![Coronavirus en Segovia: El comercio de Cuéllar empieza a subir la persiana](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202005/12/media/cortadas/Imagen%20mariaeugenia-cuellar-kQPB-U1101412906988bG-624x385@El%20Norte.jpg)
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Mónica rico
Cuéllar
Martes, 12 de mayo 2020, 11:47
A lo largo de esta semana, algunos comercios de Cuéllar han ido abriendo sus puertas. Algunos lo hicieron ya el pasado lunes, con el inicio de la desescalada, aunque otros han decidido esperar unos días para conocer más claramente la normativa y ... preparar todas las medidas de seguridad. Hay quienes optaron por esperar a hoy en previsión de un paso a la fase 1 que, como ya se suponía, no ha llegado. Poco a poco, las calles de Cuéllar recuperan vida, aunque buena parte de comerciantes han decidido abrir solo por las mañanas para dar el servicio. Eso sí, siempre con cita previa y con medidas de seguridad e higiene ante el coronavirus. También algunos establecimientos hosteleros han optado por el servicio a domicilio, el único que pueden ofrecer por el momento.
Entre quienes han optado por el servicio a domicilio y de recogida se encuentra el caso del Restaurante Florida, que lleva desde 1959 recibiendo en sus instalaciones a cuellaranos y visitantes. Tras casi dos meses de parón, el pasado fin de semana sus responsables decidieron empezar a ofrecer el servicio, aprovechando la celebración del Día de la Madre. La respuesta fue muy buena, ya que repartieron más de un centenar de comidas, por lo que optaron por continuar, aunque de momento únicamente los fines de semana.
Coronavirus en Segovia
César Blanco Elipe
César Blanco Elipe
Una de las responsables del establecimiento, Raquel Casero, explica que «aunque no hay tanto tirón como para el Día de la Madre», el servicio se ha ofrecido para el sábado y el domingo, y a partir de este fin de semana se puede recoger en el restaurante –hasta ahora únicamente se servía a domicilio–. Y es que «hay que hacer algo», afirma Casero, porque «esto va a ser la ruina». En el restaurante Florida, además, son especialistas en bodas y celebraciones, y esta temporada se encuentran ya «con todos los eventos suspendidos». Se han cancelado todas las comuniones, además de todas las bodas de mayo y junio. En la mayoría de los caso, se han aplazado para el próximo año, mientras que en otros han aprovechado fechas libres en octubre y noviembre. Hay parejas que, de momento, mantienen su fecha en septiembre y octubre, pero «todavía están en el aire», explica Raquel, quien lamenta que «hemos perdido la temporada. Nosotros y todo el mundo, claro».
En su intento de retomar la actividad, este fin de semana han optado por ofrecer un menú en el que se puede elegir entre dos primeros, dos segundos y dos postres, con platos que habitualmente se pueden encontrar en su carta.
Cada semana recogen las peticiones hasta primera hora de la tarde del jueves, puesto que necesitan tiempo para realizar los pedidos, especialmente del pescado, que siempre es fresco. Para recoger la comida, dentro del restaurante se ha habilitado una zona, uno de los comedores pequeños con salida directa al jardín. Los vecinos acuden con cita previa y siempre con mascarilla y guantes, la misma protección que llevan los camareros y responsables que sirven la comida.
María Eugenia García nunca pierde la sonrisa, pero reconoce que los primeros días del confinamiento fueron malos porque «los proveedores siguen pasando las facturas y tú no ingresas». Lo primero que hace tras abrir las puertas de su tienda de moda infantil es desinfectar. Después van llegando los clientes, siempre con cita previa, y, en las medida de las posibilidades, no tocan la ropa. Es García quien enseña las prendas. Para cuando se quiere tocar el tejido y luego no se compra, ha adquirido una máquina de vapor para desinfectar la ropa y esta se retira después. Cuando el cliente abandona el local, se vuelve a desinfectar «el suelo, el mostrador, la puerta…todo», y se espera la llegada del próximo.
