Las almas del Carnaval de Segovia

Los niños se hacían hueco entre las piernas de los adultos. Asomaban la cabeza tímidamente para comprobar si aquel caos que se divisaba de vibrantes colores y música estridente empieza a moverse hacia esa trinchera ganada entre la multitud. Parapetados a un lado del pasillo humano, los pequeños disfrazados de héroes confirman a sus mayores que «¡ya vienen, ya vienen!» Parece que todo el gentío que bailaba con cierto desconcierto y desorganización al ritmo de las charangas más próximas se han puesto de acuerdo para desandar recorrido del desfile del Martes de Carnaval de Segovia.

Con la voz de aviso de los pequeños, los padres se hacen fuertes para que la prole disfrute en primera fila del cortejo. Al frente, abriendo el séquito, dos parejas de zancudos preludiaban desde sus alturas la llegada de las comparsas. Las bamboleantes danzas de máscaras de los artistas de Kull D'Sac han mostrado el camino de baldosas nada amarillas y de adoquines mojados por las lluvias caídas en las horas precedentes.

Los niños estiraban el cuello para alcanzar a ver a esos zancudos misteriosos, pero rápidamente los majos de estas fiestas han atraído su atención. Dos damas recién llegadas de Versalles, con motivos tan segovianos como el Alcázar o el Acuecucto en las ostentosas diademas y luciendo unos escotados y vaporosos vestidos rosas de época, posaban para el público que alababa los detalles de estos esmerados disfraces.

El retumbar de bombos y tambores de la batucada de Carbonero ha asustado un poco a los pequeños apostados a un lado del desfile. Se les ha pasado en cuanto los músicos les guiñaban el ojo buscando su complicidad y algún que otro paso al son del infalible 'carnaval, carnaval, carnaval te quiero'.

La Carraca y sus animales fantásticos y robóticos abrían el paso a las comparsas oficiales que reivindican con sus disfraces y sus cánticos una mayor implicación de los segovianos en estos actos. Ellos son el alma transgresora y desvergonzada de la fiesta, el corazón que bombea diversión y compromiso para que el Carnaval de Segovia siga sorprendiendo a niños y también a mayores. Tras ellos, la marea rosa de los Vacceos, que además en estas carnetolendas están de cumpleaños al soplar cuarenta velas. Batman, brujas, teletubbies, Neptuno, Mario Bros... todos en rosa. El intervalo musical de otra de las charangas saludaba a la expedición de La Semifusa adentrándose en una jungla de coquetos leopardos, pequeñas jirafas, simpáticos monos y bailongos tucanes, supervisados por los exploradores que capitaneaban el grupo.

Sin apenas respiro, los héroes menudos camuflados en el bosque de piernas levantaban sus manos para chocarlas con las que les ofrecían los cazafantasmas. Y es que los chicos de la comparsa de Apadefim se han enfundado los monos y han cargado el disparador nuclear de protones de alta capacidad para capturar a los ectoplasmas.

Otra ráfaga musical y la siguiente comparsa, la que debuta en este carnaval. El despliegue de chucherías y dulces de Villalpando Campando ha abierto el apetito de los más pequeños que, al paso del grupo, miraban con cara de no haber roto un plato a sus padres buscando la dulce recompensa. Otra charanga presentaba el álbum imaginario de personajes tenebrosos y malignos que desfilaba con el estandarte de Los Semaforitos. Lejos de atemorizar, Cruella, Drácula, el Joker, Bitelchus, Alex de 'La naranja mecánica' o el misterioso degollador de 'Scream', entre otros, han animado al público con sus bailes.

Cerraban el desfile los de la cooperativa Alcázar, otra ronda de pasteles y tartas apetitosas que ha pasado ante los pequeños que ya oteaban el final del cortejo que daba sus coletazos al son de la batucada camino de la Plaza Mayor, donde aguardaba el tradicional potaje carvanalero.

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