El nido de avispa asiática, a ras de suelo y oculto bajo zarzas entre Villoldo y Manquillos.

La avispa asiática ya anida en Tierra de Campos

Entre Villoldo y Manquillos, en Palencia, se ha encontrado un nido de esta especie invasora, que avanza hacia el sur

Marco Alonso

Valladolid

Domingo, 11 de octubre 2020, 08:58

Los expertos llevan años anunciando que la expansión de la avispa asiática (vespa velutina) es prácticamente imposible de frenar desde su llegada a Europa en 2004 por el puerto de Burdeos en un cargamento. Este insecto, letal para las colmenas de abejas, se está extendiendo ... del norte al centro de la provincia y ya ha comenzado a anidar en Tierra de Campos, tal y como corrobora Daniel de la Cruz, un apicultor de Villoldo que colabora con la Junta de Castilla y León en la detección de esta especie invasora a través de sistemas de trampeo.

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El año pasado la Junta informó de que se había capturado un ejemplar en Perales y desde ese momento Daniel de la Cruz comenzó a pensar que esta especie podía llegar a su colmenar por proximidad geográfica. «Nos pusimos en contacto con la Junta y les dijimos que si había inconveniente en que nosotros colaborásemos en el trampeo. Nos dijeron que no había ningún problema, nos proporcionaron la trampa, el líquido atrayente y nos dieron las instrucciones de lo que teníamos que hacer. Pusimos la trampa a mediados de mayo, la revisamos cada quince días y en agosto vimos que había tres velutinas», explica este apicultor, que comenzó a preocuparse por su colmenar al encontrar avispas asiáticas en una zona cercana a la que sus abejas recolectan el polen con el que hacen su miel.

La preocupación se intensificó hasta convertirse en angustia cuando Daniel vio cómo las avispas asiáticas comenzaron a atacar a su colmenar. Esta especie mata a las abejas con un golpe de mandíbula y las trocea para poder transportarlas hasta el nido, donde alimenta a sus larvas con un número de entre 25 a 50 ejemplares al día, lo que supone un auténtico desastre para los apicultores.

Aunque los adultos se alimentan de néctar o frutas, cuando llega la fase de alimentar a las larvas, las obreras utilizan una dieta carnívora, atacando a las abejas y provocando en muchas ocasiones destrozos tremendos en las colmenas. Muchas veces matan y trocean más de las que pueden transportar. En esto se diferencian del avispón nativo, que a veces también ataca a las abejas, pero solo en la cantidad que necesita para alimentar a sus larvas. Y con esta información muy presente, Daniel inició la búsqueda del nido de vespa velutina en el que sus abejas se convertían en alimento para larvas.

Estas avispas fabrican nidos esféricos que suelen ubicar en las copas de los árboles, pero en esta ocasión el avispero estaba entre Villoldo y Manquillos del Río en una zona muy poco habitual para esta especie. «Estaba metido en unas zarzas, a ras del suelo. Generalmente suelen estar a gran altura, pero este sorprendentemente estaba ahí. Pensamos que lo instalaron para protegerse contra el viento y el frío, que quizá en otras comunidades no son tan fuertes como aquí», explica este apicultor aficionado, que sabe bien que la presencia de estos insectos es todo un riesgo para la miel que cada año elabora para autoconsumo, aunque por ahora asegura que la incidencia de esta especie invasora no ha sido significativa. «Por ahora no he notado aparentemente una disminución importante de actividad. No sé si porque el tamaño del nido era pequeño y la presión de las avispas no era muy alta. Posiblemente no haya aún la población de velutinas que hay en otras zonas», apunta Daniel, que teme que el problema aumente en el futuro.

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