Las últimas cestas baratas de Navidad

La tradición vence cualquier imprevisto. La pandemia no consiguió lastrar la venta de cestas navideñas, sino que la impulsó. Una vez normalizada la situación del virus, la práctica de regalar estos lotes por parte de las empresas segovianas a sus trabajadores recupera la normalidad. El cierre del catálogo de presentes navideños a principios de año ha permitido esquivar la inflación galopante, aunque las distribuidoras prevén subidas de los precios hasta un 20% a lo largo del 2023.

La expansión de la nueva cepa ómicron en la última Navidad obligó a la cancelación de las cenas de empresa in extremis, que fueron sustituidas por la entrega de cestas a los empleados. «Hubo un vuelco muy grande, aunque ahora todo ha vuelto a la normalidad», sostiene el propietario y administrador de la distribuidora hostelera segoviana Dihose, Daniel San Juan. No obstante, las preferencias han cambiado. «Los clientes cada vez son más selectos y piden más información sobre los productos, que suelen ser más caros», añade.

La costumbre de regalar lotes navideños ha evolucionado a lo largo de los años. En los últimos tiempos se ha extendido la entrega de décimos de lotería y botellas de vino. Pero es una tradición que, similar al aguinaldo, permanece arraigada en el imaginario colectivo. Según se acerca la época festiva, los trabajadores esperan la llegada del obsequio navideño. «Tenemos clientes fieles que todos los años encargan cestas; quien no lo hace es porque no tenía esa tradición», sostiene.

Esta práctica tiene su origen la época romana, cuando el patrón entregaba comida a los 'clientes' que le servían al tener un rango socioeconómico inferior. Con el paso del tiempo, esta práctica se ha transformado y entronca directamente con la relación entre jefe y empleado. «Las empresas conservan este vínculo histórico en los presupuestos», sostiene San Juan. Es decir, aunque suban los precios de los lotes, «realizarán el mismo gasto» para dar respuesta a una usanza instaurada.

Los productos que no pueden faltar en una cesta navideña de Segovia son el vino y los embutidos, que son los «productos estrella», detalla el distribuidor. Queso, jamón, chorizo... Aunque también «una pincelada de dulce por el hecho de ser Navidad», indica. «Productos típicos y muy seleccionados», declara. Este hecho podría requerir una adaptación en el próximo año, cuando el incremento previsto en el precio de la alimentación ronda entre un 15% y 20%. «Eso como mínimo», lamenta el portavoz de Dihose.

20%es el porcentaje de incremento previsto en el precio de la alimentación a partir de enero.

Aunque la inflación se ha disparado en los últimos meses, esta situación no ha repercutido en las cestas navideñas, ya que los lotes se cerraron a principios de año. El acuerdo con los proveedores se alcanzó antes del comienzo de la guerra de Ucrania, desencadenante principal de la crisis económica, y las ofertas se empezaron a preparar en verano. «Hay cestas que son artesanales y muy laboriosas, de hasta siete pisos, lo que requiere mucho tiempo», confiesa San Juan.

De este modo, la subida de los precios apenas se ha notado en los pedidos realizados estos meses sobre el catálogo, que en Dihose acaparan el 95% de la demanda total. «Si se pide algo fuera de él, productos más específicos, tenemos que vincularlos con el precio que tenemos hoy», advierte.

En las anteriores campañas, protagonizadas por la pandemia, los distribuidores tuvieron que lidiar con el desabastecimiento y escasez de algunos productos. Nada más llegar el virus, se produjo un paréntesis en el que las fábricas tenían tan solo una capacidad productiva del 40% sobre el total de la demanda. «La producción no iba a la misma velocidad que la venta, los ciudadanos consumían mucho más», según especifica el distribuidor segoviano, y la industria no tenía capacidad suficiente para dar respuesta a esa situación.

Es el caso de los episodios de carencias que vivieron algunas materias primas, como es el vidrio. «En 2022 no hemos tenido ningún problema porque el miedo nos llevó a prepararnos mucho más», afirma San Juan, quien recuerda momentos de ruptura del 'stock' que no tardaron en solventarse. De hecho, antecede que las existencias del aceite de oliva virgen extra serán protagonistas de uno de los problemas futuros. «Va a tener un precio muy llamativo principalmente por la escasez», revela.

De modo parecido, visibiliza una «preocupante» tendencia cada vez más extendida: la poca antelación con la que las empresas trasladan sus pedidos. «Es lo que peor llevamos; el ritmo ha cambiado», declara San Juan. A su juicio, se compra más por internet y de forma más inmediata, por lo que a veces es difícil hacer una previsión acertada. A ello se une el transporte, cuyo servicio se ha encarecido y presenta demoras según se acercan las fechas festivas. «Las empresas, por desgracia, no se preparan en tiempo y forma; tienes que anteceder lo que va a pasar», determina.

A pesar de los obstáculos, el balance de la campaña de cestas navideñas es «positiva», que ya se da por concluida. «El día límite habitualmente es el del Sorteo de la Lotería de Navidad», apunta el representante de Dihose. Después de esta fecha, el volumen de pedidos es prácticamente residual. Del mismo modo sucede con las cestas y lotes que se regalan a partir de las rifas y las porras en los establecimientos hosteleros, si bien en algunos casos también se extenderán al Sorteo de 'El Niño'.

«Hay zonas en la provincia donde los bares tienen más tradición para organizar estos sorteos, como son los cercanos a la sierra de Guadarrama», explica San Juan. En el resto de la provincia, su organización o no depende de las peticiones de los clientes. «Hay pueblos que son cada vez más pequeños en los que cuesta más llenar la porra y, en consecuencia, la cesta, por lo que será una costumbre que se terminará perdiendo», lamenta.

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