«A 500 metros si alguien te quiere matar, lo hace»
El asesino de Mónica Berlanas, a juicio en Segovia ·
La familia de la joven degollada por su pareja en Arévalo, en octubre de 2016, delante de su hija de tres años, relata «la pesadilla» que supone salir a la calle y mirar siempre a la espalda
La «pesadilla» no ha terminado para la familia de Mónica Berlanas. El martes, día 30, tendrán que volver a ver el rostro de Jonathan de la Fuente, el hombre condenado a 26 años de cárcel por el asesinato con alevosía de su mujer y ante su hija mayor, que en octubre de 2016 tenía tan solo tres años. Concha Guardado, prima hermana de la madre de la víctima, asegura que es «indignante» tener que cruzarse otra vez con la persona que degolló a Mónica, en esta ocasión en la Audiencia Provincial de Segovia.
Los parientes directos «están expectantes y temerosos porque les asaltan muchos recuerdos y mucho dolor». De la Fuente se sentará en el banquillo de los acusados por proponer a otro preso de la cárcel de Perogordo el asesinato de su suegro y de un amigo de Mónica. La Fiscalía pide para el asesino cinco años de cárcel. La portavoz de la familia apunta que «parece ser que en la navidad de 2016 [apenas tres meses después de haber matado a su mujer] contactó con otro recluso y que hay notas con la planificación» del crimen que iba a encargar.
«Queremos que no haya ningún beneficio penitenciario y que cumpla íntegra la condena»
concha guardado, portavoz de la familia
«No se puede imaginar con que detalle están hechos los dibujos de la casa de los padres, donde señalaba al otro preso donde está la habitación de las niñas, por ejemplo, eso da una idea de lo frío y calculador que es este asesino, porque así además fue condenado», explica Concha Guardado.
«En una de las notas que interceptaron los servicios sociales decía que le daba al otro 4.000 euros por cargarse» al padre y al amigo de Mónica, añade la portavoz. Por todo ello, solicitan la máxima pena posible, porque además «no hay arrepentimiento ni reinserción social». En este sentido, la acusación particular que ejerce la familia pretende que se revise la orden de alejamiento acordada en la anterior sentencia condenatoria de De la Fuente, que era de 500 metros con respecto a los familiares de la mujer asesinada.
«Es ridículo y queremos que se amplíe a diez kilómetros para que puedan vivir tranquilos en el pueblo», incide Guardado. Es por lo que suspiran cada día los padres de Mónica, por «la tranquilidad que es necesaria para criar a las dos niñas». La portavoz ensalza el comportamiento desde el primer momento de los abuelos maternos, que «han cuidado y atendido de manera exclusiva a la pequeñas y han mirado por su bienestar».
«Los padres han perdido el sueño y salen a la calle mirando hacia atrás por si les van a matar»
concha guardado, portavoz de la familia
Sin embargo, esos 500 metros de la orden de alejamiento son una espada de Damocles porque a esa distancia, «si alguien te quiere matar, lo hace». Aunque todo el pueblo de Arévalo se ha volcado con la familia hasta el punto de dedicarle el nombre de un parque «donde juegan sus hijas», el mero hecho de imaginar que De la Fuente «puede pasear impunemente dentro de... ¿qué, quince años? Nos parece de risa». «El asesino de Mónica Berlanas es un peligro social que no tiene empatía, ni piedad ni tampoco sufre como el resto de las personas». Por eso, la familia defiende y reivindica que «no haya ningún tipo de beneficio penitenciario hacia él y que cumpla íntegra la condena», subraya la portavoz.
A las niñas «no les falta nada»
Las secuelas sangran todavía. «La hija mayor [que presenció cómo De la Fuente degollaba a su madre] sigue en tratamiento y continúa solando con escenas del cruel asesinato», revela Guardado. La menor, que ahora tiene cinco años, no se da cuenta de lo que sucedió. Los padres de Mónica viven en un vilo permanente. «Están bastante mal desde que conocieron los hechos y pensando en que tendrán que volver a verle en un juicio», añade.
«La hija mayor sigue en tratamiento cuatro años después y sueña con escenas del cruel asesinato»
concha guardado, portavoz de la familia
A pesar de todo, los abuelos se han esforzado en arroparlas y en proporcionarles «una infancia normal, con su ingenuidad, en la que no les falta de nada». El psicólogo infantil es el que dirige la situación. Mientras tanto, de la parte paterna «solo tenemos silencio y desprecio, han decidido arropar al asesino y no se han hecho cargo de las niñas»
El miedo se ha hecho cotidiano en las vidas de José María y Berta, los padres de la mujer asesinada. «Han perdido el sueño, dan vuelta todo el rato a las cosas, salen de casa con miedo mirando siempre hacia atrás por si alguien les viene a matar». «Lo que necesitamos es la protección de la justicia», e insiste en que «el alejamiento es tranquilidad para la familia de Mónica».
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