

Secciones
Servicios
Destacamos
De las veintiuna familias de acogida que tiene la bolsa de la Gerencia de Servicios Sociales de Segovia, diecinueve están ocupadas y solamente dos están ... en ella sin un menor a cargo. Ambas partes están obligadas a entenderse por un fin supremo: la infancia. Pero el relato de los miembros de los hogares es el de una relación tormentosa: ninguna de las familias con las que ha hablado El Norte de Castilla ha querido detallar su caso «por miedo a represalias». «No piensan en los niños, son súper burocráticos y parece que las cosas hay que aplicarlas a todos por igual. En cuanto cualquier familia dice algo, te castigan. Hay algunas que salieron del programa porque ya no te ofrecen ningún acogimiento, ellos tienen el poder». Lo cuentan de forma anónima por los precedentes, quejas que se han traducido en un periodo en el banquillo.
Las familias describen el sistema de protección a la infancia como «muy complejo». Lamentan la «lentitud» de la Administración. «Cada persona aplica su forma de trabajar, así que depende en último término de qué técnicos tienes en ese momento». Como crítica global, aluden a que se priorice el derecho de la familia biológica sobre el bienestar del menor. «El niño tiene que ir a las visitas, aunque no le estén viniendo bien porque regrese muy revuelto. Igual tendrían que ser más espaciadas o más cortas». Pero el resumen es que la mayoría de las carencias se resolverían con más personal.
La pandemia fue un momento complicado para las familias por las dificultades para la supervisión de los casos o las trabas para que la Junta emitiera permisos de desplazamiento entre provincias para llevar a cabo las visitas. Las familias se acabaron organizando por sí mismas, por ejemplo, a través de videollamadas, aunque el protocolo impide que las familias de acogida y la biológica intercambien teléfonos personales.
Una vez superada la covid, el colectivo se queja del exceso de movilidad. «El año pasado en Segovia fue una pasada. Había familias que no sabían qué técnico tenían. Es algo que tiene que solucionar la Junta a nivel laboral, dar más estabilidad a la gente. No es lo mismo un administrativo que una persona que tiene que gestionar casos de protección a la infancia. Tres meses en la vida de un niño pueden ser una brutalidad», advierten las familias. El Norte de Castilla ha preguntado a la Junta sobre la interinidad de su personal.
Otra carencia nuclear del sistema está en los adolescentes. «A partir de los 14 años es difícil que salgan en acogimiento porque hay muchas familias y no se les potencia». La consecuencia es una situación de desamparo cuando llegan a los 18. «Muchos se ven en la calle de un día para otro o vuelven a la situación familiar de la que les han retirado». El programa de preparación para la vida independiente, con pisos de emancipación, no echa raíces. «Hay muchas normas y estos chavales acaban muy cansados del sistema», explican.
Otro problema está en los menores que no tienen documentación española. Hijos de extranjeros que pasan años sin siquiera pasaporte. «No sabemos por qué no se quiere solucionar. Igual que das nacionalidad a futbolistas, se la puedes dar a los críos». Niños que no pueden ir a un viaje de fin de curso, federarse en un equipo o matricularse en una carrera.
Noticias relacionadas
Las familias piden ser escuchadas. «Se nos tiene como meros cuidadores de los niños, pero pasamos con ellos 24 horas al día durante años». Un proceso que rompe parejas y que requiere años para superar ciertos duelos. Pero las familias siguen en el tren porque, con todo, los pros superan a los contras. «Lo duro no es despedirse del niño, sino tratar con la administración».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.