Panadera por la mañana e 'instagramer' por la tarde
Cristina Panero ·
La joven palentina divide sus jornadas entre el negocio familiar y las clases de fitness que imparte de forma virtualSecciones
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Cristina Panero ·
La joven palentina divide sus jornadas entre el negocio familiar y las clases de fitness que imparte de forma virtualDel delantal a la mallas deportivas. Así son las jornadas de la joven palentina Cristina Panero durante el estado de alarma. Es su manera de combatir al coronavirus en tiempos de confinamiento. Su jornada empieza temprana en la panadería que regenta junto a su hermana, donde cumple con la labor esencial de la venta de productos de primera necesidad. Actividad que cambiaba por completo por la tarde, cuando cuelga el mandil para anudarse las zapatillas de hacer deporte. Sí, Cristina Panero, a través, principalmente de su Instagram, imparte diferentes clases de fitness para amenizar la cuarentena y fomentar el deporte en los hogares.
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Precisamente el día a día de Cristina tampoco ha variado mucho en tiempos de confinamiento. Aprobó el grado de Actividades Físicas y Deportivas (TAFAD) en el Victorio Macho y al poco empezó a dar clases en una localidad de la provincia de Palencia, mientras abría su negocio en el centro de la capital. «Mi pensamiento era seguir formándome por la rama de deporte, pero me decanté por compaginar ambas profesiones. Poco a poco me llamaron de más localidades, en las que practicaba el baile fitness y pilates», relata la joven palentina.
Y hasta que llegó el estado de alarma a mediados de marzo. La vida de todos cambió, aunque Panero apostó porque ese trastorno afectara lo menos posible en el día a día. «La idea surgió el 12 de marzo (dos días antes de que se decretara el primer estado de alarma). Ese día me avisaron de la cancelación de las clases y con la incertidumbre de no saber cuándo volveríamos. Como no habíamos finalizado el trimestre planteé de forma jocosa por los grupos de 'whatsapp' que tendríamos que darlas 'on line'. Esa afirmación me hizo replantear la idea y el primer día del estado de alarma, con una amiga, estudié la forma de llegar a todos mis alumnos. Enseguida vi que se iba a alargar el confinamiento, por lo que extendí las clases, no solo para mis alumnos, también para todo aquel que quisiera participar. Hasta las desescalada estaba una hora de lunes a viernes. Ahora estoy lunes, miércoles y viernes a las 19:00 horas», describe la joven.
La primera aplicación en la que impartió sus conocimientos fue 'skype', aunque abrió su abanico a programas como 'zoom', más intuitivo. «Con esa aplicación solamente tenía que pasar un enlace para que accedieran a las clases», puntualiza Panero, que quiso ir más allá y se lanzó de lleno con 'Instagram', la red social de las redes sociales. «En 'Instagram' tengo 1.600 seguidores y suelen conectarse de media al día unos 200, de los cuales no todos son constantes a hacer la hora entera. En la plataforma de 'zoom' se conectan unos 15, ya que optaron por este sistema al no tener 'Instagram'», continúa Cristina Panero.
Y de esta forma, la joven palentina, a través de su cuenta en 'Instagram' (@cristinapanmar), regala sus conocimientos hasta tres días a la semana. Sus bailes fitness llegan a todos los estilos, desde ritmos latinos hasta música urbana. Una cita que se amplía cuando descansa en la panadería, con clases de pilates a las 12:00 horas. «Siempre intento conectar con los alumnos, aunque sea a través de una pantalla. Les hago reír un poco, interactuamos para que se esfuercen, y todo esto con una sonrisa en la cara para transmitir un poco de alegría en estos tiempos tan duros», recalca panero, que cuenta con dos colaboradoras todos los días. «No me puedo olvidar que tengo a mis dos asistentas por detrás que son mi madre y mi hermana (también es profesora de danza urbana), que me ofrecen una mayor energía en cada clase para que llegue detrás de la pantalla ese ambiente familiar que existe siempre en mis clases», prosigue.
Y lo consigue cada día al otro lado del móvil y en el garaje de su vivienda. «Busco que nadie se desmotive en sus casas, que no acojan al sedentarismo ni bajen la guardia, además de desconectar de sus nuevas rutinas. Asimismo, me obligo a mantenerme en forma tanto físicamente como psicológicamente que en estos casos tiene un gran papel la salud mental frente a la física», detalla Panero, quien ya ha tenido sus primeras recompensas en forma de mensajes optimistas. «Todos los días me llegan comentarios de agradecimiento por hacerlos levantar del sofá, por hacer más amenos los días y evadirse de todos los problemas. Los primeros días tenía las emociones a flor de piel por todos los mensajes que recibía. Eso me dio todavía más fuerzas y más ganas para seguir con ello. Como forma de agradecimiento hago un vídeo semanal con la recopilación de vídeos y fotos que me pasan todos los alumnos recibiendo estas clases. Uno de estos días me mandaron un vídeo donde salían todos mis amigos hablando cada uno de ellos 30 segundos diciéndome lo importante que son mis clases para la gente y que no me desanimara que lo que estaba haciendo era una labor muy bonita», concluye Cristina Panero.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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