Madrid, Granada, Cádiz, Zaragoza... Muchas ciudades, pero sobre todo la capital de España, llevan tiempo subidas en la ola de satisfacer la demanda de un hogar mediante la reconversión de locales comerciales y la transformación de oficinas en viviendas. Son recintos situados a pie de ... calle en su inmensa mayoría, por lo que se adaptan para domicilios particulares ubicados en los bajos de los inmuebles, aunque también hay mucho despacho clausurado en entreplantas de bloques de edificios que llevan tiempo vacíos, desocupados, sin uso y deseando que alguien les retire el cartel de 'se vende' o 'se alquila'.
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Segovia no escapa a esta tendencia. Así lo afirman los responsables de la Asociación de Industriales de la Construcción y del Colegio Oficial de Arquitectos, Javier Carretero y Alberto López, respectivamente.
No se puede hablar de 'boom' como en Madrid, donde la alternativa «está muy asentada»; pero la fiebre por dar salida a locales comerciales que se han visto abocados al cierre prolongado por la concatenación de crisis o porque no había relevo generacional que se hiciera cargo de los negocios existe y sube, confirma el presidente de los arquitectos.
«Hemos observado que hay una tendencia al alza relacionada con procesos económicos que han terminado por quitar locales comerciales en planta baja, como tiendas de textil u oficinas bancarias», confirma Alberto López, quien alude, por ejemplo, al paulatino cierre de sucursales de entidades financieras y de determinados modelos de negocio que han perdido presencia física en la calle en favor de las operaciones 'on-line'. La ganancia de terreno de las transacciones, de la compra y venta a través de plataformas digitales «ha dejado muchos locales vacíos», añade.
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«El uso residencial es el mejor» que se puede dar a una antigua tienda o sucursal bancaria que ha cerrado definitivamente. Hay zonas en las que abundan las verjas bajadas y las fachadas languidecientes porque esas actividades dejaron de existir. El presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Segovia, Alberto López, es partidario de recuperar esos establecimientos como viviendas en planta baja, pero «siempre se tienen que dar las mínimas condiciones de habitabilidad, con la iluminación, la ventilación y los espacios que se requieren» dentro del marco normativo. «No pueden ser microviviendas» al estilo de las que se crean en Madrid. Si se satisfacen los requisitos, «bienvenidas sean estas viviendas porque lo dramático es ver edificios vacíos». López ve en la transformación de locales cerrados a pie de calle en casas adaptadas para ser habitadas una vía para volver a atraer inquilinos al casco histórico. Eso sí, apunta que «los residentes han de tener un trato amable de las autoridades». Por el momento, el casco antiguo de Segovia no está tan enfermo como el de ciudades como Cáceres; aunque «hay que tener cuidado para que no se muera», alerta.
Javier Carretero, por su parte, ratifica ese creciente escenario en la capital segoviana de establecimientos a pie de calle que se encuentran desocupados. Para muestra, el industrial de la construcción nombra el botón de la calle Blanca de Silos, una arteria céntrica que enlaza la plaza de la Universidad, donde late con fuerza la actividad del campus María Zambrano, con otras vías como Buitrago, Somorrostro, Muerte y Vida y San Francisco. A lo largo de este recorrido hay varios locales sin uso. El presidente de APIC también se fija en el barrio de Nueva Segovia como otro de los lugares donde cada vez se ven más bajos de tiendas clausuradas susceptibles de adecuarse como viviendas.
A diferencia de otras ciudades, el parque de oficinas y despachos situados en entreplantas de inmuebles no es demasiado significativo en la capital segoviana. Este contexto socioeconómico de negocios que bajan la verja definitivamente coincide con «la presión de la demanda de vivienda», que en Madrid es mucho más asfixiante que en la ciudad, matiza López.
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El presidente de los constructores coincide con el representante colegial de los arquitectos en que la normativa que ordena el planeamiento urbanístico madrileño facilita la oleada de transformaciones que se está produciendo desde hace un tiempo en la capital del país. En la región y Segovia, el marco «es más restrictivo», avisan ambos profesionales.
El presidente de la Asociación de Industriales de la Construcción de Segovia y Provincia (APIC), Javier Carretero, asegura que sí se están ejecutando algunas obras de reforma necesarias para reacondicionar antiguos locales comerciales que llevaban tiempo cerrados y que ahora se reconvierten en viviendas para particulares en los bajos que antes ocupaban estos establecimientos. Las agrupaciones del resto de la comunidad, bajo el paraguas de la confederación regional, han empezado a mover ficha para que la regulación urbanística sea menos restrictiva porque ahora «hay muchas limitaciones».
Javier Carretero revela que, en los últimos días, la Confederación Castellana y Leonesa de la Construcción, que agrupa a las diferentes organizaciones provinciales como la APIC, ha remitido un escrito a la Dirección General de Vivienda de la Junta para solicitar una mayor flexibilización de las condiciones que se han de cumplir para poder acometer la recuperación como domicilios de locales situados en bajos que llevan tiempo cerrados.
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El presidente gremial de los constructores en la provincia señala como uno de los requisitos más arduos que ha de satisfacer una intervención de estas características que solo es convertible en establecimiento más cercano al portal del inmueble que lo acoge. También las limitaciones que recoge la norma respecto a las alturas mínimas constituye otra de las restricciones que complican la transformación en viviendas, añade el presidente de APIC.
En este sentido, el máximo responsable del Colegio Oficial de Arquitectos de Segovia detalla que no es tanto la norma regional la que encorseta las intervenciones urbanísticas como el planeamiento urbanístico de cada municipio. En el caso de Segovia, Alberto López cree que «no haría falta modificar el Plan General de OrdenaciónUrbana (PGOU)». Incide en que «no es tan fácil en locales de planta baja sacar rentabilidad a la reforma porque a veces solo tiene la puerta de entrada». A este respecto, asevera que quien se decante por la reconversión ha de cumplir con las condiciones de habitabilidad estipuladas.
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Por lo tanto, el acondicionamiento del espacio ha de ajustarse a los requisitos de iluminación, ventilación y superficies mínimas que están establecidas. Hay inmuebles que necesitarán más obra y otros menos, aunque en cualquier caso, el aprovechamiento futuro como vivienda particular hace que «no sea caro», apostilla el arquitecto.
López subraya que la reconversión en viviendas habitables de los locales que se van quedando vacíos es una buena solución frente al progresivo vaciamiento del casco histórico. Pero esta apuesta urbanística «debe ir acompañada de la vuelta de servicios esenciales como un centro de salud, de una mejor accesibilidad y de que no se multe a los visitantes que paran cinco minutos para recoger a un familiar para ir al médico», sostiene el portavoz de los arquitectos.
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