La manada, rodeada de caballistas, durante el último encierro de Cuéllar. M. R.

Cuéllar

Herido un hombre de 80 años tras caer de las talanqueras en el quinto encierro

Una de las cinco reses se desvió a la derecha en la parte baja del Embudo creando momentos de peligro

Mónica Rico

Cuéllar

Jueves, 29 de agosto 2024

Peligroso y complicado el quinto y último encierro del ciclo cuellarano, protagonizado por los astados de Cebada Gago. Ya desde el principio imprimieron su fuerza en el campo al adelantarse a los bueyes en los primeros metros del recorrido, a la salida de los corrales ... situados junto al puente segoviano y el río Cega.

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En este punto ya únicamente salieron cinco toros, pues tal y como se informó el pasado miércoles a los miembros del Consejo Sectorial de Fiestas, uno de los astados presentaba una nube en un ojo y un varetazo, por lo que no fue considerado apto para el encierro.

En general, el encierro en el recorrido por el campo estuvo marcado de forma especial por dos de los cinco toros. Uno castaño, que fue el último en entrar a la plaza, empleando más de veinte minutos en realizar el trayecto por las calles; y otro burraco, que antes del paso de Las Máquinas provocó arrancadas muy peligrosas a los caballos, según informó el alcalde de Cuéllar, Carlos Fraile. Posteriormente se integró correctamente en la manada.

En el tramo del pinar, el toro castaño tomó la delantera, dejó atrás la manada y pasó por Las Máquinas pocos minutos después de la salida de corrales. Varios minutos después le siguieron el resto de sus compañeros, cuatro toros y los bueyes encabestrados de manera correcta, según Fraile. Este castaño también ofreció numerosas complicaciones, llegando a estar incluso en las inmediaciones del túnel dos. Fue necesario que hasta el lugar se desplazasen varios mansos, que se encargaron de regresar hasta el túnel uno, donde se agrupó toda la manada.

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Pero las complicaciones no pararon en este punto. Aunque la manada cruzó el túnel de la autovía de forma agrupada y se paró a descansar -incluso se inició la marcha hacia las calles de Cuéllar al paso- en la bajada de Los Encaños los astados de Cebada Gago decidieron imprimir su fuerza, lanzando la carrera hacia las calles de la villa desde lo alto del Embudo varios minutos antes de lo previsto inicialmente.

Parecía que los cinco toros y seis cabestros iban a acceder a las calles, pero uno de los bravos permaneció algo alejado de la manada. Aunque realizó el descenso a buen ritmo, un toro sardo se desvió hacia la parte derecha en el tramo final del descenso del Embudo y se dirigió hacia una zona con mucho público. Se vivieron varios instantes de peligro y tensión aunque sin mayores consecuencias.

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El toro estuvo varios minutos merodeando por la parte trasera de unos bloques de pisos e intentó dirigirse hacia lo alto de la Cuesta del Castilviejo. Los jinetes pudieron reconducirlo junto a un grupo de mansos para llevarlo de nuevo a la parte alta del Embudo y conseguir desde ahí realizar el descenso y la entrada a las calles de este grupo. En ese punto, el alcalde de la villa reconoce que también se vivieron momentos muy complicados «porque había muchísimos vehículos cruzándose».

Ya en el tramo urbano, los cuatro primeros toros llegaron de forma más o menos agrupada con varios bueyes, aunque en pocos metros comenzaron a disgregarse. El toro castaño que ofreció problemas en el campo se quedó en cola y aunque adelantó a uno de sus hermanos en los primeros metros de la calle Resina, llegó a volverse y recorrer varios metros en sentido contrario, casi hasta el entronque con Camilo José Cela. Pudo regresar después por el camino habitual, pero deteniéndose en diversos puntos y derrotando en numerosas ocasiones contra las talanqueras.

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También derrotaron algunos de los otros astados, que llegaron a la parte final del recorrido muy disgregados, aunque con los dos primeros los corredores pudieron realizar alguna vistosa carrera. Así, en el tramo urbano se pudo ver una manada muy disgregada, también con arrancadas peligrosas para los corredores, que realizaron una gran labor para conducir a los bravos hasta la plaza de toros.

En la enfermería se atendió a hombre de 81 años que presentaba una fractura de cadera tras caer de una talanquera tras una de las arremetidas de los astados de Cebada Gago en la zona de la plaza de Los Coches.

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La Asociación Encierros de Cuéllar, en su informe diario, incluyen también como parte del encierro el baile de rueda, que ayer contó con once dulzaineros y dos tamborileros del grupo Castilviejo. Del mismo destacan el excepcional ambiente y que varios de los danzantes han vestido estos días camisetas en reconocimiento a este evento. Además, recuerdan que se trata de un acto sin organización oficial «pero con los mejores resultados».

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