Segovia

Dos heridos por asta de toro en la suelta del cuarto encierro de Cuéllar

El primer toro rápidamente se giró y continuó el camino con la manada, pero el segundo llegó a introducirse en un hueco entre dos coches que se encontraban apostados en la zona de la suelta, donde corneó a una persona y propició un varetazo a otra. Ambos fueron trasladados en ambulancia hasta la enfermería de la plaza de toros de la localidad, y posteriormente a centros hospitalarios.

La cirujana jefe de la enfermería del coso taurino de la villa, Marta Pérez, detalló que la cornada la sufrió un joven de 28 años, natural de Navacerrada. Fue una cornada en la cara anterior del muslo derecho que destrozó el vasto anterior del cuádriceps, que se operó en Cuéllar y se derivó al hospital para continuar los antibióticos endovenosos.

El segundo atendido fue el cortador de Palencia, Cristian Villegas, que sufrió un varetazo en el tórax derecho con fracturas costales asociadas. Fue enviado a un centro hospitalario para descartar hemoneumotórax.

Ambos fueron atendidos en la enfermería de la plaza de toros de la localidad y derivados a centros hospitalarios. El joven con la cornada fue operado en coso antes de enviarlo al hospital, para continuar con los antibióticos endovenosos, tal y como confirmó la cirujana jefe, Marta Pérez. Además, en la enfermería se atendieron distintas heridas por caídas en el encierro urbano.

Tras la cornada, el astado se volvió y continuó su camino, reintegrándose con la manada en unos segundos. Ya en el pinar, la manada volvió a partirse con uno de los toros, que ofreció algunos problemas al arrancarse contra los caballos. Algo después cruzaron dos toros más, y finalmente un grupo con los tres restantes, muy controlados por los caballistas, realizando el trayecto casi al paso, mientras que los otros tres dieron más problemas: uno de ellos rompía siempre hacia delante y los otros dos le seguían.

El alcalde de Cuéllar, Carlos Fraile, lamentó las complicaciones que hubo al intentar agrupar a los astados. Después de cruzar la carretera de Cantalejo, uno de los grupos se dirigió hacia la cuesta de Escarabajosa y hubo que desviar la manada por otro lugar. Tras un gran trabajo de los caballistas, se produjo la unión, justo antes de cruzar el túnel, lo que realizó toda la manada ya agrupada.

Los seis toros y diez cabestros realizaron un descanso y llegaron al Embudo al paso, propiciando una entrada a las calles que se produjo de manera casi agrupada, con los bravos adelantando a los mansos y dejando que los mozos pudieran disfrutar de muy buenas carreras, en ocasiones cogiendo incluso varios toros, pues la manada se fue alargando. Un último toro quedó descolgado casi desde el inicio, ofreciendo un ritmo más lento desde la calle Parras, por lo que fue dirigido a arrancadas y gracias a la colaboración de corredores y pastores.

Pese a las polémicas previas, los astados de Núñez del Cuvillo sirvieron para un encierro que no se lidió por la tarde. El alcalde insistió en la peligrosidad de la suelta desde los corrales, donde se produjeron los dos heridos. «Se sigue espantando y citando a la manada desde más arriba de la puerta, no por las personas que están en ella». La Asociación Encierros de Cuéllar advierte del riesgo: «Esperemos no tener que lamentar más incidentes en este sentido».

La Asociación señala la posibilidad de que en algunos tramos del recorrido urbano los pastores obstaculrizaran a los corredores y cortadores al ponerse por delante de los bravos, «cuando deberían colocarse detrás y dejar que sean los corredores quienes lleven el encierro desde delante».

Cuéllar vive hoy el quinto y último encierro, con toros de Cebada Gago. Solo se correrán cinco. Uno de ellos tiene una nube en un ojo y un varetazo y no es apto para el encierro.