Llevar mascarilla o pantalla protectora se ha convertido casi en un ritual. Además, en cuanto llegan los clientes «les doy desinfectante para las manos, y sin mascarilla no puede entrar nadie». Además, ha implementado otras medidas de desinfección, y «a mediodía y por la noche ponemos un cañón de ozono que hemos comprado». Durante esta primera semana, sí que ha tenido bastantes citas y reconoce que está contenta al respecto, pero señala que las ventas se limitan a «todo sport», mientras que en las estanterías se encuentran colgada toda la ropa de vestir para los pequeños, debido a la cancelación de eventos. «Todo eso se pierde, pero es lo que nos ha tocado. Ahora luchar y que por nosotros no quede».
Deportes Giocco es uno de los comercios que abrió sus puertas el lunes, con cita previa, «y sí que hubo una muy buena respuesta». Algo que uno de sus responsables, Ángel Carlos Hernando, achaca a que «hemos estado mucho tiempo encerrados, confinados y teníamos ganas de salir y gastar un dinero que no nos habíamos gastado». Está agradecido por la respuesta de estos primeros días, pero hace hincapié en la incertidumbre, porque «no sabemos lo que va a pasar dentro de una semana y menos dentro de un mes. También porque el dinero se va a acabar y llegará la crisis económica».
Para acudir al establecimiento los clientes piden cita previa, se atiende de uno en uno y si hay alguien dentro, se espera en la puerta. Mascarilla, guantes y gel para desinfectar son imprescindibles, además de la limpieza de la tienda tres veces al día. Han invertido en una plancha de vapor para desinfectar las prendas y están buscando una máquina de rayos ultravioletas. «Seguimos buscando métodos para limpiar la ropa y el calzado», apunta Hernando, después de descartar el ozono, aunque sí están implementando otros métodos. Este comerciante reconoce encontrarse «con los nervios normales de que no sabes lo que puede ocurrir o dónde puede estar el virus, pero procuramos que dentro de la tienda, por lo menos, no esté. Durante estos primeros días se ha vendido «un poco de todo», pero sobre todo calzado deportivo.
Especiales coronavirus
Hernando señala que durante este tiempo el Ayuntamiento no se haya puesto en contacto con los comerciantes y que aún no se ha preparado ningún tipo de incentivo. A su juicio, las medidas tendrán que ir encaminadas «primero a ayudas a la hostelería, que lo van a pasar peor y lo tienen más complicado que nosotros». Espera que «nos ayuden a vender de alguna manera. Entre nosotros nos estamos ayudando bastante a través de redes sociales y creo que entre todos estamos creando una sinergia buena». Lamenta el momento en el que ha llegado la crisis sanitaria, puesto que el comercio cuellarano tenía «muy buena armonía» e incluso estaban preparando la posible puesta en marcha de una asociación, que espera poder retomar «cuando todo esto pase». Pero realmente le preocupa «lo que pase dentro de un mes. Los repuntes dan miedo y volver atrás sería una catástrofe», asegura.
El pasado miércoles abría sus puertas Moda Caprichos. Su responsable, Henar Fraile, afirma que el lunes le parecía muy precipitado, por lo que prefirió adecuar el local. «Me parecía que por lo menos un par de días tenía que estar trabajando, limpiando y desinfectando todo». Así, durante lunes y martes preparó todo lo necesario, pintó, desinfectó las instalaciones de su tienda con un producto que le han recomendado y ahora atiende con cita previa y con todas las medidas de seguridad posibles.
En la entrada ha instalado gel hidroalcohólico para las manos y cuenta con un gel desinfectante para que los clientes se pulvericen sobre el calzado y la ropa, el mismo que utiliza para desinfectar la ropa de su tienda. En el caso de que los clientes se la prueben, además de echar este producto la guarda 48 horas antes de volverlo a poner a la venta.
En la tienda ha instalado una mampara de protección en el mostrador. De los dos probadores con los que cuenta habitualmente, únicamente se podrá utilizar uno. También desinfecta varias veces al día tanto el suelo como los mostradores y todo lo susceptible de ser transmisor del virus.
