Es un emblema de la gastronomía palentina, uno de los templos del buen yantar en la capital, un fijo en el recorrido por los bares para tapear y uno de los restaurantes con mejor vitola para compartir mesa y platos. Pero la pandemia de la ... covid y la asfixia económica que ha supuesto para la hostelería de todo el país no le ha sido ajena al restaurante Lucio, ubicado en la calle Don Sancho, que se ve abocado al cierre del negocio después de 32 años de continuo servicio, 26 de ellos en el local propiedad del Casino de Palencia y los seis restantes, en el establecimiento ubicado justo enfrente. La difícil situación por por el cierre obligado durante el confinamiento y las sucesivas medidas restrictivas de apertura durante las oleadas de la covid han acabado por abocar a bajar la verja de forma definitiva del establecimiento a Borja Pastor, hijo de Lucio, quien se jubiló hace un par de años (tiene 67) pero que continuaba dejándose ver por el negocio para ayudar en él con la experiencia de sus 50 años en la hostelería.
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«El cierre es definitivo, a ver si puedo traspasarlo antes del día 27, que concluyen los ERTE para el personal. Si no es así, tendré que liquidar a los empleados», hacía hincapié ayer Lucio Pastor, que achaca a la pandemia y a sus terribles consecuencias para los hosteleros el cierre del local (desde el pasado día 13 de octubre con un cartel de cerrado por vacaciones).
Cierre de bares y restaurantes
«Tanto tiempo sin funcionar y pagando una renta tan alta, que el propietario del local no accede a rebajar, no es sostenible. Borja lo tiene claro, quiere coger algo más pequeño para él y yo llevo muchos años ya en esto y quiero disfrutar de mi jubilación», hace hincapié Lucio Pastor, que incide además en cómo «no se encuentran ya profesionales de la hostelería, y no poder dar buen servicio es algo que me supera».
Ubicado en los bajos del Casino, en la calle Don Sancho, desde 1989, el restaurante Casa Lucio se convirtió en uno de los referentes de la cocina de Palencia, en la que los guisos y asados tradicionales se conjugaban continuamente con las nuevas creaciones surgidas de la imaginación de su propietario, Lucio Pastor, y, en los últimos años también de su hijo Borja.
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Tras dejar ese local en los bajos del Casino y subir la verja de su nuevo negocio justo enfrente en 2015, la familia Pastor no quiso ceñirse únicamente al concepto de restaurante tradicional y se abrió también a esa nueva cocina en miniatura con la denominación de gastrobar.
El objetivo era disponer de más espacio para potenciar la oferta de platos elaborados de picoteo en la zona de la barra sin perder la esencia del restaurante clásico, que se ha mantenido en el comedor interior hasta que la pandemia ha dado al traste con el proyecto.
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