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Segovia
Lunes, 27 de abril 2020, 07:32
. «Los taxis son un buen termómetro del estado de la ciudad. Si ves que muchos están parados, malo. Significa que la tienda o el bar de enfrente tampoco tienen mucha gente», afirma Gustavo Calvillo, presidente de la Asociación de Taxis de Segovia. El impacto ... del coronavirus, al igual que en otros muchos sectores, ha sido brutal para el gremio. Y eso que ellos han podido salir a la calle durante las últimas semanas para intentar desempeñar su trabajo. Pero para un sector basado en la movilidad, una situación de estado de alarma, en la que las restricciones afectan sobre todo al movimiento de las personas, se deja notar entre los taxistas, con horas y horas parados entre un servicio y el siguiente.
Los primeros quince días de marzo, pese al descenso del turismo extranjero, fueron relativamente buenos para los taxistas segovianos, que mantuvieron sus ingresos y no registraron descensos. Pero con la declaración del estado de alarma lo cambió todo. Algunos taxistas pararon. Decidieron no salir, no exponerse y esperar en casa a que pasase la tormenta del coronavirus. Pero en realidad era un huracán. Ya van seis semanas, y las que quedan. Por ello, ha sido necesario volver a la calle para tratar de ingresar algo, «aunque sea simbólico», con lo que tratar de sufragar los gastos fijos que no entienden de virus.«Yo sigo amortizando licencia, pagando cuota de autónomos, la cuota de radiotaxi, la gestoría...», explica Gustavo Calvillo sobre los gastos fijos que conlleva el taxi, a los que luego hay que añadir los familiares. La única buena noticia para el sector es el precio del combustible, el más barato en muchos años.
Pero sin viajes que realizar el precio de la gasolina deja de ser importante. Antes de la crisis sanitaria, un viernes normal en Segovia alrededor del 90% de los taxis de Segovia (58) estaban en circulación por las calles. Trabajadores, turistas, personas que acudían a los ambulatorios y estudiantes universitarios eran los principales clientes de un sector que gozaba de una salud más o menos estable pese a las nuevas amenazadas surgidas en los últimos años. Pero ninguna como la covid-19. «Este viernes por la mañana habremos estado en la calle unos 20 o 25 coches», comenta Gustavo Calvillo. Es decir, menos de la mitad. Y además, la mayor parte del tiempo que han estado en el taxi la han pasado esperando la llegada de algún cliente. «Los domingos y los festivos son los peores días. Ha habido esperas de hasta 7 u 8 horas entre un servicio y el siguiente», señala el presidente de los taxistas segovianos, quien apunta una disminución de los ingresos de entre el 85 y el 90%.
Coronavirus en Segovia
«Nosotros vivimos de que la gente esté en la calle», insiste Calvillo al ser preguntado por la evolución de la demanda durante las seis semanas de confinamiento. «Hemos perdido todos los clientes. Podemos facturar algo, pero muy poco. Durante este tiempo se ha mantenido más o menos igual, sin grandes cambios, pero porque es difícil que podamos estar peor», subraya. Así, comenta que la simple apertura de un ambulatorio para consultas regulares supondría un aumento de la demanda para los taxistas, que podrían volver a llevar pacientes –suelen ser personas mayores– a los centros de salud.
Durante las semanas del estado de alarma los servicios que realizan los taxistas han cambiado. «Ahora hay gente que nos llama para que les llevemos a la compra. Era algo que antes no nos pasaba», dice Calvillo. «También hay algún caso muy excepcional de gente que va a la estación del Ave. Además, suelen ser médicos que trabajan aquí», añade sobre un viaje que antes de la crisis era de los más habituales. «Ahora la gente tampoco habla en el taxi. Antes sí que solían conversar, aunque fuera sobre el tiempo que hace, pero ahora se nota que la gente está triste», declara.
La covid-19, en datos
Aunque no abundan, también cuentan con algún que otro desplazamiento de viajeros al hospital o al centro de salud. «Si tienen síntomas no te lo dicen», declara Calvillo, quien apunta que varios compañeros, entre los que se incluye, han pasado la enfermedad. «Al final nosotros también estamos expuestos», comenta. Para tratar de evitar nuevos contagios, los taxis segovianos cuentan con mamparas que separan al conductor del único pasajero que se permite por taxi (dos si uno es menor o tiene problemas de movilidad). Además, la desinfección es frecuente después de cada servicio. El presidente del gremio prefiere no pensar en cómo será la vuelta a la normalidad hasta que no haya certezas. «No está claro cómo se va a producir y si nos podría beneficiar», señala ante un posible descenso de los viajeros del transporte urbano en la ciudad.
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