«No sabíamos lo felices que éramos hasta que llegó esto»

«Ay, virgen santa. Se han equivocado. ¡Pero si yo estoy bien!», argumentaba Eulalia Macho, cuando le comunicaron que había dado positivo por covid-19 en la última prueba que le practicaron. «Así que cogí mis cosas y me fui a casa», rememora la auxiliar de la residencia de Nuestra Señora de las Mercedes de Carrión de los Condes, que lleva aislada desde la semana pasada. Convive con su marido, pero actualmente en distintas plantas. Uno está en el piso de abajo y otro en el de arriba. Incomunicados entre sí. «Teodoro tampoco puede ir a trabajar, él también está en aislamiento. A él aún no le han hecho la prueba. Yo pedí que se la hiciesen porque es persona de riesgo, pero me ha dicho el médico que se la harán cuando yo dé negativo», señala. Ayer mismo, cuando la llamaron del centro de salud de Carrión, le dijeron que pronto se la iban a repetir.

En total, hay entre ocho o diez trabajadoras contagiadas en ese centro de mayores. También ha habido muchos residentes que han dado positivo, alrededor de la treintena, con varios fallecimientos. «Cuando nos hicieron la prueba del dedo solo salieron dos residentes positivos, pero a la semana o así salieron muchos casos más. Ha habido algún fallecimiento, pero estaban anteriormente pachuchos», explica. «Desde el momento que supimos que tenían coronavirus se les aisló completamente», argumenta Eulalia Macho, que no trabajaba directamente en esa zona. «Yo no era de los que estaban con los casos positivos, no sé si lo habré cogido antes», señala.

«Al principio nos daban una mascarilla de vez en cuando, pero desde que comenzaron los casos tuvimos equipos de protección. Mascarillas, buzos, batas, pantallas... La verdad es que los equipos son bastante agobiantes», afirma.

Los días pasan sin síntomas claros de la covid-19. No ha tenido fiebre, ni los terribles dolores de cabeza que cuentan muchos. «Lo único que he tenido ha sido un poco de ahogo, pero nada más», afirma. Todos los días se toma la temperatura –varias veces–, como ya hacían en la propia residencia, tanto con los residentes como con los trabajadores, mañana y noche. Y también todos los días recibe la llamada del centro de salud de Carrión de los Condes para que les actualice su estado. ¿Fiebre?, ¿tos?, ¿malestar? Los médicos de atención primaria atienden a sus pacientes por teléfono, siempre que el estado de estos se lo permita, para conocer la evolución de la covid.

Lleva más de diez años trabajando en la residencia de Carrión y reconoce que le gusta mucho lo que hace. «Cuidar a gente mayor es algo que me gusta, que aunque haya mucho trabajo lo hago con agrado y salgo contenta de allí», reconoce desde su casa, donde echa de menos la labor que realiza. «No sabíamos lo felices que éramos hasta que ha llegado esta mierda», concluye.