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El último turno de la noche supone hasta un 30% de los ingresos de los restaurantesLa hostelería segoviana rechaza el mensaje de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, que dijo en la tribuna del Congreso que los locales que abren después de medianoche «no solo carecen de lógica en comparación con otros países europeos, sino que también afectan negativamente a ... la calidad de vida de los trabajadores y a la estructura social». El sector reivindica los actuales horarios, regulados por la Junta de Castilla y León, como parte del éxito de la hostelería española y se ampara en datos económicos para explicar que el último turno de la noche supone hasta un tercio de su facturación de la jornada.
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Luis Javier González
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«El 99% de la hostelería segoviana cierra las cocinas a las diez y media de la noche; estamos buscando un problema donde no lo hay», subraya el presidente de la patronal hostelera y de turismo Hotuse, Jesús Castellanos, que considera el sector en España como «la envidia de Europa» y rechaza el mensaje de adaptarse a otros países. «Gracias a estos horarios hemos batido en 2023 récords de creación de empleo», defiende el responsable gremial en la provincia. «Nosotros no nos queremos parecer a Europa, sino seguir siendo lo que somos; firmamos los convenios colectivos con los sindicatos en nuestras provincias, no con el Gobierno de España. Que se meta en lo que él regula», declara tajante jesús Castellanos
Los locales rara vez admiten una reserva después de las diez y media; más difícil quizás es negar una mesa al que llega sin avisar. «Pero ya estamos hablando de otra cosa, no de llegar a cenar a la una, que es lo que dijo exactamente la ministra», ahonda el presidente de Hotuse. Después, algunos estiran la jornada hasta la una, pero el portavoz empresarial habla de un fenómeno a la baja. «A las doce y media, el 95% de los restaurantes de Segovia y el 80% de Madrid están cerrando; a todos nos encantaría servir quince cubatas, pero la sobremesa hoy en día no existe», arguye.
Las licencias son municipales y los horarios son competencia regional: hasta la 1:00 en invierno y como tope la 1:30 en verano. «Más que de sobra, es un horario del que nunca nos hemos quejado», matiza el responsable de la patronal, quien apostilla que «la realidad es que se cierra antes, hay muy pocas veces que tengas que echar a la gente del local».
Adelantar una hora el cierre supondría hacer lo mismo con la cocina. Pongamos que en torno a las 21:30 horas. Esa hora de menos cambia las cuentas. «Para un sábado, es un porcentaje fundamental, más del 30% de la facturación. Muchas veces es el único día de la semana que se trabaja bien y eso hace que mi negocio sea o no rentable, tan serio como eso, con los pequeñísimos márgenes con los que estamos trabajando ahora», resume Jesús Castellanos.
Jesús Castellanos
Presidente de Hotuse
El cálculo es que un tercio del calendario entra en esa clasificación de 'sábado', así que la repercusión anual, con una extrapolación superficial, situaría la incidencia anual en torno al 15%.
Rocío Ruiz, presidenta de Festur –la organización sectorial hostelera vinculada a la Federación Empresarial Segoviana (Fes)– sitúa la valoración de Díaz «fuera de lugar» por su «desconocimiento» sobre el sector. «Me duele la mala imagen que se da de nosotros, parece que no sabe el dinero que genera el turismo en España. Sí que defiendo que la hostelería necesita un cambio, mejorar en la conciliación», expone Ruiz. «Vas a estar trabajando las noches y los festivos, pero las jornadas no pueden ser excesivas», añade en su argumentación.
Compara esa situación con la del personal de emergencias. «Conciliar es tener un tiempo de descanso para disfrutar de tu familia y de tu ocio, aunque no sea el sábado; también hay lunes, martes y miércoles y puedes llevar a tus hijos al colegio, hay otros trabajos que no te lo permiten. Hay cosas positivas», defiende.
Los hosteleros sitúan el convenio colectivo firmado hace un año en Segovia como un referente a nivel nacional y los sindicatos, aún con derechos por ganar, hablan de los horarios como un tema complejo que debe debatirse en las mesas sectoriales. «No se puede soltar así a la ligera, hay que tratar este tema con la delicadeza que requiere», subraya el secretario regional de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras (CC OO), Luis Sáez, quien negoció el convenio segoviano en el que se unificaron los grupos salariales –antes se remuneraba más a los empleados de un local cinco estrellas que a los de una taberna– y equiparó las condiciones de las camareras de piso, que cobraban 200 euros menos que un camarero de barra.
Quedan luchas pendientes, como dar a los trabajadores al menos un fin de semana de descanso al mes. «También necesitan salir por ahí y tienen pareja e hijos. Lo hemos planteado muchas veces y lo hemos conseguido en el comercio, pero en la hostelería está siendo imposible», explica Sáez. Por eso pide cintura a los empresarios, para no ser «un sector en el que no quiere trabajar nadie». Algo que argumenta por los «abusos laborales» a través de contrataciones que «no son acordes a las horas que realizan los trabajadores», esgrime el portavoz sindical, amén de la necesidad de prestar servicio cuando la sociedad disfruta del ocio. «Eso es muy sacrificado. Como los festivos y los domingos son días de apertura, se cobran como días ordinarios, y todos trabajamos para ganar dinero. Luego dicen que la gente no quiere trabajar. La gente quiere condiciones, salarios, descansos y que se pague su trabajo. Ni más ni menos. No que les exploten», subraya Luis Sáez.
El secretario de Hostelería de UGT, Jorge González, no es partidario de «adelantar el cierre por adelantar», sino que pide «regular de una forma mucho más firme» la jornada laboral, el tiempo que pasan los empleados en el establecimiento. «¿Puedes tener abierto hasta las tres? Nada que decir. Pero los trabajadores no pueden hacer más de ocho horas», defiende. El problema es la respuesta cuando se exceden los turnos. «En el mejor de los casos, pagan horas extra, pero lo más habitual es que no se compense de ninguna de las maneras. Al final, con el sobrecito por debajo pagando cuatro perras la jornada habitual son diez u once horas. No podemos demostrarlo, pero que existe es más que evidente», apostilla el representante de UGT.
Jorge González lamenta ese hábito de la sociedad española de llegar al comedor cinco minutos antes del cierre. «Y nadie se da cuenta de que a esa hora acaba la jornada laboral de una persona, se sienta un cliente y el problema no es que se le dé el servicio, que me parece bien, sino que el trabajador alarga la jornada sin obtener en muchos casos nada a cambio».
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