El Bernabéu blanquivioleta

Las voces del cuarto anfiteatro cantan a todo pulmón en el Bernabéu

Casi 600 aficionados blanquivioletas llenaron la grada visitante del Bernabéu, además de los que apoyaban al equipo que estaban inflitrados por el estadio. Algunos madridistas también parecían apoyar a los visitantes, pues llevaban la camiseta violeta, pero resultó ser la del Real Madrid de la temporada 2022/23.

La llegada del autobús pucelano no tuvo el mejor recibimiento, pues ya lo decía Esther, «nos gusta más en nuestro estadio, con las bengalas y todos recibiendo al equipo». Optimismo para el partido es lo que transmitía Lorenzo, pues hacía referencia a la clasificación de la liga: «Vamos por delante».

La ilusión de ir a ver a tu equipo a un estadio tan grande como el Bernabéu la tenían las pequeñas Manuela y María. Era su primera vez en el estadio del Real Madrid y a las hermanas se les notaba: «Estamos muy emocionadas». La voz de la experiencia la tenía José Carlos, que fue a ver «el partido de la goleada» y ya estaba curado de espanto.

A pesar de las 80 mil voces que llenaron el estadio, la afición blanquivioleta se hizo notar. A la hora de las alineaciones parecía que estaban en casa, pues los pucelanos apoyaban a los jugadores a medida que su nombre sonaba por todo el Bernabéu. Con los jugadores saliendo al terreno de juego, los del Real Valladolid cantaron a todo pulmón el «banderas blancas y violetas», mientras el himno madridista retumbaba por todo el estadio.

El partido comenzó y la afición blanquivioleta no estaba muy animada. El madridismo estaba totalmente volcado en el partido, además del debut de Mbappé con la camiseta blanca. Mientras que el partido iba avanzando, el Real Valladolid iba cogiendo ritmo, y la grada de animación blanquivioleta también.

Los pucelanos desde el rincón de la grada cantaban, con el abanico en una mano y la bufanda en la otra, el «¡Pucela, Pucela!» a medida que el Real Valladolid tenía oportunidades, pero también eran a los primeros que se les escuchaba cuando una falta no la pitaba el árbitro, y no ocurrió solo un par de veces.

El gol de Fede Valverde dejó paralizada a la afición blanquivioleta, pero las casi 600 voces que se escuchaban animando desde la esquina del cuarto anfiteatro valían como si todo el estadio fuera del Real Valladolid.

Raúl Moro saltó al terreno de juego en la segunda parte y para la afición blanquivioleta fue como si dios hubiese bajado al campo. Y es que ya lo dijo su novia antes de empezar el partido, «él muchas veces se encuentra mejor en la segunda parte». Además, orgullosa tras el gol en el primer partido, también fue positiva para este: «Está súper preparado y la pretemporada le ha ido súper bien. Pienso que hay esperanzas incluso de que hoy pueda meter un gol, porque si tú lo crees y te preparas, puedes conseguirlo», explicó Mariona.

La familia del jugador pucelano no quiso perderse el partido tampoco, el primero en el Bernabéu, y en el que estaban «nerviosos perdidos». La prima del jugador, Ángela Moro, tenía claro que era un «partido difícil», pero con una sonrisa decía que «siempre se puede».

El debut de Mbappé también estuvo presente en el estadio, pero a la grada visitante se la oyó cuando Boyomo le robó el balón al jugador francés o el 'paradón' que le hizo Hein. «¡A por ellos, oé!» cantaban los pucelanos en las jugadas decisivas buscando la posible remontada.

Los goles de Brahim y el de Endrick hicieron tocar fondo a la afición del Real Valladolid. Una afición orgullosa de su equipo que animó hasta acabar el partido desde la otra punta del estadio.