El jefe de Toxicología del Hospital Río Hortega de Valladolid y catedrático en la materia por la UVA, Antonio Dueñas, especifica que «el peligro» por ... una posible intoxicación como la padecida por la familia Llorente Herrero en Carbonero de Ahusín se concentra «dentro del local» en el que guardaban cereral. El acopio fue fumigado la anterior semana con fosfuro de aluminio, producto químico al que se responsabiliza del envenenamiento causante de la muerte de Miguel, el joven 16 de años, y de Natividad, de 58. El padre, Nicolás, permanece estable atendido en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General de Segovia.
Dueñas concreta que habitualmente son las empresas las que marcan el tiempo que la nave en la que se ha fumigado ha de permanecer cerrada y confinada. «No puede entrar nadie en unos días», apostilla el especialista. El jefe de la Unidad de Toxicología del centro hospitalario vallisoletano afirma que la población de Carbonero de Ahusín puede vivir tranquila, siempre que respeten el cordón del precinto de seguridad que la Guardia Civil estableció este lunes para aíslar la vivienda y la nave.
El experto hace hincapié en que los vecinos de Carbonero de Ahusín «pueden estar tranquilos en la calle». En el exterior no hay amenaza de intoxicación porque el gas se ha diluido en la inmensidad del aire. «Lo que no puede hacer la gente es jugar a acercarse y curiosear», matiza al mismo tiempo que insiste en pedir que se respeten los precintos colocados para guardar una distancia de seguridad con respecto a la casa y la nave donde se produjo la filtración del fosfuro de aluminio que, al final ha resultado mortal para Miguel Llorente y su madre, Natividad Herrero, que, al igual que el padre de la familia, estuvieron en torno a una semana expuestos a estos gases tóxicos hasta que empezaron a sentir las indisposiciones y los problemas de salud.
«Si está bien acordonado, no tienen ningún riesgo», reitera el jefe de Toxicología del Hospital Río Hortega de Valladolid. En cuanto al tiempo que ha de trascurrir desde que se fumiga con fosfuro de aluminio y la vuelta a casa, depende de las empresas que se encargan de echar el producto tóxico. «Un tiempo razonable son quince días», esboza Antonio Dueñas.
El catedrático, quien precisa que su ámbito es el sanitario, apunta que la extracción del gas del interior de la nave depende del trabajo de los agentes de Protección Civil, de la Guardia Civil y de los Bomberos, que son los que llevan a cabo esta tarea de limpieza. «Se suelen usar sistemas de ventilación para sacarlo de forma controlada», expone. La duración del proceso no es una ciencia exacta. Lo que va a marcar su finalización serán las mediciones que garanticen la seguridad de la zona.
Para hacerse una idea de la peligrosidad que entraña el fosfuro de aluminio en manos inexpertas, el jefe de Toxicología del Río Hortega recuerda un robo de un todoterreno en Madrid que iba cargado de este producto. Policías y Guardia Civil «hicieron todo lo posible para recuperarlo cuanto antes por el alto riesgo toxicológico» que representaba que este pesticida estuviera de un lado a otro sin control.
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