«Estamos cansados, inseguros y con mucho miedo»

Uno de los lugares en los que se han utilizado las mascarillas que no cumplían con la normativa europea es la Residencia de Mayores Puente de Hierro de Palencia, donde los trabajadores esperan que el hecho de haber trabajado con este material no incremente el número de contagios de covid-19 entre los usuarios y los empleados. Rosario Quijada es una de las trece enfermeras que trabajan en esta residencia y asegura que han estado trabajando con ese equipo de protección hasta el viernes. «Nos enteramos por la prensa el día 8, y ese mismo día he estado usando una de esas mascarillas. A lo largo de la mañana nadie nos dijo que no eran válidas. Justo ese día se acabaron y llegaron al día siguiente otro tipo de mascarillas», explica.

Se desconoce por el momento si haber usado este tipo de mascarillas incrementará los contagios entre los profesionales y los pacientes, pero lo que sí se sabe es que este problema ha añadido una enorme dosis de desconfianza entre los profesionales que trabajan en primera línea. «Si piensas que la mascarilla te cubre, te quedas tranquilo porque sabes que te va a proteger. Conocer esto lo que te genera es una gran inseguridad y un miedo que no se puede describir con palabras. Estamos cansados, inseguros y con mucho miedo porque estamos viviendo una situación muy complicada y cada día hay un problema nuevo. Un día son las batas, al siguiente son las mascarillas y no sabemos qué va a ser lo siguiente», incide Quijada.

El trabajo que desarrollan los sanitarios exige una enorme responsabilidad y eso es lo que precisamente reclaman los profesionales a los encargados de comprar y suministrar los equipos de protección con los que trabajan a diario. «Entiendo que la situación es difícil y cambiante. Creo que de una vez por todas se deben plantear en serio que todo el material que se suministra a los centros tiene que estar comprobado con antelación. No sé si eso lleva mucho o poco tiempo, si es más costoso o menos, pero no se puede dar una partida de tantísimas mascarillas sin garantía de que sirven para proteger a los profesionales», apostilla esta enfermera, que solicita que la administración escuche a las personas que trabajan cara a cara contra el virus. «Sé que esto no se ha hecho de forma consciente, pero solo podemos pedir que se compruebe el material que se ofrece a los profesionales. No tienen que correr tanto para decir que esto se ha pasado ya y que vamos hacia delante. La administración no comunica nada, no sabemos dónde quedan las informaciones y creemos que deberían escuchar un poco más a los profesionales, que no lo hacen», sentencia.

El uso de material inadecuado es especialmente peligroso en una residencia de mayores y la enfermera Quijada recalca que lo que se está viviendo en estos centros es muy duro, y que problemas añadidos como este son acogidos con mucho desasosiego por aquellos que ponen toda sus profesionalidad al servicio de los mayores. «Nosotros trabajamos con personas especialmente vulnerables por su situación. Son gente mayor y la mayoría tiene diferentes patologías que requieren una serie de atenciones. Tú no puedes entrar a una habitación con miedo o no acercarte al paciente. No les puedes dedicar a los mayores la sonrisa que se merecen detrás de una pantalla y una mascarilla, pero de alguna manera tienes que manifestar que estás ahí para ayudarles en un momento tan difícil como este. Están aislados, no tienen contacto con sus familias, no pueden salir de sus habitaciones y la situación se les hace muy difícil. Tienes que entrar a trabajar con una coraza y, aunque nuestra profesión nos encanta, es muy complicado sobrellevar todo lo que está sucediendo», recalca.