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Las inundaciones del último fin de semana han abierto las compuertas de un debate que brota cada vez que los enfurecidos caudales rebosan y se ... desbordan descontrolados, con la consiguiente cascada de incidencias. Los ayuntamientos de las zonas castigadas por la fuerza inusitada del agua respiran tras unas jornadas en vilo, con un ojo en las previsiones meteorológicas y en la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), y con otro en las defensas del pueblo. Todo lo que pueden hacer es prevenir, resistir y tratar de minimizar los daños.
En Coca, su alcalde, Fernando Aceves, asegura que, en este último episodio de riadas, el tramo del río Eresma que discurre a la altura de la villa «ha alcanzado la máxima crecida» de cuantas ha soportado a lo largo de la historia reciente. Por fortuna, «no ha afectado a viviendas». El nivel del cauce tendría que haberse disparado unos cien metros más para anegar el casco urbano.
Las que no se han librado son las márgenes: un merendero y tierras de labor han quedado a merced del agua. El alcalde caucense intuye que «va a pasar un tiempo hasta que el suelo filtre» las balsas que anegan esos terrenos de cultivo.
Fernando Aceves
Alcalde de Coca
Este regidor, al igual que muchos homólogos en la provincia de Segovia, se queja de la falta de mantenimiento de los cauces. También en la capital piensan que la Confederación Hidrográfica del Duero debería tener una mayor dedicación a la conservación de los ríos para evitar que, cuando sobreviene una crecida sostenida o una avenida súbita de los caudales, el peligro de inundaciones quede minimizado. La avenida tampoco tuvo piedad de la Casa de la Moneda, de los paseos de la Alameda del Parral y de la Fuencisla, ni del restaurante situado en el Real Ingenio. En el Ayuntamiento de la ciudad reconocen que la CHD se muestra «reticente» en muchas ocasiones a las propuestas para liberar de obstáculos el cauce.
Más municipios situados en entornos fluviales demandan a la confederación que asuma su responsabilidad en el mantenimiento de los ríos, «y que no solo la ejerza para sancionar y denunciar», se queja David de Santos. El alcalde de Mozoncillo matiza que esta vez «nos hemos librado» de las inundaciones.
David de Santos
Alcalde de Mozoncillo
En 2024 las sufrieron. «Suele haber crecidas cada diez, doce o quince años», comenta. Recuerda que la última vez «las alertas se quedaron cortas». Su amenaza es el arroyo que pasa por medio del pueblo. El peligro no es tanto la lluvia como el deshielo, añade. Hace unos meses, poco pudieron hacer: intentar frenar la entrada de agua en la ermita con arena y reforzar los laterales del arroyo para que anegara el menor número de viviendas posible. Al final, «cinco o seis» se vieron afectadas.
Los ríos Pirón y Arevalillo son los que riegan este entorno. Mozoncillo es una de las áreas inundables identificadas en la provincia. El 15,9% de sus casas -119 en total- están dentro del perímetro de riesgo. El alcalde es partidario de que la CHD permita intervenir al Consistorio en labores de conservación. Revela que han pedido autorización para hacer unas obras en un pequeño puente «a costa del Ayuntamiento». Ha pasado «más de un año y no hemos obtenido respuesta». «No tenemos medios suficientes ni dinero» para llevar a cabo la limpieza que requiere el cauce, agrega.
Inés Escudero
Alcaldesa de Cantimpalos
«La CHD no quiere que se meta maquinaria», arguye la alcaldesa de Cantimpalos, otra localidad que esta vez ha sorteado el azote de las riadas, aunque tiene muy presente las inundaciones de 2024. Inés Escudero coincide con otros colegas en que el organismo regulador ha de acondicionar los cauces para que la fuerza del agua no se desboque y entre en viviendas o establecimientos. «Nosotros queremos arreglar el arroyo, limpiarlo en el tramo entre puentes; pero la confederación nos lo ha denegado». La razón del ente estatal es que la obra planteada implicaba utilizar maquinaria pesada como excavadoras.
Escudero piensa que ya que no se hace cargo del mantenimiento, la CHD al menos debería facilitar a los ayuntamientos acometer ese saneamiento. En Cantimpalos, la idea «no es ejecutar toda la obra de golpe, sino que se haría por fases». La alternativa de que sean los operarios municipales los que retiren la maleza y las cañas que sobran en el cauce y que actúan de tapón en un supuesto desbordamiento es poco menos que inviable.
Gabriel Pérez
Alcalde de Carrascal del Río
Su homólogo de Coca se suma a las peticiones a la confederación. «Habrá 10.000 toneladas de madera amontonada, hacen falta camiones y camiones para retirarlas. Es imposible para un Ayuntamiento como el nuestro asumir la limpieza, ni hay personal, ni maquinaria», expone. A su juicio, es la CHD la que ha de liberar el fluir del río. «Si hay un vertido, me sancionan y me lo cobran», señala al deducir que si el organismo estatal posee la titularidad del cauce, entonces es el responsable de despejarlo y encauzarlo.
Carrascal del Río sí ha padecido las últimas riadas. Este fin de semana, Protección Civil tuvo que rescatar un vehículo y a la persona que estaba en su interior después de quedarse atrapado en un paraje inundado por el desbordamiento del Duratón. El alcalde, Gabriel Pérez, opina que si el curso hubiera estado despejado, no habría habido grandes problemas. «El cauce es de la CHD y no deja hacer nada», se reafirma. Pero si el Ayuntamiento interviene sin el permiso, se expone a la denuncia. Añade que en el órgano regulador abogan por que «cuanto más 'sucio', mejor; cuanta más maleza tenga, creen que el río correrá más despacio». Así, relegan el peligro de colapso.
Carmen Gómez Elices
Concejala de Valverde del Majano
Asimismo, demanda que se aclaren competencias. Pone el ejemplo de un sauce caído sobre el río. «Fuimos a pedir permiso para quitarlo, y no nos lo dieron. En la CHD dicen que la responsable es la empresa que explota el pantano [Burgomillodo]; pero la concesionaria dice que es cosa de la confederación porque está en el lecho del río». Al final, el árbol continúa sin ser retirado. «Ni comen ni dejan comer, da rabia e impotencia», concluye Pérez.
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Este pasado fin de se semana, el repentino desbordamiento del Milanillos en Valverde del Majano afectó al polígono Nicomedes García. El agua entró en la planta de Ontex, que reaccionó rápido evacuando al personal que trabajaba en esos momentos. La concejala de este Consistorio, Carmen Gómez Elices, coincide con los anteriores representantes municipales en que la confederación ha de dejar a los Ayuntamientos acometer la limpieza de los cauces.
Ese mantenimiento evitaría -según la edil- que se produjesen anegaciones como la del sábado por la noche. «En los ríos hay mucho obstáculo, por lo que el agua se acumula hasta que no puede más y la presión hace que salga de golpe», explica Gómez.
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