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El 23 de abril de 1854, apenas unas horas antes de su boda, Isabel Amelia Eugenia decidió no quedarse en la cama (desvelada por la emoción de la ceremonia cercana) y se escapó a una fiesta organizada por Maximiliano, su futuro cuñado. Ni que decir ... tiene que nadie la esperaba: la novia no podía dejarse ver en circuntancias así. Pero fue. Allí bebió absenta y descubrió la música de Listz, un recién llegado a la corte del imperio. Aquella noche, el musico tenía a su alrededor un nutrido grupo de damas, que suspiraban cada vez que uno de sus dedos se posaba sobre las teclas del piano. Emitía un acorde de do mayor y todo eran desmayos. Este pasaje (con toda seguridad ficticio, pero con una gran base de verdad) forma parte del segundo capítulo de 'La emperatriz', la serie de Netflix que es una de las propuestas de esta semana de planes para quedarse en casa.
Serie
Tal vez no les suene ese rimbobante nombre de pila de la protagonista de la serie, porque a Isabel Amelia Eugenia casi todo el mundo le llamaba Sisí. Con una ese. Solo una. Lo de las dos eses (Sissi) fue un invento de Hollywood para darle quizá más empaque a ese personaje melifluo y de larga cabellera que entre 1955 y 1957 interpretó Romy Schneider. A finales de los 50, y aún menor de edad, Schneider se convirtió en toda una estrella, como recuerda 'Romy, mujer libre', un documental de Lucie Caries estrenado este mismo año en Cannes.
Ahora, la figura de Sissí vuelve a las pantallas de la mano de Netflix. 'La emperatriz' es una serie de colores pastel y unos decorados mejores que el guion, que cuenta la historia de Isabel de Baviera. Lo mejor de los primeros capítulos es la banda sonora, aunque no siempre cumpla rigurosamente con los tiempos. En ese mismo segundo capítulo, Sissi y su futuro marido bailan en un salón de palacio al ritmo que marca el piano de Johann Strauss (con poblado bigote y pelos imposibles). De fondo suena el 'Vals del emperador'.
La boda se celebró en 1854, por lo que ese baile de la pareja tuvo que producirse antes de esa fecha. Sin embargo, Johann Strauss (hijo) no compuso el 'Vals del emperador' (Kaiser-Walzer) op. 437 hasta 1889, como recuerdo, no de esa boda, sino de la visita que el káiser Guillermo II de Alemania hizo a Francisco José I en Austria. Se estrenó en Berlín el 21 de octubre de 1889.
Pero, al margen de Strauss, volvamos a ese momento en el que Sissí, la víspera de su boda, se cuela en una fiesta donde un músico concita todas las miradas. Tal vez esa 'despedida de soltera' no existió como tal, pero lo que está claro es que la sociedad de la época estaba loquita por aquel compositor. Franz Listz, con su media melena, tenía auténticas legiones de groupies, mujeres que acudían a sus conciertos, le jaleaban y hasta le lanzaban sus joyas. Él, a cambio, arrojaba sus guantes y respondía desde el escenario, mientras tocaba el piano, con muecas, grititos y tarareos. Era un ídolo en toda regla. Si en la época existiera la revista 'Super-pop', se habría llevado más de una portada. Hoy tendría millones de seguidores de Instagram. Hay quien dice (las malas lenguas) que el propio compositor pagaba a algunas mujeres para que se colaran entre el público y se pelearan tras sus conciertos. Todo por aumentar su fama. En varios libros de música se refieren a este movimiento como la 'Listzmanía', un término acuñado por el poeta alemán Heinrich Heine.
Libro
De Elisabeth (de Baviera) a Elísabet (Benavent). La escritora de Gandía publicará el próximo día 10, en Suma de Letras, 'Los abrazos lentos', un libro que recopila «textos, reflexiones, poemas y sueños» escritos e imaginados durante los últimos cinco años. Benavent, una verdadera superventas, regresa así a las librerías meses después de entregar 'Todas las cosas que te diré mañana', que presentó en Valladolid en junio, con un encuentro-concierto en el Teatro Cervantes. La novela (desenfado, evasión, emociones y lenguaje sencillo y actual) cuenta la historia de Miranda, subdirectora de una revista de moda, y Tristán, abogado. +
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En torno a estos dos personajes se teje una trama de comedia románica con aires de 'Regreso al futuro' y el día de la marmota. Porque Miranda, desde un futuro de ruptura, despertará en el pasado para repasar las jornadas más decisivas de su relación. Y así, tiene una nueva oportunidad para vivir su historia con Tristán. Puede elegir entre hacer lo posible por no enamorarse (y evitar el dolor, pero también los momentos gozosos que vinieron después) o esforzarse para no cometer errores y que la cosa no acabe en la ruptura final.
Y ade
Además de estas propuestas, atravesadas por una evidente veta romántica, te recordamos, como todas las semanas, algunas de las recetas sugeridas por El Norte de Castilla, porque un buen plan para quedarse en casa puede ser también la preparación de una sabrosa comida.
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