«Me dicen que les carga de moral saber que se van a subir a un coche limpio»

Aunque no deja de estar expuesto todos los días al coronavirus, ha decidido desde que empezó esta situación a aportar su granito de arena desinfectando vehículos que cada día se exponen al coronavirus y que pueden suponer un peligro para sus ocupantes. Todo ello de manera gratuita, ya que no puede entender que haya quien se lucre con esta situación que nos afecta a todos.

–¿Cómo surge esta iniciativa?

–Cuando empezó esta pandemia nosotros ya sabíamos que el oxígeno puro es uno de los mejores tratamientos para el desinfectado que se pueden hacer. Cuando se decretó el estado de alarma no podía meter en el local los coches de las naves y particulares por seguridad. Y entonces pensé que mejor que estar en casa sin hacer nada con las máquinas de ozono paradas tenía que arrimar el hombro y hacer un poco de labor social. Sobre todo para ayudar a la gente que está en la calle luchando cada día contra el virus: Policía Nacional, Guardia Civil, Taxis,…

–¿Y cómo te pones en contacto con estos colectivos?

–Pues al principio no sabía muy bien a quién dirigirme ni la aceptación que iba a tener y si era útil o no. Me puse en contacto con la Jefatura Superior de Policía, el cuartel de la Guardia Civil y la comandancia de Villares de la Reina, les dije que tenían este servicio las veces que quisieran y cuando quisieran. A partir de ahí ahora también me llegan coches de la Benemérita de Béjar y Ciudad Rodrigo, porque allí no tienen nadie que les pueda hacer este servicio. Así estuve una semana y cuando me iba a casa veía a los taxis y me preguntaba ¿cómo hace esa gente? y llamé a Radio Taxi y empecé a colaborar con ellos también.

–¿En qué consiste esta desintoxicación de los vehículos?

–El proceso ahora por seguridad lo hacemos en el exterior, no dentro del local como sería habitual. Lo que hacemos es meter un cañón de ozono, en la nave tenemos uno y lo hacemos cuando hacemos un tratamiento integral de un coche. Hacemos los asientos, los lavamos, los descontaminamos, … y así todo el coche y el último paso es el ozono. No podemos hacer este tratamiento íntegro al detalle porque en algo más de dos semanas han pasado por aquí más de 200 coches. Los coches los dejamos arrancados, con la temperatura del aire acondicionado al máximo, la velocidad del aire la ponen al máximo de temperatura y se pone la red de circulación pasando también por todo el sistema de ventilación del coche. Metemos la máquina de ozono. Nuestro cañón es muy pequeño, tarda unos 20 minutos en hacer un coche entero. Por suerte una empresa de aquí de Salamanca, Jamones y Embutidos hermanos Hoyos, tienen tres para su empresa y me han dejado un cañón con el que ellos descontaminan sus naves y con ese bajamos el proceso a 7 minutos.

–¿Quiénes son los que más solicitan este servicio que ofreces?

El mayor volumen de trabajo son coches de la Policía, Guardia Civil y Taxis. Ambulancias no hemos hecho todavía pero sí ha venido alguien de Sanidad la semana pasada porque se les han roto los cañones de ozono que usan ellos para desinfectar todo. También hemos hecho la limpieza de la furgoneta de Pyfano porque iban a cederla a los sanitarios para que fueran a las casas de los niños para poder hacerles allí las analíticas y que no tuvieran que salir de casa ni entrar en el hospital con el riesgo que conlleva. También la empresa que produce sofás que se ha reinventado estos días y está haciendo unas 200 máscaras al día y las manda a través de un amigo taxista. Le pasamos la máquina al coche y las máscaras, asegurándonos que salen descontaminadas porque no sabemos si en la producción han podido contaminarse por algún descuido.

–Una medida que es solo temporal hasta que se vuelven a exponer al peligro.

–Cuando nos traen los vehículos se lo decimos, el coche de aquí sale descontaminado. El problema es que, sobre todo Guardia Civil y Policía, como van por binomios y se cambian el coche no sabes en qué condiciones lo ha dejado el anterior. Cada servicio, dos servicios o fin de semana nos traen los coches y volvemos a meterle el ozono. Nos dicen que les carga de confianza y moral saber que se van a subir a un coche limpio de cualquier sustancia. La mayor tranquilidad se la llevan los taxistas porque hacen muchos viajes al hospital para recoger sanitarios que acaban de trabajar, enfermos que les dan el alta y también llevar a gente que se encuentra mal. Alguno ha llegado realmente angustiado por llevar a alguna persona tosiendo y vienen con miedo de pensar que tienen el virus en el taxi.

–Acabas una jornada intensa desinfectando tantos coches y ¿cómo vuelve Raúl a casa?

–Vuelves muy fastidiado porque tú no sabes realmente como regresas porque es algo que no se ve. Primero vuelves pensando en todas esas historias que te cuentan los conductores, uno no deja de ayudar escuchando a la gente que a veces necesitan un poco desahogarse. Es una de las partes reconfortantes de esto, no solo ayudando con la limpieza sino también con ese apoyo moral. Yo cuando salgo de aquí me limpio de arriba abajo, incluso con el cañón, pero en mi casa, tanto mi chica como yo, que trabajamos fuera, seguimos unos protocolos de seguridad. Dejamos la ropa en la puerta, limpiamos el calzado en una alfombra que tiene amoniaco y a la ducha. Vamos a hacer todo lo posible para que esto no entre en casa.