Considerada como una manera de estacionar que puede aumentar la eficiencia y la seguridad en las maniobras, el aparcamiento en espiga (también llamado en reverso) puede aportar diferentes ventajas.
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Aparcar en espiga o en reverso es una forma de estacionamiento en la que se coloca el vehículo en batería, pero marcha atrás, de modo que la parte trasera queda junto a la acera y la delantera hacia la calzada. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), esta maniobra es más segura y fluida que estacionar en batería de frente, ya que facilita la salida del espacio en el sentido de la marcha, disminuyendo situaciones de riesgo.
Señaliza: Se debe utilizar el intermitente del lado donde se va a realizar la maniobra para avisar a otros conductores de la intención de estacionar.
Colócate de manera adecuada: Detén tu vehículo a unos dos metros de los coches ya aparcados. Esta distancia te facilitará la maniobra de marcha atrás. Cuanto más lejos inicies la maniobra, más sencilla será.
Retrocede en línea recta: Hasta que la parte trasera de tu vehículo esté a la altura del faro del coche ya estacionado.
Gira la dirección: Se debe girar la dirección al mismo tiempo que se continúa retrocediendo para entrar en el aparcamiento. Es muy importante vigilar en todo momento la trayectoria haciendo uso de los retrovisores o la cámara trasera.
Comprueba la distancia: Asegúrate de dejar la misma distancia entre tu coche y los vehículos aparcados a cada lado. Endereza la dirección para entrar centrado en el espacio de aparcamiento. Una vez centrado, acciona el freno de mano y pon el punto muerto.
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El estacionamiento en espiga está habitualmente señalado mediante marcas horizontales en el pavimento. Por lo general, se muestran líneas inclinadas a 60 grados que orientan a los conductores sobre cómo deben colocar sus vehículos. En algunas ciudades, también se instalan señales verticales para recordar a los conductores que deben aparcar de esta manera en determinadas calles.
Ahorra espacio: Tal y como detallan desde 'Motor Mapfre', esta modalidad ahorra un 10% de espacio por plaza, permitiendo una mejor gestión del aparcamiento en áreas urbanas.
Elimina ángulos muertos: aparcar en espiga reduce los puntos ciegos al salir del estacionamiento, aumentando la visibilidad y seguridad.
Facilita la carga y descarga: La proximidad a la acera facilita la carga y descarga de objetos del maletero, especialmente en calles concurridas.
Minimiza el riesgo de atropellos: Al salir en el sentido de la marcha, se mejora la visibilidad de peatones y ciclistas, reduciendo el riesgo de atropellos.
Reduce la velocidad de circulación: La disposición de los vehículos obliga a los conductores a reducir la velocidad, lo que puede disminuir el riesgo de accidentes.
• Emisión de gases: En ocasiones, al quedar la parte delantera del vehículo orientada hacia la calzada, el automóvil puede dirigir gases de escape hacia la acera, afectando a los peatones si la calle es estrecha.
• Tiempo de maniobra: Este tipo de estacionamiento puede llevar más tiempo que aparcar en línea o en batería de frente, lo que puede llegar a ser un inconveniente en situaciones de tráfico intenso.
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