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«Tenía un paciente que me decía que menos mal que íbamos a pincharle porque son los únicos diez minutos que puedo hablar cara a cara con alguien», comenta Marcos Pastor. Este enfermero segoviano, que cumplirá 30 años en mayo, es de los ... veteranos en la batalla que se libra en el Hospital General contra el coronavirus. Desde el primer momento ha estado al pie del cañón y ha visto cómo el virus se hacía imparable. Tres semanas en primera línea de la contienda sanitaria, tiempo en el que ha aprendido a adaptarse día a día a la velocidad.
Coronavirus en Segovia
César Blanco Elipe
Lo que más acusa es el «desgaste emocional». Afirma que «las personas mueren solas y es una situación horrorosa». Es la expresión más cruel e inmesirocorde de la pandemia, lo que se queda grabado después de horas de máxima tensión y concentración para no perder más vidas. Cuando llega a casa «cuesta desconectar». Marcos Pastor ha estado en el grupo de trabajo que ha elaborado el protocolo de actuación, «Llegas y te sientas en el ordenador, hay actualizaciones diarias, lees información... Poca gente se abstrae». Marcos vive con su mujer. Piensa que «si estuviera solo estaría pensando que preferiría estar en el hospital». Se hace muy difícil escapar aunque te refugies en tu hogar porque «el bombardeo en la televisión, muchas veces con informaciones falsas, te quema». Él trata de 'huir' haciendo juegos de mesa o ejercicio. «Buscas cosas para no ver las noticias», añade.
Además, el cansancio físico se encarga de recordarle las horas de más que ha tenido que trabajar sin descanso. Insiste en el impacto que le supone «ver a la gente sola, es muy triste». Por eso, cuando la infección lo permite, intentan juntar a personas «para que se hagan compañía». Eso les transmite mucho ánimo, revela.
Echa la vista atrás a estas tres semanas en las que ha cambiado su función en el Hospital General. «Al principio llegaban poco a poco y la información iba a pizquitas; pero todos los días habían algo nuevo. Entonces no existía todavía una alarma generalizada, se daban recomendaciones básicas como lavarse las manos; pero son las mismas que para una gripe y que nadie o casi nadie cumplía».
Este gesto tan sencillo e higiénico «no lo hacía la gente de la calle, no se lo tomaba en serio», prosigue en su reflexión. El enfermero segoviano considera que «los españoles necesitan tener un problema delante para cumplir». Lo que pasa es que esta vez vino «de golpe». De la noche a la mañana el coronavirus se había adueñado del día a día y «se multiplican los pacientes». «La población no estaba preparada para afrontarlo, ni tampoco los hospitales, ni el Estado, ni las comunidades autónomas».
En Segovia, «el estallido de repente de la crisis pone el Hospital hasta arriba en una semana». «Es desbordante desde el punto de vista psicológico», incide el enfermero. «Todo ha cambiado y el personal es muy diferente». Han entrado refuerzos y el modo de atender a los pacientes de coronavirus ha impuesto otra forma de trabajar. «Ahora hay que planificar antes de empezar a trabajar y hay que pensar las cosas muy bien» antes de enfrentarse a la amenaza del contagio por tratar con pacientes que han dado positivo. Esta previsión tiene que ver también con «la escasez de material de protección, que de alguna manera hay que paliarla».
Los expertos
Doménico Chiappe
Los aplausos de cada tarde a las ocho en los balcones y ventanas, las sirenas de las policías o de los bomberos llegan y alimentan la moral del exhausto personal del Hospital General. «Son una bocanada de aire fresco para coger fuerzas», afirma. Lo que más valora es la institucionalización del reconocimiento a los profesionales sanitarios mediante esta liturgia «que va engordando». Él mismo, en su casa de Bernuy de Porreros, sale al ventana e incluso «saco linternas de colores».
«Más que héroes, es nuestro trabajo y en él está el asumir riesgos». Cuando todo esto pase, el enfermero segoviano solo espera que «no caiga en el olvido porque lo que está pasando sí es para tanto». Marcos confía en que la pandemia «sirva de lección para que todo el mundo esté preparado».
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