Determinados olores pueden indicar posibles averías del automóvil. M Fernández
Automoción

Cómo determinados olores pueden ayudar a prevenir problemas en el vehículo

Humedad, azufre, gasolina o químico son algunos de los aromas desagradables cuya detección puede ser sinónimo de posibles desperfectos

Ignacio Repilado

Valladolid

Martes, 28 de mayo 2024, 15:17

Mantener un coche en buen estado no solo es clave para garantizar la seguridad al volante, sino que también puede suponer un ahorro significativo a largo plazo. Aunque muchos conductores tienden a descuidar las revisiones periódicas, lo cierto es que invertir en el mantenimiento preventivo del vehículo puede evitar problemas mecánicos más graves y costosos.

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De acuerdo con la 'International Drivers Association', existen ciertos olores -desagradables- que, además de distraer o generar molestias en los conductores, pueden llegar a advertir sobre posibles problemas del propio vehículo. Y es que más allá de olores «provocados» por los ocupantes y sus hábitos, como puede ser el olor a tabaco o los relativos a las mascotas, en los automóviles pueden aflorar ciertos aromas atípicos, como el olor a humedad, a azufre o a quemado. Algunos de ellos pueden ser indicadores de averías.

Tipos de olores de automóviles y sus significados más frecuentes

Olor a humedad o moho

Un olor a humedad a menudo puede indicar acumulación de humedad en el interior del automóvil. Esto puede deberse a fugas en el techo corredizo, los sellos de las puertas o el sistema de aire acondicionado. Un consejo puede ser inspeccionar el interior del automóvil en busca de puntos que presenten humedad o solicitar una revisión del sistema de aire acondicionado para detectar fugas u obstrucciones. Los usuarios con este problema también deberían asegurarse de que el automóvil se encuentre estacionado en un área adecuadamente ventilada cuando no se utilice.

Olor a quemado

Un olor a caucho o plástico quemado puede indicar diferentes problemas. Podría deberse a una correa suelta, una fuga de aceite en el sistema de escape o problemas eléctricos que provoquen que los componentes de plástico se derritan.

Olor a azufre

Un olor a azufre o huevo podrido normalmente es indicador de un problema con el convertidor catalítico (o catalizador), una parte esencial del sistema de control de emisiones. Esto sugiere que la pieza no está procesando de forma adecuada el sulfuro de hidrógeno en el escape.

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Olor dulce a almíbar

Detectar un olor dulce y almibarado puede indicar una fuga de refrigerante. Este normalmente procede de etilenglicol, un compuesto químico común en este líquido. Para evitar dicho problema puede ser de utilidad revisar periódicamente los niveles de refrigerante e inspeccionar las fugas visibles.

Olor a gasolina

Un fuerte olor a gasolina dentro del automóvil puede ser desconcertante y peligroso. A menudo indica problemas como una fuga de combustible, un inyector de combustible defectuoso o incluso un problema con la tapa de gasolina. Tal y como detallan desde la 'International Drivers Association', este problema puede ser especialmente delicado por posibles riesgos de incendio.

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Olor a aceite quemado

Un olor a aceite quemado puede implicar una fuga de aceite en piezas calientes del motor o un problema dentro del propio motor. Ante esto, controlar los niveles de aceite puede ser esencial y, en caso de que se encuentren goteos inusuales o si el olor persiste se deberá acudir a un profesional.

Olor químico o de escape

Los vapores que se asemejan a los de los productos químicos o los gases de escape pueden indicar problemas con el sistema de escape, como fugas u obstrucciones. Estos vapores pueden ser particularmente peligrosos y contienen monóxido de carbono, un gas altamente tóxico.

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Desde la 'International Drivers Association', además, recuerdan la importancia de llevar a cabo un mantenimiento de forma regular. «Los cambios frecuentes de aceite, lavados de refrigerante y revisiones del sistema de aire acondicionado son fundamentales». Además, todos los problemas -por menores que sean- que presente el vehículo se deben resolver de inmediato. «Las fugas menores y los fallos mecánicos, si se solucionan a tiempo, pueden ahorrar costes y dolores de cabeza».

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