El proyecto de Francisco Jurado proponía un viaducto entre Padre Claret y el casco antiguo. El Norte

Un viaducto entre Padre Claret y el casco antiguo para esquivar el Acueducto

El Ayuntamiento guarda las ideas sobre la plaza Oriental que los arquitectos presentaron a los dos concursos convocados hasta el momento, en 1946 y 1998

Carlos Álvaro

Segovia

Jueves, 14 de julio 2022, 07:16

La plaza de la Artillería (popularmente conocida como plaza Oriental) es un espacio urbano inconcluso. Para el Ayuntamiento de Segovia, representa una verdadera asignatura pendiente. Los esfuerzos por alejar el tráfico del Acueducto y dignificar el entorno no han respondido a un modelo previamente diseñado, ... y la actual plaza es el resultado de actuaciones independientes, separadas en el tiempo y sin un patrón preestablecido. La confluencia de carreteras sigue estando ahí, muy cerca del monumento, y no se atisba una solución a corto plazo que termine de cerrar el expediente de una vez por todas. Sobre la configuración que el espacio debería tener se ha pensado mucho, pero las ideas no se han materializado. La inversión que habría que acometer para dignificar el entorno sería de tal calibre que el Ayuntamiento ha mantenido siempre los proyectos en el cajón, a la espera de tiempos mejores.

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La Dirección General de Bellas Artes convocó en 1946 el llamado Concurso Nacional de Arquitectura, al que concurrieron numerosos arquitectos. Los proyectos debían proponer la dignificación de un espacio en el que, en ese momento, convivían autobuses, equipajes, carretillas, pavimentos, fuentes de gasolina, casuchos «y demás fealdades, sin que por pudor mencionemos montones de tierra, escombros y basuras que también existen en la zona no urbanizada hasta ahora y que tanto empeño han puesto todos en que desaparezcan», puede leerse en la Revista Nacional de Arquitectura editada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en enero de 1947.

El proyecto ganador fue el presentado por Luis Laorga Gutiérrez y Francisco Javier Saenz Oiza. Los arquitectos proponían una estación de autobuses enterrada en gran parte, aprovechando un desnivel. Tendría una placita que limpiaría de trastos otra semirregular, abierta ante las arcadas del Acueducto, adornada con una fuentecilla en medio, que contribuiría a dar escala al conjunto. Las carreteras se abrirían antes de alcanzar la plaza, donde los vehículos pudieran diseminarse. La plaza propuesta por Laorga y Saenz Oiza «tiene unos porches, bien castellanos y sencillos; una ordenación de huecos en la cual predominan el macizo y la suficiente irregularidad para que no resulte monótona; un muro, almohadillado discretamente abajo, y sembrado de menudas puntas de diamante y escudetes arriba, que se encargan de entonarlo con la arquitectura del Renacimiento sin imitaciones estilísticas, siempre peligrosas. De tres pisos y escala menuda, no puede perjudicar al tanta veces repetido monumento», resume la revista. El proyecto mantenía las casas situadas entre las calles Gascos y San Juan.

Proyecto de Manzano Monis, de 1946. AMS

Hubo otros cuatro proyectos distinguidos con un accésit. El arquitecto Manuel Muñoz Monasterio propuso una plaza de planta irregular, con alzados escalonados laterales y jardines en terrazas y escalerillas. Todos los ángulos visibles estaban rematados por torrecillas herrerianas. Por su parte, el proyecto de Vicente Figuerola proponía cerrar con pórticos y árboles una plaza con fórmula de semicírculo regular en planta y horizontal de niveles, lo que se traducía en un alzado de tres pisos, no monumental por su tamaño, pero sí por su empaque y traza de grandes arcos en los pórticos. La idea de José Marcide y Rafael Aburto acometía los accesos en forma de gran avenida triunfal, incluso por los monumentos de su eje, y disimulaba celosamente entre los desniveles la estación de autobuses. Los arquitectos Federico Faci y Pedro Escorial propusieron una gran llanura tendida hacia el monumento, con dos accesos de simetría rítmica de las dos carreteras. El último proyecto distinguido, obra de Manuel Manzano Monis, resolvía el espacio «en fuerza de jardines, irregulares primero, aunque de eje acusado; más regulares encima, a través de unas rampas y pórticos curvo; regulares y franceses, o de La Granja, luego al final, con nuevas escalinatas en un muro de contención, y otras sueltas, rectas y rígidas, con una fila de estatuas».

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Un viaducto

El 24 de marzo de 1999, el arquitecto sevillano Carlos Fraile Casares se alzaba con el primer premio del Concurso Internacional de Ideas para la Ordenación del Entorno del Acueducto: Ideas para el Tercer Milenio. Su proyecto, titulado Danae, proponía fusionar el valle con la plaza del Acueducto «estableciendo una graduación que se adapta a la topografía, abriendo la perspectiva del entorno y manteniendo el predominio del monumento con la plaza sin competir con él».

El accésit fue para el proyecto de Miguel Batlle Pages, pero hubo otras propuestas seleccionadas, como la de Francisco Jurado o la de los arquitectos José Ignacio García y Roberto Moreno. Jurado, por ejemplo, proponía la construcción de un viaducto creando una rotonda de enlace entre Padre Claret y Vía Roma y una conexión directa al recinto amurallado, de manera que al casco se accedería desde el mismo viaducto, descongestionando el acceso por San Juan. Además, el proyecto preveía la construcción de un edificio singular entre el paseo de Santo Domingo y la calle Gascos, posiblemente destinado a Museo del Agua, y de un aparcamiento para autobuses, convenientemente cubierto pero no enterrado, así como la instalación de pivotes para la restricción del tráfico rodado.

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Ninguno de los proyectos esbozados ha sido ejecutado.

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