Así puedes detectar averías a partir del humo del escape de tu coche

Es bien sabido por los conductores que los testigos de la instrumentación del automóvil son un elemento esencial para la detección de posibles fallos en el funcionamiento del vehículo, en ocasiones especificando los componentes afectados.

Sin embargo, existen otros factores menos conocidos que pueden llegar a dar pistas a los usuarios sobre algún funcionamiento incorrecto en el automóvil. Estos indicadores pueden ser de gran utilidad tanto para verificar que se está llevando a cabo un mantenimiento adecuado como para identificar probables averías antes de realizar la compra de un vehículo de segunda mano. Uno de ellos es el color del humo que sale por el sistema de escape del vehículo.

En caso de que el humo sea azul, lo más probable es que el aceite esté entrando en la cámara de combustión, quemándose en exceso. Desde Toyota afirman que «esto puede ocurrir porque la junta de la culata está en mal estado» en caso de que dicho humo aparezca siempre. Otras de las causas pueden ser que «el turbocompresor esté desgastado» si el humo aparece al acelerar; o que los retenes de las guías de las válvulas presentan desgastes (si el humo aparece al soltar el acelerador en marcha).

Desde la misma entidad, afirman que «lo mejor que se puede hacer en este caso es acudir rápidamente al taller». Aunque si el humo es muy abundante, se deberá detener el coche y llamar a la grúa, ya que el motor podría llegar a romperse.

Cuando el color del humo que sale por el tubo de escape del coche es blanco, se deberá prestar especial atención a la densidad de este, ya que si es poca cantidad y se dispersa rápidamente, desapareciendo cuando el motor se calienta, «probablemente solo se deba a la acumulación de condensación dentro del sistema de escape, tratándose de vapor de agua». Desde Toyota, además, afirman que puede ser frecuente especialmente en los días más fríos y húmedos.

Sin embargo, en caso de que el humo blanco persista «y esté acompañado de un olor peculiar», el problema podría deberse a una mala refrigeración. Lo más probable es que la junta de culata o el bloque motor se hayan estropeado, así que se debe acudir rápidamente al taller, antes de que el coche presente fallos de temperatura del motor.

Por otro lado, si el humo es de gran densidad y no se disipa fácilmente, puede deberse a una mala puesta a punto del sistema de inyección. Sin embargo, en los vehículos diésel, el origen del fallo puede estar en el mal funcionamiento de uno o varios calentadores. Además, desde Toyota afirman que «los problemas de inyección de combustible suelen ir acompañados de otros síntomas, como tirones».

Si el humo que sale del tubo de escape es negro, y este sale normalmente al acelerar, la avería más habitual es la excesiva cantidad de combustible que no se está quemando correctamente. Las causas más probables son la obstrucción en el filtro de aire, los sensores de la inyección, la válvula EGR o el regulador de presión del combustible.

Las averías relacionadas con el humo de color gris son más difíciles de detectar. Si este es muy denso, puede ser indicativo de una falta de aire en la combustión por fallos en el sistema de inyección o de problemas con el turbocompresor.

El humo de un tono amarillento puede ser causado por una amplia variedad de problemas, implicando desde una fuga en el sistema de combustible hasta una bobina de encendido defectuosa. En estos casos, los usuarios deberán prestar atención a otras señales, como la disminución del rendimiento del motor o una vibración inusual en el coche.

A pesar de que se trata de un caso poco común, ver humo verdoso brotar del tubo de escape de un vehículo puede indicar que está quemando líquido de dirección asistida. Sin embargo, este fluido es cada vez menos habitual, ya que se encuentra en aquellos vehículos que no incorporan dirección eléctrica, que es la más común en los automóviles modernos.

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