Existen algunos conductores precavidos que deciden repostar en cuanto advierten que la autonomía del coche ha disminuido notablemente. Sin embargo, otros más despreocupados estiran el depósito al máximo, aprovechando cada kilómetro antes de acudir a la gasolinera. En cualquiera de los casos, el momento en el que la aguja del nivel del depósito se acerca a la línea roja puede generar cierta incertidumbre —o incluso preocupación—. Sin embargo, ¿qué implica realmente conducir con el depósito en reserva?
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Todos los depósitos de combustible presentes en los vehículos cuentan con una reserva a la que el automóvil recurre cuando se ha agotado el resto del depósito. En el momento en el que el motor comienza a consumir la reserva, envía señales al conductor que pueden implicar el encendido de un piloto en el cuadro, indicadores sonoros de alerta o cambios en la aguja que indica el nivel del depósito.
De acuerdo con el blog 'Motor Mapfre', «uno de los principales problemas de circular en reserva es que el combustible en el depósito no está completamente limpio, es decir, a medida que este se asienta va dejando sedimentos y pequeñas impurezas en el fondo del depósito». Por este motivo, al consumir el combustible de la reserva, dichas partículas pueden arrastrarse hacia el sistema de inyección de combustible, lo que «puede causar obstrucciones en el filtro o averías en componentes mecánicos del coche como los inyectores o la bomba de combustible».
Este último elemento mencionado, la bomba de combustible, es el componente cuya función principal es suministrar carburante al motor, por lo que siempre debe estar lubricada y refrigerada adecuadamente. Al circular en la reserva, la bomba puede sobrecalentarse debido a una mala lubricación, lo que podría «provocar daños graves e irreversibles en el motor».
Además, desde el blog de la aseguradora afirman que, cuando el depósito se vacía, el coche comienza a mostrar señales de funcionamiento irregular, como pérdida de potencia, tirones e incluso, en casos extremos, una detención total. Además, la dirección asistida puede dejar de operar adecuadamente, lo que dificulta las maniobras y aumenta el riesgo de accidente.
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De igual forma, el sistema de frenado puede verse comprometido, ya que depende del motor para generar la presión hidráulica necesaria para detener el vehículo correctamente. Si el motor se apaga, los frenos podrían no responder adecuadamente, lo que —evidentemente— incrementa el riesgo de accidente de forma significativa.
Por otro lado cuando los niveles de combustibles son bajos, la eficiencia del mismo disminuye «ya que el líquido está sometido a una mayor evaporación dentro del depósito», lo que hace que incluso se pueda perder dinero al circular de esta forma «ya que el carburante almacenado se evapora más rápido».
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Por estos motivos, sobra decir que cuando el aviso de reserva se activa, lo más aconsejable es conducir a la gasolinera más próxima de forma inmediata para reponer el combustible.
En internet existen diversas plataformas donde los conductores comparten sus experiencias y las distancias aproximadas que, de media, han podido recorrer en reserva. No obstante, esto solo proporciona una referencia y no debe tomarse como una guía confiable, ya que el estilo de conducción (y, por ende, el consumo) puede variar considerablemente entre conductores, incluso si utilizan el mismo vehículo.
Aun así, de forma aproximada y en términos generales, se estima que un vehículo puede recorrer alrededor de 50 kilómetros en modo de reserva de combustible. Sin embargo, algunos automóviles pueden duplicar esta distancia, llegando en ciertos casos hasta los 120 kilómetros.
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Por último, otra de las consecuencias negativas que puede acarrear conducir en modo reserva es la sanción económica que podría conllevar. De acuerdo con el Reglamento General de Circulación, esta acción podría suponer un peligro para los demás ocupantes de la vía, al existir el riesgo de quedarse detenido en la carretera. Por este motivo, los artículos 3 y 90 establecen que parar en una vía interurbana sin causa justificada y no conducir de manera adecuada está sancionado con multas de hasta 200 euros.
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