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Nada más duro que una infancia asaltada por temores e inseguridades. Difícil crecer en entornos con problemas serios de drogas, alcohol, abandono, orfandad, negligencias, agresividad... ... y las muchísimas causas que llevan a los Servicios Sociales a intervenir en un hogar para proteger a los menores y garantizarles un ambiente afectivo y seguro para crecer. No solamente protege la niñez y la adolescencia, ampara la oportunidad de un joven y futuro adulto con autoestima y equilibrio.
Hace mucho tiempo que, de la mano de la democracia, desaparecieron los orfanatos y algo menos que se puso en marcha el acogimiento familiar. En 1989 arranca en Castilla y León. El sistema de protección de la Junta mantiene como recursos viviendas para la vida de menores que requieren amparo institucional; pero nada que ver con las viejas residencias, se asemejan a casas familiares, con un tamaño limitado y con profesionales a su cargo que se encargan de garantizar la cobertura de sus necesidades sanitarias, escolares o de manutención, entre otras muchas. Un ambiente saludable y seguro;pero aún lo es más el familiar.Desde luego de abuelos, tíos o similares y, si no puede ser, de una familia de acogida.
Pero no todo vale. Las familias y los menores han de ajustarse convenientemente, ser adecuados los unos para los otros siempre con la prioridad de la atención al niño o adolescente. Los acogedores pueden poner sus límites por edad, discapacidad, problemas comportamentales o para acoger a más de un niño por ser hermanos. Eso hace que haya familias incluso a la espera de un menor.
Noelia Aguado
Responsable del programa de acogimiento de Cruz Roja
Actualmente hay 225 familias que tienen un pequeño en su hogar y otras 39 sin niño asignado, por no coincidir las características que ellos aceptan con los pendientes de la acogida. Son, según los datos de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, 96 los tutelados que no tienen hogar actualmente. Hay trece pequeños con alguna discapacidad; otros están en el programa de estancias temporales en vacaciones; difícil también encontrar amparo para los que sufren alguna enfermedad física o de salud mental o a los mayores de 12 años –hay 13–; tres con problemas de comportamiento e, incluso siete que no se engloban bajo el indicador de 'características especiales' están en lista de espera. Pero son los grupos de hermanos a los que a Cruz Roja, entidad colaboradora con la Junta y que se encarga de este programa, más les cuesta encontrar familia. Hay 22 menores en grupos de dos hermanos y diez en grupos de tres. En algunos casos puede estar acogido uno y el otro permanecer en el recurso residencial.
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Esta ONG está especialmente preocupada y sensibilizada por estos pequeños que, en ocasiones, arrastran mucho tiempo sin encontrar hogar. Bajo la tutela de la Junta hay 1.452 menores de edad; de, entre ellos, 65 huérfanos ucranianos. De estos pequeños, más de la mitad, 796 concretamente, disfrutan de un acogimiento familiar: 361 en familia extensa, 318 en ajena y 117 bajo la figura de guarda con fines adoptivos y otros 656 residen en viviendas de la Junta.
796 menores
están en entornos familiares en Castilla y León.
656 acogidos
niños y adolescentes viven en residencias de la Junta.
96 menores
están en lista de espera por sus características especiales como problemas de salud o discapacidad i pertenecer a grupos de hermanos.
Cuando un niño o adolescente necesita salir de su casa por el motivo que sea, la figura idónea son sus propios allegados; pero no siempre es posible y es cuando entra en juego el recurso del acogimiento temporal que, en principio, es por dos años pero ampliables. «Este se considera un tiempo que habitualmente puede permitir a la familia de origen corregir la situación que ha llevado a esta necesidad de protección; pero si el entorno no vuelve a resultar adecuado y seguro, no se reconstruye para el niño, se prorroga el acogimiento. A la par se trabaja con su familia biológica, que mantengan el contacto con visitas. Nuestra prioridad es que el desarrollo de estos menores tenga lugar al amparo de una familia sin problemas y, para ella, es altruista, un proyecto vital para ayudar a cubrir necesidades en la infancia», destaca Noelia Aguado Sánchez, responsable del programa autonómico de Acogimiento Familiar de Cruz Roja.
«El foco está en el niño. No es un sistema siquiera que abra un derecho de adopción, al menos no actualmente, sino que lo que persigue es temporal. No obstante, en ocasiones cumplen la mayoría de edad tutelados e, incluso, luego continúan porque ellos ya son mayores, pueden decidir, y los vínculos no se rompen. También trabajamos con la capacidad de la familia para adaptarse a estos niños y a sus cambios. Y saben que puede llegar un momento en que se vayan de su casa porque retornen;pero saben que es bueno para el menor y aunque sea duro lo entienden», añade.
A través del servicio de acogimiento se presentan posibles familias de acogida disponibles a acoger uno o varios niños y adolescentes de los Servicios de Protección a la Infancia, que determinarán la familia de acogida para cada persona menor de edad. El hogar seleccionado cuidará y atenderá bajo la modalidad de guarda al menor durante el tiempo que dure la medida de protección. Pero esto no los desliga de su entorno biológico, ni para pasar tiempo en visitas con ellos ni en la toma de decisiones sobre estudios o la Primera Comunión, por poner algún ejemplo.
El programa trabaja en fomentar el conocimiento del acogimiento y sensibilizar a la población para crear una cultura que impulse la captación de nuevos participantes y concienciar a las personas interesadas que solicitan información sobre el Servicio de Estancias Temporales, desde las fases iniciales del proceso, la importancia de dar continuidad y adquirir un compromiso mayor ofreciendo de este modo la oportunidad de crecer en un entorno familiar seguro, afectuoso, estable y comprometido para favorecer el desarrollo integral de la persona menor de edad y sensibilizar sobre la importancia de priorizar aquella modalidad de acogimiento que garantice mayor estabilidad; así como valorar a las personas interesadas en participar en el servicio, teniendo en cuenta sus características, capacidades, recursos y apoyos, para la atención y cobertura de las necesidades que presenten las personas menores de edad con medidas de protección.
Seleccionar a las familias que cuenten con las capacidades y las habilidades adecuadas, realizando posteriormente los seguimientos necesarios a lo largo de todo el proceso. Asimismo, el programa incluye el orientar, acompañar y apoyar de forma continuada a los participantes durante las diferentes fases especialmente ante posibles dificultades que puedan surgir, ya sea a través de actuaciones previamente establecidas o de otras más específicas que se consideren necesarias, con el fin de favorecer el desarrollo adecuado del recurso.
Además, la Junta dispone de programas de acogimiento vacacional, para el verano o vacaciones de Semana Santa o Navidad para los niños que están en residencias. De este primer contacto limitado en el tiempo puede derivarse un acogimiento largo.
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