Compositor, musicólogo, director, militar… Sobre todo y ante todo maestro y autor de las marchas procesionales más conocidas e interpretadas en la Semana Santa de Andalucía. Pero la extraordinaria calidad de sus temas ha motivado que sus marchas hayan traspasado aquella frontera territorial hasta llegar ... a Valladolid. Es Abel Moreno, el compositor del arte semanasantero y el director entregado a sus músicos y a su público cual 'masterclass' que este domingo sobresalió en el II Concierto de Marchas Procesionales organizado por la Escuela Municipal de Música de Valladolid.
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El andaluz recorrió este domingo la sevillana calle Campana desde la mismísima calle de la Platería de Valladolid en un recital de pasión cofrade, de sentimientos religiosos profundos y de mucha calidad musical de una escuela municipal que interpretó majestuosamente al mismo toque del llamador de los pasos procesionales con su 'Hermanos Costaleros', una marcha para ser escuchada cargando con las imágenes pero también escuchada por los espectadores que así colaboran en los ritmos para mecer a sus imágenes sagradas.
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Un admirable impulso musical le caracterizó este domingo sobre el pódium de director y así se lo hacía transmitir inexorablemente a los músicos y al público entregado ayer por la mañana en el recital celebrado en la Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz. Un templo desde donde salieron los sones de Virgen de los Estudiantes, enmarcando éste tema precisamente pocos metros más allá, en la propia Universidad de Valladolid y su Hermandad del Santísimo Cristo de la Luz.
La marcha 'Macarena' trasladó a la capital vallisoletana aires muy andaluces desde el epicentro de la factoría de Gregorio Fernández, es decir, con la atenta mirada de la Virgen de la Vera Cruz, el Ecce-Homo o Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna. Imaginaría puramente castellana que se estremecían con tanto arte andaluz: el de la música y el de los compases y comentarios de Abel Moreno. Es más, el propio director recreaba desde su espacio la marcha, las idas y venidas de los costaleros, los bailes de tronos o las mecidas a costal bajo cristos o vírgenes. «Un concierto memorable», comentaban en corrillos muchos de los asistentes al finalizar esta cita que abarrotó el templo.
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Tampoco faltaron ni la bulla tan andaluza ni los silencios, que también se escuchan en aquellas tierras, sobre todo cuando empezó a sonar 'La Madrugá'. Para algunos recuerdos musicales y sentimentales del propio conocimiento en aquella noche de Sevilla, para otros recrear sus momentos en pleno epicentro procesional de Valladolid en la interminable jornada de Jueves Santo que incluso traspasa de día hasta llegar a la madrugada del Sábado Santo. Un río de procesiones que suenan con lo nuestro y con lo importado pero con muy buen acierto como se puso ayer de manifiesto con el extraordinario nivel que la Banda de Música del Ayuntamiento de Valladolid ha alcanzado. Un nivel, por ejemplo, alcanzado ayer con los temas de Encarnación Coronada y el Himno a la Esperanza, dos interpretaciones de arte y en los que también intervinieron el coro de la misma escuela municipal.
La vinculación de Abel Moreno con Valladolid viene de lejos, por cuestiones familiares, pero también manifestó este domingo que le unió mucho a esta tierra su amistad con el cardenal y arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo. Fue una relación especialmente entrañable, como reconoció, hasta el punto de que en una ocasión fue el propio riosecano quien dijo a Abel Moreno: «Tú has hecho cantar más que los cardenales, arzobispos y obispos el Ave María a toda España y es que contigo lo cantan creyentes y ni creyentes» en referencia a su marcha 'Encarnación Coronada' y ante las risas, la admiración y la ovación de todos los presentes.
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El concierto celebrado este domingo estuvo compuesto de dos partes: la última la dirigida por Abel Moreno y la primera dirigida por el director de la propia banda, por Ángel Páez, quien puso su habitual y extraordinaria maestría en la batuta con temas especialmente seleccionados. A modo de prólogo sirvió Las Siete Palabras si bien empezó la segunda de las obras previstas y parecía que accedía a este templo de la Vera Cruz el Santísimo Cristo de las Mercedes de la Cofradía de las Siete Palabras de Valladolid gracias a su himno, que ya es una marcha de ciudad y cuyos autores precisamente estaban allí presentes, el abulense Eugenio Gómez y el riosecano Pablo Toribio. Los músicos también tocaron Sollevazione di Cristo y Lacrimosa, dos temas italiano y portugués respectivamente con los que se volvió a poner de manifiesto la internacionalidad de la Semana Santa de Valladolid cual calle empedrada de Roma o Florencia pero también de Óvidos o Guimaraes.
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