Durante estos primeros días no ha habido mucha gente «porque tienen mucho miedo y te lo dicen», pero quienes han pasado por la tienda lo han hecho manteniendo las medidas, con mascarillas y guantes y pidiendo gel hidroalcohólico, En ese sentido, «están respondiendo muy bien», dice. «Entiendo que la gente tenga miedo y esté con recelo a salir y comprar, es lógico y natural», apunta Henar Fraile, por lo que está dando «todas las facilidades posibles», como reservar la prenda y que alguien pase a recogerla o llevarla a su casa. «Hemos hecho de todo para poder abrir nuestras puertas y luchar contra esto», asegura.
En estos momentos, los clientes están demandando la nueva temporada, la de verano, puesto que está haciendo calor, por lo que «la de primavera se ha quedado ahí». Lo mismo ocurre con los trajes y vestidos de ceremonia, que seguramente no podrá recuperar para septiembre u octubre «porque se demanda otro tipo de fiesta, con un poco de manga y otros tonos. En otoño cambia la tendencia y los colores, por lo que se nos va a quedar parada».
La tienda de golosinas Dulcitos cerró sus puertas cuando se decretó el estado de alarma y las volvió a abrir el pasado lunes. Entre tanto, los pequeños de Cuéllar pudieron disfrutar de una bolsa de chucherías de este popular establecimiento gracias a la Cofradía de Santa Águeda, que contó con Lorena García para repartir dulces entre los niños de la villa. El lunes volvieron a abrir sus puertas, con cita previa y pidiendo a los clientes que acudan con mascarilla y se pongan guantes. También han adquirido una cortina transparente en la zona del mostrador, aunque la previsión es incluir una pantalla. Mientras atiende, Lorena lleva una pantalla protectora, mascarilla y guantes.
A la tienda se debe entrar de uno en uno, pero al tratarse de un establecimiento con una gran cantidad de público infantil, se permite el acceso a un adulto con hasta tres niños, tal y como marca el estado de alarma en el horario permitido de salida de los más pequeños. Durante esta primera semana, el negocio ha arrancado «muy despacito. La gente tiene mucho miedo, así que la mayoría nos llama por teléfono o nos escribe por whatsapp para que les preparemos lo que quieren. Cuando está preparado, pasan y lo recogen directamente», explica García.
Dulcitos permanece abierto en horario de mañana y tarde, aunque no todos los comercios lo hacen, por lo que «se nota que hay más gente por la mañana, cuando hay más tiendas abiertas». Todo «está mucho más parado, pero es normal, si no se puede salir no se puede». En su caso, las mayores ventas las suelen tener en fin de semana, así que se encuentra a la expectativa. También ha notado un pequeño repunte a las 20:00 horas, momento de paseo y deporte para los adultos.
Además de las inversiones, desde Dulcitos han optado por reducir un poco el amplio catálogo de productos que tenían en la tienda, teniendo en cuenta que las ventas no serán como antes, aunque se han dejado referencias de todo tipo, para que los clientes puedan encontrar sus golosinas favoritas.
La libería-juguetería El País de Jauja ha abierto sus puertas únicamente bajo cita previa y con todas las precauciones para evitar la propagación del coronavirus. Atienden a un solo cliente cada vez y piden que se evite ir acompañado y esperar fuera si hay alguien en el interior de la tienda. Recomiendan el uso de mascarilla y mantener distancias.
Soledad Rico, una de sus responsables, explica que se limpian las instalaciones varias veces al día y cada vez que se va un cliente se desinfecta el mostrador, el datáfono, el ordenador…»todo aquello que se pueda tocar». Por el momento descartan incluir una mampara, «porque nuestra política es la de enseñar los productos, salir continuamente del mostrador». Ahora se mantiene la distancia de seguridad y los clientes «no tocan los productos, se los vamos enseñando». También durante estos días han recibido pedidos a través del teléfono o la página web, y han realizado reparto a domicilio, algo que seguirán haciendo las próximas semanas. «Hacemos reparto dentro de Cuéllar y si es fuera, se lo enviamos».
Los productos más demandados están siendo los puzles, la plastilina y la pintura de dedo, para los pequeños. Los adultos han pedido libros con los que pasar mejor el confinamiento. Soledad Rico espera que se pueda recobrar la normalidad «poco a poco». Cree que la gente «se va a concienciar y empezará a comprar más en el comercio local, de cercanía».
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