para elegir uno que se adapte al gusto personal de cada consumidor, lo mejor es contar con el consejo de Diego y Tara Arroyo, de Vallavinos Valladolid.
«Empezamos hace 15 años en este establecimiento de la plaza mayor de La Cistérniga. Poco a poco, vendiendo unas pocas referencias, seguimos trabajando con grandes bodegas y llegamos hasta donde estamos con unas 500 referencias», comenta Tara Arroyo, comercial Vallavinos. Su padre, Diego Arroyo, gerente de la tienda, puso la semilla de este proyecto ampliando los productos de venta en el estanco que regenta con unas pocas botellas de vino.
La bodega de El Norte
Beatriz A. Casares
Beatriz A. Casares
Beatriz A. Casares
Su crecimiento ha sido progresivo y no les cuesta reconocer que unos de los factores más importantes en su éxito es el precio. Además de buscar vinos, variedades, bodegas nuevas y tener un criterio acertado con el que aconsejan a sus clientes para que vuelvan. Aunque Tara lo define con una sincera humildad: «A la gente le gusta mucho el vino. Sobre todo, probar cosas nuevas. Se han fiado bastante del gusto de mi padre y de los vinos que tenemos».
En la zona no es raro que su mayor venta sea Ribera de Duero. Los clientes también demandan Rueda y Toro. Asimismo, en el establecimiento podemos ver otras denominaciones como Rioja y también vermuts y alguna otra bebida espirituosa. No solo se dedican a la venta física, también cuenta con tienda online y parte de sus ingresos vienen por la distribución. En Valladolid distribuyen algunas marcas como Jota Flores, Algil y Abadía San Quirce.
No tienen un cliente definido: «Vine mucha gente de fuera, nos conocen por los precios y los vinos. Hay gente que está por la zona y se acerca para llevar vino a sus ciudades. También están los habituales que saben lo que quieren». Respecto a cómo trabajan, su respuesta es sencilla, se adaptan al consumidor. Hay personas que lo tienen claro: «Son de ciertas marcas y siempre las llevan. Piden que se las reservemos de un año a otro».
No obstante, la mayoría quiere asesoramiento, «nos deja que les recomendemos». Para ello, Tara Arroyo nos cuenta su técnica que asegura, no falla: «Nos enfocamos un poquito en los vinos que tiene de referencia, en el precio que está en su presupuesto y le ofrecemos cosas similares, incluso de bodegas pequeñas que no se conocen tanto».
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