El epicentro de la tularemia, en Palencia

Sí. Fuentes de Nava está siendo el epicentro de la tularemia en Palencia. El nombre de esta localidad palentina de 700 habitantes no aparece en ninguna información de la Junta de Castilla y León cada vez que se amplía el número de afectados por esta enfermedad transmitida por los topillos. ¿Y por qué no aparece Fuentes de Nava por ningún documento? Simple y llanamente porque la institución regional ofrece estas estadísticas a través de las zonas básicas de salud. De esta forma, Paredes de Nava engloba a municipios como Fuentes de Nava, lo que ha propiciado que esta zona de salud sume ya 11 casos confirmados, de los que cinco son del municipio vecino de Fuentes de Nava.

Con estos datos, los cincos afectados por tularemia (Enrique García, Rafael Santiago, Valentina Santos, Javier Díez y Samuel Tadeo) y otros vecinos que se encuentran en estudio como Javier Martín atienden a la llamada de El Norte de Castilla para analizar los porqués de una situación que les ha tenido en cama durante varios días. Han compartido síntomas y ahora comentan las posibles secuelas de una enfermedad que ha sido contagiada por vivir en una zona rural. Durante el último mes, la tularemia ha centrado el grueso de sus conversaciones, ya sea en el bar o en el campo, ese espacio que les da de comer y que les ha obligado a parar durante unos días por la plaga de topillos que padece la provincia.

Esas charlas distendidas las desarrollan ahora juntos y piden, sobre todo, que les escuchen para poner fin a una situación que ha creado incertidumbre en la localidad. Había preocupación, que, con el paso de los días, se ha ido disipando. Ya no ven tantos topillos muertos por el campo, pero las madrigueras siguen presentes, por lo que la calma tensa se ha instalado en los vecinos de Tierra de Campos.

«Aún tengo dolores en las articulaciones», relata ayer Enrique García, el primer afectado por tularemia en la provincia. Ese fue el primer caso que confirmó la Junta de Castilla y León, aunque bien podría haber sido el de Valentina Santos, que lleva dos meses con diferentes tratamientos. Llevo con una especie de grano en el ojo desde que noté los primeros síntomas. Me molestaba y lo primero que me dijeron es que tenía diverticulitis. He llegado a perder cinco kilos en estos dos meses, aunque ya estoy mejor. Aún así me encuentro muy cansada», relata Santos, que a diferencia del resto no es agricultora, aunque suele dar paseos en bicicleta por los entornos de Fuentes de Nava. «Hace semanas veía miles de topillos muertos con sus moscas encima de ellos», continúa Santos. «Es como si tuviera agujetas constantemente», afirma Rafael Santiago.

El caso de este agricultor es curioso porque tuvo que acudir al centro de salud en varias ocasiones. «Empecé con unas décimas y terminé alcanzando los 38 grados de fiebre. Fue ahí cuando me empezaron a poner el tratamiento de la tularemia. El primer día que fui al médico ya avisé de que podía tener esta enfermedad. Me dijeron que tenía psicosis a lo que contesté que no tenía psicosis, pero sí fiebre. Al día siguiente volví al médico y me dijeron que no iban a hacer análisis a todos los que presentaban décimas de fiebre. Nos decían que íbamos a colapsar el sistema», resume Santiago.

Junto a ellos se encuentra también Javier Martín, aunque no aparece en la lista de casos confirmados, este hombre de 71 años ha padecido los mismos síntomas, aunque ya hace su vida normal, al igual que su sobrino Alfonso, que el jueves irá al centro de salud para que le repitan los análisis clínicos para ver si ha sufrido los efectos de la tularemia. Estos casos son dos de los 28 que se encuentran en estudio por parte de la Red de Vigilancia Epidemiológica, que podría elevar la cifra de afectados en los próximos días.

Aunque no aparezca en las fotos, Samuel Tadeo también es uno de los afectados por la tularemia y lamenta los perjuicios sanitarios y económicos. «La sequía y los topillos han afectado a mi cosecha. Es nuestro riesgo, por eso no entiendo cómo la Junta no tomó medidas preventivas. Si en octubre hubieran limpiado cunetas, ahora estaríamos hablando de otra situación», lamenta Tadeo, que, al igual que García, lanza la hipótesis de que la Laguna de la Nava ha sido la causante de esta crisis agrícola y sanitaria. «Hay algunos que dicen que los ecologistas han soltado los topillos para las aves. No sabemos si será verdad», manifiestan en diferentes momentos los dos agricultores.

Por esto, los afectados por tularemia y las personas que siguen en estudio lanzan un mensaje a las administraciones para que no se queden paradas. «Estamos abandonados. Mucho dicen del mundo rural, pero luego no se preocupan y nos dan de lado», señalan prácticamente al unísono. «Cuando esté recuperada totalmente, iré a Palencia para que esto no se quede así, aunque no sepa a quién me tenga que dirigir. He estado bastante mal», concluyó Santos.

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